Capitulo 23

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-¿Estas nerviosa?- preguntó mientas tomaba mi mano.

Nerviosa no era una palabra que lograba describir mi estado actual. Me sentía ansiosa, asustada  y temerosa de lo que sucedería en cuanto cruce la puerta.

-Un poco.- mentí forzando una pequeña sonrisa.

-No tenemos que hacerlo ahora, amor.- dijo comprensiva. Sonreí por no obligarme a hacer algo de lo que estaba increíblemente aterrada pero tenía que hacerlo. No quería huir y demostrarle que no estaba comprometida en esta relación.

-Quiero hacerlo, bebé.-

-Si te sientes incomoda, solo dilo y saldremos de ahí de…- la besé, no solo para terminar sus palabras, si no para darle la seguridad de que yo la apoyaba.

-Estoy lista.- susurré contra sus labios.

No lo estaba.

Nunca antes había conocido a los padres de alguna novia. No tenia ni la menor idea de lo que debía hacer o decir. Aumentando el hecho de que los padres de Camila no sabían que su hija salía con una chica. Específicamente conmigo. Estaba asustada pero no iba a dejar que mi novia lo notase.

-Debemos entrar.- susurró caminando hacia la puerta. Solté su mano y me quede de pie, tomando tres respiraciones profundas antes de seguirla.

Sus padres estaban en la sala así que caminamos hacia ellos para saludarlos.

-Buenas noches, señor y señora Cabello.- saludé estrechando sus manos. -Hola, bonita.- saludé con una pequeña sonrisa a una hermosa niña junto a ellos. Sabía que era la hermanita de Camila y que se llamaba Sofía. No recibí una contestación por su parte pero si un ligero sonrojo en sus mejillas mientras me miraba. Era igual de tierna que su hermana.

-¿Lauren?- preguntó el hombre sorprendido. -No esperaba que fueras tú la nueva amiga de mi hija.- había un tono de sorpresa y desaprobación en su voz.

Nunca fui digna de su agrado ni él del mío. Nuestros encuentros eran exclusivos en eventos y reuniones y todos por culpa de mi padre y sus negocios.

-También me alegro de verlo, señor Cabello.– sonreí con sarcasmo.

-¿Cómo están tus padres?- esta vez fue su madre quién habló.

-Muy bien, les envían saludos.-

Sentía la mirada penetrante y acusadora del hombre sobre mí.

La verdad era que su padre, al ser socio de mi padre, estaba al tanto de todos los rumores y escándalos que rodeaba a mi familia. Para el señor Cabello, no había nada más importante que la buena imagen y la seriedad con la que una familia se presentaba ante sociedad. Era lógico que el hombre me detestara por el hecho de encabezar en todos los periódicos de la cuidad por “Allanamiento a propiedad privada”.

En mi defensa, Miller retó a Mathew para que ingresara al colegio en busca de unas entradas que había dejado en su casillero. Math ni siquiera lo dudo y lo hizo. Mentiría si dijera que él no salió con las entradas en la mano y una sonrisa victoriosa en su rostro.

El problema fue que al entrar por una de las ventanas, activo una alarma silenciosa que llamó a la policía en cuestión de minutos. Finalmente todos fuimos llevados a la comisaría y liberados cuando nuestros padres pagaron la fianza. Sobra decir que el pequeño incidente atrajo la atención de la prensa y pronto sería el escandalo del mes.

Ninguno de nosotros logró llegar al concierto esa noche.

-Señora, la cena esta servida.- anunció una muchacha.

Te deje ir (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora