Capítulo 27 - Celosa

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ALANNA's pov.

—¿Qué necesitas? ¿Unos zapatos?

—No... a John, a Paul, a George, a Ringo, incluso a Brian.

—Creo que extrañas la fama.

—Me ofendes Dorothy... yo los conocí antes de que fueran famosos —me enojé un poco.

—Estaba bromeando.

—Quisiera que nunca hubieran sido famosos... pero... —sonreí—. Eso es egoísta.

—Demasiado, además ellos son felices ¿o no?

—Eso espero —suspiré—. No sabes las ganas que tengo de ir a Londres.

—No —la miré rápidamente —. Quiero decir... Tal vez ellos estén muy ocupados... Parecerías una loca enamorada.

Involuntariamente solté una risa.

—Ese es el problema.

—Olvidaba que en verdad estás enamorada de John y Paul.

Me toqué la frente con ambas manos en señal de desesperación.

—En el amor, soy tan culpable como ellos.

—Ellos te quieren ¿verdad? —preguntó. Asentí.

—Pero no puedo estar con ninguno —dije.

—Dejame a Paul entonces —comenzó a reír, incluso aunque lo dijera de broma no me causaba risa.

—P-pues...

—Tranquila, él es quien tiene que decidir.

—¿Acaso tiene algo que decidir? —pregunté.

Dorothy me miró diferente, como si la simpatía que tenía conmigo hubiera ido.

—No te creas única Alanna —se puso de pié.

—Lo siento, no quise que se mal interpretara.

—¿Crees que por conocer a los chicos y haber viajado a varias giras con ellos tienes derecho a quedarte con todos?

—¡No yo no quise decir eso! —me levanté también.

—¿Entonces? Ah, ya sé... ¿Te sientes especial porque dos beatles están enamorados de ti y tú de ellos?

—¿Piensas que yo me enamoré de "dos beatles"? No Dorothy, desafortunadamente me enamoré de dos chicos comunes y corrientes, dos mejores amigos. Al volverse "beatles" lo empeoró todo.

—Aún así no te sientas especial, que esos dos chicos también estuvieron enamorados de mí —me quedé callada—. No fuiste la única, ni la primera.

—¿Cuando? ¿Cuando estuvieron enamorados de ti?

—No recuerdo bien, supongo que meses antes de que convivieras con ellos... —hubo un pequeño silencio—. Hicieron muchas cosas por mí, también se pelearon por mí incluso... no... esto no debo decirlo.

—Dime.

—No Alanna, no te incumbe.

—Ya dijimos todo ¿no?

—Pues... Paul y yo perdimos la virginidad juntos.. —Me cayó como un balde de agua fría. Unos celos que no eran típicos en mí me invadieron—. Eramos muy pequeños, pero no me arrepiento de nada —se cruzó de brazos.

—Ya ha pasado bastante tiempo —dije defendiéndome de mis propios pensamientos.

—Pues, hace poco lo recordamos —sonrió penosamente.

—¿Hablaron?

Comenzó a reír.

—No sólo eso... lo revivimos... Tengo fotos... Ven... —abrió la puerta de mi casa—. Pasa.

JOHN's pov.

—John..... John..... ¡John!

—¿Qué? —contesté.

—Deja de golpear el techo con ese zapato.

—Lo siento George, estoy aburrido.

—Se nota, pensé que irías a un club o algo parecido.

Me levanté de la cama.

—No tengo ganas, pero veré que hay el la televisión.

La encendí, no había otra cosa que noticieros y dos notas de nosotros al mismo tiempo en dos canales diferentes.

—¡Wow! Nosotros en televisión —dijo George con sarcasmo—. Deja cualquiera de los dos ¿Qué pueden decir que no sepamos?

Se sentó en el sofá con una bolsa de dulces.

—Tal vez dirán que eres muy comelón.

—Eso hasta la reina lo sabe.

—...su carrera va en ascenso y las fans mueren por verlos en los conciertos, jamás se había visto algo así, es un fenómeno y todos estamos a la espera de un nuevo disco. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr son cuatro jóvenes que tienen mucho que dar, sobre todo amor.

—Eso es mentira, yo odio a todo mundo —dije riendo.

—Quiero volver a Liverpool —comentó George.

—Yo muero por ir.

ALANNA's pov.

—¿Dónde conseguiste esas fotos? —pregunté sentada a un lado de Dorothy.

—¿No entiendes Alanna? Las tomé yo.

—¿Esa no es su casa?

—Efectivamente, esa es su casa... esa noche tomamos demasiado, él estaba muy triste no recuerdo por qué, así que me quedé con él y... lo demás es historia.

¿No le daba vergüenza decirme esto? Sabía muy bien que yo quería a Paul y esto me dolía.

—Estaba borracho —me limité a decir.

—Pero bebió conscientemente, aún sabiendo que estábamos solos —no supe que decir—. Al día siguiente fui con una amiga a su casa, me dijo que todo había sido maravilloso y que quería repetirlo —suspiró—. Y después salió de la casa persiguiendo a un perro.

Mi mente se aclaró, recordé la vez en que llegó a mi casa tomado, tocando la puerta de la vecina como loco y gritando la letra de And I Love Her.

Quise mencionar ese hecho pero tocaron la puerta.

Fui a abrirla... no debí hacerlo.

Piénsalo, Dos Veces (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora