•Tokyo•

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Día 1, Domingo, Tokyo Japón, 12:20 AM.

Los disparos eran fuertes, la gente corría por el lugar, las mujeres y hombres que yacían en sus jaulas adornadas de pintura dorada y con atuendos provocativos sólo podían agacharse, Myungsoo corrió por el lugar persiguiendo al tipo de cabellos rubios, yendo a parar al sótano de aquel lugar al que políticos y famosos entre otros iban a divertirse disfrutando de los cuerpos de personas que seguramente jamás volverían a buscar, claro de manera clandestina e ilegal contra la voluntad de ellos, jamás habría creído que llegaría tan lejos, pero no era tan malo como había creído. El tipo de cabello rubio se vio acorralado contra la pared, por lo que tuvo que girar a encararlo.

-¿Cómo carajo has burlado a mis guardias?

-No son tan hábiles como creías Nam Woohyun.

Woohyun frunció el ceño totalmente confundido, ¿como sabía aquel extraño su nombre?, observó al pelinegro con sus cabellos mojados y su chorrienta gabardina elevar aquella arma, no quería morir, lo tenía claro, pero no tenía cómo defenderse, su arma se había caído y sus habilidades peleando no eran muy buenas.

-¿Quien te ha pagado para buscarme?, te puedo pagar mejor.

Myungsoo Rió escandalosamente y negó
Mientras chasqueaba su lengua.

-Me darán una paga que nadie más es capaz de dar.

Woohyun pareció no entender, pero entonces Myungsoo sacó de dentro de su camiseta un pentagrama invertido, haciendo que Woohyun abriera sus ojos Tan sorprendido y asustado, que de inmediato comprendió lo que ocurría ahí, por fin lo había encontrado.

-A nuestro querido señor Luzbel no se le olvida nada.

Woohyun suspiró con pesadez y rendido a sus palabras comprendió que no podía hacer nada al respecto, debía pagar su deuda.

-Fue mi error creer que podría escapar.

-Hiciste un trato, y no cumpliste con tu parte, a él no le gusta eso.

Woohyun suspiró de forma negativa mientras tomaba el pentagrama con la punta hacia arriba que colgaba de su pecho, observándolo como si este fuera su vida misma, aunque en teoría lo era.

-Creí que funcionaría.

-Y funciona querido.

Dijo burlón Myungsoo mientras se acercaba a él, arrebatando las llaves que llevaba colgadas en su cinturón.

-Él no te puede encontrar, es débil aquí arriba, me ha enviado a buscarte por eso mismo.

-Un cobrador.

Los ojos de Woohyun estaban totalmente fijos en su rostro, preso del miedo y de la duda.

-¿Que me pasará?

-Ahora formas parte de mi trato, conoces las reglas, pides algo y a cambio das algo de mismo valor, en este caso, vida por vida.

Dicho esto colocó la pistola en su frente, jalando del gatillo sin piedad alguna, el líquido color carmín salpicó la pared color blanca, haciendo de aquello una obra sangrienta y abstracta, el cuerpo sin vida de Woohyun cayó al suelo, Myungsoo se agachó y arrancó el talismán de su cuello, guardándolo en su bolsillo mientras suspiraba, mirando a la pared con una sonrisa en sus labios.

-Uno menos, faltan dos. Creo que se vería lindo en alguna galería de pintura.

Murmuró suavemente antes de subir las escaleras, usando las llaves para liberar a los "trabajadores" que quedaban en las jaulas, pues los que estaban en servicio como acompañante seguro ya habrían salido corriendo, poco a poco fue liberando uno por uno escuchando un sin fin de gracias en japonés de las personas que salían despavoridas de aquel inmundo lugar, esquivando mesas con manteles blancos cubiertas de bebidas y ceniceros, las luces del sitio eran escasas y oscuras, caminó lentamente hasta que llegó a la última jaula, observó a un desinteresado y triste chico cubierto de maquillaje en sus ojos y vestido con ropa negra de cuero que se veía bastante incómoda, aquel lunar cerca de su oído había llamado un poco su atención al igual que las moles de piezas metálicas que adornaban lo largo de su oído, así que sin poder evitarlo rozo este con levedad, esperando a que el chico le dijera algo pero no, nada, se mantenía quieto y totalmente sumiso ante su toque, como un cachorro muy bien entrenado.

Me against the devil(Myungyeol)MINI FIC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora