Piénsalo, Dos Veces (II)

Capítulo 72 - Ya no somos ellos

PAUL's pov

—Haremos lo posible señor...

—Pero ¿Por qué no puedo estar con ella? —pregunté desesperado al doctor.

—En cuanto podamos continuar con el trabajo de parto le avisaremos y podrá entrar.

—Nos dijeron que en una hora estaría naciendo mi hijo —dije con los ojos llorosos.

—Lo sé, pero el bebé no está respondiendo como esperábamos y su esposa parece no poder soportar esto...

—Novia —corregí casi en un murmuró.

—Tal vez tendremos que hacerle cesárea.

Miré al doctor por unos segundos.

—No me importa, solo quiero que estén bien los dos.

—¡Paul! —la voz inconfundible de Alanna hizo que volteara hacia el extremo del pasillo—, ¿Qué pasó? ¿Cómo está Linda?

—Sigue grave, gracias por venir. Al parecer tuvo indicios de convulsiones y síntomas de hipertensión.

—Paul, es decir que ¿No ha nacido?

—No John, aún no —en cuanto terminé de hablar se hizo un nudo enorme en mi garganta. Quise mirar hacia otro lado para procesar esas ganas de llorar, pero no pude—... tengo miedo —regresé mi cara hacia John y Alanna—, en serio, tengo mucho miedo de que pase algo grave. Por eso le hablé a John.

Alanna tocó mi hombro y después me abrazó.

—Estamos contigo Paul.

John se acercó y me abrazó también, su abrazo fue más duradero, y pude escuchar un sollozo mientras estábamos abrazados.

[...]

Pasó casi media hora. John estaba sentado al lado de mí, parecía estar viendo la televisión, pero su mirada estaba en otro mundo.

Alanna estaba frente a nosotros, mirando hacia el pasillo donde estaba Linda.

Yo me estaba desesperando mucho.

Cuando menos acordé, empecé a escuchar mucho movimiento, pero no pude deducir de qué habitación venía. De pronto, una puerta se abrió y los tres volteamos rápidamente.

—Señor McCartney venga rápido.

Eso no sonaba nada bien.

Corrí a la habitación, entre dos enfermeras me pusieron una traje médico.
Ahí estaba Linda, acostada, con los ojos ¿Cerrados?

—¿Qué tiene? ¿Por qué? ¿Por qué tiene los ojos cerrados?

—Señor McCartney, le estamos haciendo cesárea. La señorita cayó inconsciente hace 5 minutos, necesitamos sacar al bebé ya.

—Pero, ¿Estará bien? —pregunté en medio de todo el ajetreo del cuarto.

—Eso espero señor, por ahora necesito que le hable a la paciente. Necesitamos primero sacar al bebé, después, intentar reanimarla.

—¿Reanimarla?

Fui consciente. Su pulso era muy bajo, casi nulo.
Decidí comenzarle a hablar.

—Hey, Linda. Despierta, tenemos que conocer a nuestro hijo. Será un gran chico, por favor, no... no te vayas. Quédate aquí, por favor, sé que seremos muy felices. Si quieres podemos dejar de vivir en Londres, a ti te encanta Liverpool... Linda, Linda por favor.

Pasaron los minutos, deseaba ver los ojos de Linda abrirse, pero un llanto interrumpió mis pensamientos.

—Está bien, está bien —escuchaba al doctor y a las enfermeras.