Capitulo 40

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Me equivoqué.

La policía ingresando en la fiesta era lo único que le faltaba a mi noche.

Salí de la casa junto a Lucy en cuanto el grito de algún tipo nos alertó. Quise llevar a Camila conmigo, pero ella corrió en dirección contraria. No sabía si había logrado escapar pero estaba segura de que si no lo hacía, su padre no iría por ella a la comisaría.

Dejé a Lucy en mi auto y mientras regresaba, pude ver a Dinah, Arin y Normani subirse al auto de un amigo para marcharse.

Eso hizo que apresurara el paso en busca de la pequeña. Al ingresar, la vi caminando hacia la valla trasera con intenciones de saltar. No sé a dónde la llevaría eso, pero no planeaba dejarla ahí.

-Ven conmigo.- dije tomando su mano para volver en dirección contraria.

-La policía está ahí. No podemos volver.- me detuvo a mitad de camino.

-Confía en mí.- pedí mirándola a los ojos.

Después de lograr salir de esa casa, caminamos hasta mi auto, en el que Lucy esperaba dentro.

-Te estabas tardando.- dijo mirándome desde los asientos traseros.

Lucy intentó hacerle platica a Camila durante todo el viaje, pero al parecer la pequeña no tenía la intención de prestarle atención. Sonreí por lo seria que lucía. Y lo loca que se puso cuando le dije que iríamos a casa de mi amiga antes que la suya.

-Fue una noche para recordar.- murmuró Lucy cuando parqueé frente a su casa.- Gracias por traerme a casa, mi amor.- mi sonrisa se hizo más grande. Sabía que intentaba molestar a Camila. Salí con Lucy hace poco tiempo y nuestra relación duro varios meses, pero las cosas terminaron y nuestra relación volvió a ser igual o mejor que antes. Se metió entre los asientos para dejar un beso en mi mejilla. -Me divertí mucho, escríbeme cuando llegues a casa.-

-¿Podemos irnos?- preguntó fastidiada cuando Lucy bajó del auto.

Esta vez no pude reprimir una enorme sonrisa en mi rostro.

Iba a hablar pero un suave golpe en el vidrio llamo nuestra atención. De inmediato bajé la ventana.

-¿Olvidas algo?- le pregunté.

-Olvidé presentarme.-  Lucy se dirigía a Camila.-Hola, soy Lucy Vives, mejor amiga de Lauren.- me reí. – No me odies, no soy su novia.- esta vez Lucy acompañó mi risa y aunque intenté evitarlo, nunca sentí más ternura por la pequeña a mi lado.

-Así que… ¿ella es tu mejor amiga?- preguntó cuando volví a poner el auto en marcha.

-¿Creías que era mi novia?- tenía una sonrisa divertida imposible de borrar.

-Si.- respondí segura.- entraste con ella de la mano. ¿Eso no hacen las parejas?-

-Tal vez, pero conozco a Lucy desde que tengo memoria. Hacer esas cosas es tan normal en nosotras.- sabía que no debía mentir. Pero era ridículo explicarle que hubo algo entre nosotras cuando ella estuvo ausente. Una historia ridícula de contar.- ¿Así que me viste llegar?- cambié el tema de conversación.

Cuando llegué a su casa, estacioné el auto y empezamos a hablar pero en algún momento su mirada se quedó fija en mis ojos. No entendía que miraba pero se quedó perdida por un momento.

-Te conozco.- murmuró y mi corazón latió desenfrenado.

-¿Lo haces?- pregunté sorprendida.

De repente miles de fuegos artificiales fueron lanzados al aire desde los jardines traseros de todas las casas. Miré hacia la ventana y luego miré la hora en mi móvil.

-Feliz año nuevo, Camila.- dije sonriendo. Ella no parecía escucharme y tomó mi rostro entre sus manos para obligarme a mirarla.

-Tus ojos.- aseguró.- He visto tú mirada antes, pero no logro recordar por qué.-

-Creo que me confundes con alguien más.- corregí con calma, aunque por dentro me estaba muriendo porque me recordara.

-No, yo no…-

-Ya debo irme.- Sabía que no lo haría.
Ella no iba a recordarme.

Aparté sus manos de mi rostro y encendí de nueva cuenta el vehículo.

-¿Por qué te conozco?-

-No nos conocemos.- aseguré.- Ya es tarde, debes entrar…-

-Yo te conozco.- volvió a insistir.- la forma en que me miras, lo haces tan… familiar.-

-Lo siento, jamás nos…-  empezaba a perder la paciencia. Me estaba lastimando.

-Lo supe en el primer momento en el que te vi.-

-Camila…-

-Sé que te conozco pero…-

-¡Camz, basta!- estallé enojada, sin detener mis palabras. Ella dejó de hablar.

-¿Camz?- preguntó confundida.

¡Mierda! No debía llamarla así y tratarla de esa manera.

-Lo siento, no quise gritarte.- me disculpé de inmediato. Me miró un momento.

-Gracias por traerme.- dijo mientras se retiraba el cinturón de seguridad.

-Camila…-

-Que tengas linda noche, Lauren.- terminó antes de salir del auto y dirigirse con rapidez a su casa.

¡Mierda! Grité antes de colocar mi cabeza en el volante.

Volví a casa arrepintiéndome de esta estúpida noche.

Al día siguiente, vi a Dinah en el trabajo y no tardé en empezar el interrogatorio.

-¿Con quién te marchaste ayer?-

-Con Arin.- respondió con obviedad mientras regresaba a la cocina.

-¿Lo dices en serio? Porque podría jurar que era Normani la que subía al auto con ustedes.-

Ella me miró pero no parecía encontrar las palabras necesarias para justificarse.

-¿Eso es todo? ¿No vas a seguir mintiéndome? Porque podrías decirme que no era ella y…-

-Era ella.- cortó de inmediato.

-Esto me confunde un poco.- dije preparado la orden de un cliente.- Creí que teníamos prohibido acercarnos a ellas a menos de que se tratara de una broma.-

-Está prohibido- me lo recordó con seriedad.

-Bueno, estabas ayudándola a salir de ahí.- dije elevando los hombros.- ¿Cómo podría considerar eso como una broma?-

-No era yo quien la ayudaba.- comentó dejando el café sobre la mesa para acercarse a mí.- el idiota de Arin fue por ella en cuanto la policía llegó. Creo que aun siente algo por Normani.- terminó girando los ojos.

Sabía que durante nuestra amistad, Normani y el primo de Dinah salieron por un tiempo pero cuando el accidente sucedió, las cosas se complicaron y Arin no podía salir con ella, sabiendo que Normani evitaba contacto con nosotras. Dinah se lo recriminaba constantemente. Creo que fue la presión de la polinesa lo que causó su ruptura.

-No fui yo su ángel guardián.- dijo con sarcasmo. Volvió a tomar el café y se dirigió a la salida de la cocina.- No lo olvides, Lauren. – Llamó mi atención.- es mejor que nos mantengamos lejos de ellas.-

Cuando volvimos a verlas, mi estado de ánimo volvía a rondar en la “depresión” fueron las palabras de mi terapeuta cuando le conté lo sucedido. Su consejo fue mantener distancia con Camila y continuar con mi vida. Según ella, su presencia solo arruinaría meses y meses de terapia. No estaba de acuerdo pero Dinah pensaba lo mismo. Sabía que ella intentaba cuidarme pero no podía evitarlo. No podía dejar de verla.

Mentirle nunca fue mi especialidad pero creía que era lo correcto si quería lograr lo que sea que buscaba al hablar con Camila.

En realidad ya no sabía que buscaba.

Mi cabeza era un jodido lio por culpa de la pequeña.

Te deje ir (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora