Piénsalo, Dos Veces (II)

Capítulo 43 - Ups

PAUL's pov.

Dudaba. ¿Serían esas las canciones de John? ¿Por qué Ringo las traía?

Unas llaves se escucharon desde una de las puertas. Doblé las hojas y la escondí en mi repisa.

—Ah, estás aquí —dijo John entrando.

—Ah, sí, pero no tienes que verte tan emocionado.

—Quiero terminar con Beatles For Sale.

—John, te encanta el estudió de grabación.

—Sí, pero dos álbumes en un año, ni yo lo hubiera imaginado... pero es que, simplemente no puedo dejar de componer.

Me recosté.

—¿Qué cenarás? —pregunté.

—No lo sé, pide algo.

—Pide tú.

—Bueno, entonces no comemos —respondió.

—Ahí voy John —torcí los ojos.

—¿Enserio cenaras conmigo? —preguntó extrañado

—Sí John ¿Hay algo de malo?

—No, es sólo que has estado raro estos días pensé que estabas enojado conmigo.

Suspiré.

—Voy a pedir algo para cenar —tomé el teléfono y empecé a marcar ignorando la última frase que dijo, no sabía que contestar simplemente.
Era verdad lo que decía de alguna forma, no me molestaba estar con él, me molestaba y ardía en celos cuando me imaginaba a él con Alanna.

JOHN's pov.

Hace mucho que no me encontraba en un momento incómodo. Ahora estaba con Paul, a punto de cenar juntos y de seguro no tendríamos un tema de conversación... o mejor dicho... sí habría un tema de conversación, pero sería el tema más incómodo y más hablado que puede existir.

Empecé a preparar en mi cabeza algunos argumentos para decir si me preguntaba otra vez por alguna canción. Cada vez faltaba menos... estamos sólo a dos días de terminar el disco, y mañana, Ringo y yo grabaríamos It's only Love y I'm a Loser, así que solo restaba aguantar una noche.

[...]

La puerta sonó y Paul fue a recoger la cena a la puerta.

—¡Oh por Dios! —se escuchó un grito desde afuera.

—¡Oh por Dios! —imitó Paul.

—Eres Paul McCartney... No, no lo puedo creer —la chica que nos vino a entregar la comida se adentró sin permiso a la casa para darle un abrazo al cara de niña.

—Hola nena —la saludó.

—¡No puede ser! —la chica me miró—, ¡Eres John Lennon! —se acercó corriendo a mí.

—El mismo —me levanté para darle un abrazo.

—¿Viven aquí?

—No —respondimos Paul y yo al unísono.

—¿Y qué hacen aquí?

Nos miramos sin saber qué contestar.

—Pues...

—Vinimos a visitar a un amigo... Está en el baño —continué con la respuesta de Paul.

—¡No me digan que es Ringo! ... O... ¡George!

—No para nada —añadió Paul—, es... es...

Lo miré.

—Es... No lo conoces —sonreí—, ahora creo que debes irte pequeña.