Final 1/3

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-¿Terminaste de hacer tus maletas?- preguntó entrando a mi recamara. Asentí en respuesta guardando finalmente algunas cremas de cabello.- Pensé que te arrepentirías de viajar.-

-No, es solo que…- suspiré mientras me sentaba al borde de mi cama.- estoy nerviosa.-

-Es comprensible.- respondió acercándose.- llevan tiempo sin verse. – volví a asentir.

-Ha pasado 3 años desde que deje Miami.- inconscientemente miré la fotografía sobre mi velador. -Siempre es ligeramente aterrador volver a los lugares donde fui feliz.-

-Debes hacerlo.- esta vez se acercó hasta sentarse junto a mi.- le hace bien tus visitas.-

-Lo sé.- suspiré.- me dijo que quiere dejar la clínica.-

-¿Ya es tiempo? ¿Realmente puede hacerlo?- preguntó Keana sorprendida.

-Dijo que seguirá el tratamiento desde casa.-

-¿Estas de acuerdo con eso?-

-No lo sé, siento que ha mejorado bastante.-

-También lo noté.- dijo con una sonrisa, recordándome la vez que ella volvió a casa.

-Quizá hable con sus médicos.- necesitaba más información para saber si en realidad podía dejar la clínica. Me levanté de la cama para caminar hacia la cómoda y tomar unos documentos que Keana entregaría por mí en la Universidad.

-¿Son todos?- preguntó tomándolos. Asentí.

-Los necesarios para justificar mi semana de ausencia.-

-Jodido profesor el tuyo.- murmuró tomando una maleta para salir del apartamento. La seguí con otra maleta y mi bolso de mano.

-Ni siquiera lo menciones.-

Odiaba tanto a ese hombre. Habría viajado antes de no ser por este profesor que se rehusaba a aceptar mis justificativos.

Entramos en el elevador y recordé algo importante.

-¿Cuándo empiezas las prácticas en el hospital?-

-El sábado.- no estaba nerviosa. Era una de las mejores estudiantes de pregrado.- deséame suerte.- sonreí.

-No la necesitas –

Salimos cuando las puertas del elevador se abrieron dejándonos en el estacionamiento.

-Pensé que nunca llegaría.- fingía aburrimiento pero sé que nos conocía lo suficiente como para tomar en cuenta el tiempo que demoraríamos en bajar.

-Tardamos lo necesario.- protestó Keana dándole mi maleta para que la  guardara en el auto.

-Algunas cosas nunca cambian.- murmuró viéndome con resignación. Sabía que lo decía por todas las veces que tardé en salir de casa cuando venían a buscarme. Guardó la maleta que le di y cerró la cajuela. -Vamos, nena.- animó caminando a la parte del conductor. -tienes un vuelo que tomar y no puedes perderlo.-

Subimos al auto y Keana se ubicó de copiloto. Encendió la radio en una emisora muy popular de Londres.

-¿Vas a extrañarme?- le pregunté a Miller una vez que puso el auto en marcha y salió del estacionamiento.

-¿Quién yo?- se burló con una enorme sonrisa. -No lo creo, tengo a Math jodiéndome todos los días.-

-Lo sé, él cubrirá bien mi papel cuando no este aquí.-

-Un verdadero dolor de culo.- murmuró negando con la cabeza. Sonreí.- dijo que lamenta no poder acompañarte al aeropuerto pero te envía un abrazo inmenso y mucha suerte.-

Te deje ir (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora