Piénsalo, Dos Veces (II)

Capítulo 63 - No siento lo mismo por ti

Londres, Inglaterra. Abril 1965

PAUL's pov

Ella se fue. Era algo que presentía, pero no me imaginé que le fuera afectar tanto enamorarse de mí.

Me giré, y vi mi otro problema...

ALANNA's pov.

—¿Quién era ella? -pregunté.

—Su nombre es Linda, Linda Eastman, y es la fotógrafa oficial de toda la película que estamos haciendo.

—Y... ¿Qué ocurrió con ella y con Paul?

—Ahí viene, hay que preguntarle.

—No no —detuve el impulso de John—... Olvídalo.

—Bien —Paul se puso enfrente de nosotros—... ¿De qué querías hablar?

[...] 

—Es mejor en un lugar tranquilo —respondí.

—Bueno, vayamos al café. 

Observé a Paul. Parecía fuera de sí, o mejor dicho, un poco distraído. 

—El café de Londres no es tan bueno como el de Liverpool —comentó John. 

Llegamos al lugar donde los chicos descansarían, sí, obviamente la casa 4 en 1. 

—¡Oh! ¡Te extrañé! —Ringo se dejó caer en su cama. 

—Si así extrañamos Londres, no me imagino como extrañamos Liverpool —agregó George. 

—¿Quieren ir ya? —John me miró y luego a Paul. Accedimos. 

Nos dirigimos a un lugar modesto, no tan frecuentado, pero donde, según Paul, había garantía de que el café y los postres eran mas deliciosos que los del resto de la ciudad. 

Pedimos lo que comeríamos. Sinceramente, pedí más por compromiso que por antojo o hambre, estaba nerviosa. Solo de ver a John y a Paul sentados en frente de mí, me ponía a sudar. 

Después de que el mesero se fuera con nuestra orden en su libreta, el silencio mas incómodo de mi vida apareció. 

—¿Por qué estás aquí Ally? —Paul rompió el hielo.

John le disparó con la mirada. Odiaba el hecho de escuchar el Ally salir de la boca de su amigo. 

—Renuncié... fue una difícil decisión pero hice lo correcto. 

—¿Y por qué? 

—Es de lo que quiero hablar —ambos se miraron. 

—Te escuchamos —habló John. 

—Decidí enfrentarlos. Decidí darle la cara al problema que nos ha acompañado por años, y con eso... tengo algunas preguntas —agarré aire—... ¿Estarían dispuestos a aceptar mi decisión sea cual sea? 

—Sí —contestaron ambos.

Se sentía como si nos encontraramos en una burbuja. Eliminamos automáticamente el ruido de las demás personas, y solo quedamos los tres en nuestro contexto. 

—Eso quiere decir que —Paul prosiguió—... decidiste —hizo una línea con sus ojos entre él y John.

Asentí. 

—Por eso es que quiero estar segura de que no habrá problemas entre ustedes. Estar segura de que si elijo, ahí estarán el uno para el otro. No más juegos sucios, no más mentiras... por favor.