𝓪𝓽𝓽𝓪𝓬𝓴 ; 𝔃𝓲𝓪𝓵𝓵

attack; lips

Zayn se restregó contra mí.

Y yo con mucho gusto le seguí el juego.

Nuestro calor corporal nos derrite, la cercanía nos asfixia y ambos nos besábamos como si siempre lo hubiésemos hecho.

Sus pulgares rozaban mis cachetes, mientras los demás se entretenían en mi cabello.

Su brazo después se encadenó a mi cintura posesivamente y me separó un poco de la pared.

No sabía si era por el alcohol, pero toda sensación se triplicaba con mucha intensidad.

Su pierna entre las mías, su lengua en mi boca, sus manos en mi cabello; era todo un ataque, por todos lados.

Con destreza, continuamos respirando por la nariz sin poder ni querer separarnos.

Mis manos en su ancha espalda, queriéndolo tener mucho más cerca.
Su lengua abraza la mía y cuando la chupa casi se me va el aliento.

Maldito besador con experiencia.

Sus fuertes manos apretan mis muslos y me alzan, interrumpiendo mis pensamientos. Mis piernas le rodean automáticamente y se apreta mucho más contra mí. Sus labios atacan mi cuello, marcando lugares que no tenía ni idea de que fueran tan sensibles, pero cuando vuelve a subir y chupa esta vez el piercing de mi labio, no puedo evitar el gemido ronco que sale de mi garganta.

Abro mis ojos y aunque estamos a milímetros de distancia siento como me examina.

Siento mi rostro caliente, veo sus ojos más oscuros y sé que los míos están igual.

Entonces le veo sonreír con superioridad.

Mierda.

─Gané─susurra orgulloso de sí mismo─, gané la apuesta.

Mierda.

Mierda, mierda y más mierda.

Se supone que esto no pasaría.

Todo volvió a mi mente entonces; la apuesta, lo de sus intenciones, todo.

Había pasado casi cuatro meses desde que le había hecho los piercings a Zayn Malik, amigo de Shawn, que es también mi amigo.

Éramos amigos, lo normal. Le invitaba a mi casa junto con Shawn, incluso invitaba a Zayn nada más cuando mi Shawn no podía porque tenía práctica y, él me invitaba a la suya. Nos pasábamos las tareas que el otro no hacía, hablábamos por celular de los partidos que venían en camino, las canciones recién lanzadas que ambos debíamos escuchar, del clima, de la próxima broma que le haríamos a Shawn cuando fuera Halloween y ese tipo de cosas.

Hoy era un día de esos. Estábamos en mi casa haciendo un maratón de Pirates of the Caribbean con un plato hondo lleno de popcorn con extra mantequilla, dos vasos llenos de soda y siete paquetes de M&M's que estaríamos tratando de dividir más tarde en partes iguales.

Cuando todo acabó, cada uno se fue a bañar y a la hora de dormir decidimos que era buena idea jugar verdad o reto.

─Reto─dije cuando me tocó el turno y le vi sonreír.

─Ve a la cocina, toma el pastel fe tu papá y dale un mordisco─abrí más los ojos y negué rápidamente.

¿Me quería ver muerto o qué?

─¿Estás loco? No quiero morir tan joven y tampoco pienso pararme de aquí.

─Entonces te toca el castigo.

─¿Cuál es...?─pregunté temeroso.

─Am...decir...algo ¿bochornoso?

─Para eso hubiera tomado verdad y ya─me reí junto a él.