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 Antes de llegar a su habitación le había pedido un mapa a Sir Mateo, pero, al momento de abrirlo, la puerta se abrió y entro Alba seguida de dos hombres con una tina, que la dejaron al lado de la chimenea.

 Nuria miraba como la joven estiraba un vestido color vino con mangas anchas y un camisón al lado.

  -¿Y eso?.- preguntó mirando todo lo que estaba poniendo sobre su cama. 

-Su ropa, debería quitarse la que tiene puesta antes de que se enfríe el agua.- respondió dejando todo en perfecto orden y dirigiéndose a la tina, para colocar algún tipo de fragancia, o eso era lo que parecía.

 Obedeció a la joven y comenzó a desvestirse, ya desnuda, se sumergió en el agua tibia.

-¿Puedo saber por qué me tengo que poner eso?.- preguntó señalando la ropa en su cama. 

-Como va a cenar con el señor debe mantener las formas.- solo la miró, sumergida en sus pensamientos. 

 Todo era cada vez más raro, la trataban como alguien de la nobleza y lo que menos esperaba cuando la compraron fue eso.

 Al recordar algunas pinturas y retratos de la edad media, recordó que las mujeres usaban una cosa rara en la cabeza, si la trataban como noble, ¿no debería usar una de esas cosas?, por las dudas no preguntaría.

 Cuando termino su baño, Alba la peinó y ayudó a vestirse, le sorprendió la idea de que un camisón fuese su ropa intima. Luego de estar vestida y peinada, Alba le abrió la puerta dejándola salir a ella primero, para luego ir detrás.

 El comedor era un salón enorme, con una mesa rectangular, bastante larga, en cada punta había una silla, un mantel rojo cubría el medio de la mesa, los candelabros de plata que había sobre esta estaban en el medio y cumplían bastante bien su función y cada punta estaba arreglada perfectamente para la cena.

 Alexander se paró al verla entrar y un sirviente le indicó donde sentarse con un gesto con la mano, este mismo movió la silla para que se siente, y así lo hizo, hasta que no termino de acomodarse, Alexander no tomo asiento.

***

Invitarla a cenar con él no era precisamente por cortesía, quería ver sus modales, su forma de hablar, terminar de comprobar si era de familia noble o no.

 El primer plato fue silencioso, solo hubo un corto intercambio de miradas, pero la duda aumentó en él cuando llego la carne.

 Ella miro con asco el trozo que se le fue servido, y su cara se convirtió en un poema cuando quiso llevarse un bocado a la boca.

 Se paró del asiento, camino hasta él, que sin salir de su sorpresa, la miraba estupefacto.

-¿Cómo puede comer eso?.- preguntó quitando su cubierto de la mano.

 ***

Cada movimiento que hacía parecía en cámara lenta, como tomaba el cuchillo y el tenedor, cortaba ese crudo pedazo de carne, y trato de llevárselo a la boca, si lo hubiese visto masticar, vomitaba.

-Comer carne en ese estado puede hacer que se llene de p..- -otra vez no- pensó al saber que tampoco podía articular la palabra ''parásito'', comenzó a buscar sinónimos.-bichos, que se lo comen por dentro, o provocar enfermedades mortales.- todos la miraban como si estuviese loca, lo cual no estaría errado, quién no miraría con esa cara a una persona que te dice que te vas a morir por comer algo que para ellos, era normal. 

-¿De donde saco eso?.- le preguntó soltando todo y acomodándose para verla de frente. 

 Nuria estaba pensando en como dar una explicación coherente, si incluso algunas palabras no podía decir.

-El fuego mata todo, el ganado come pasto y están repletas de moscas, su carne puede estar sucia y eso los afecta a ustedes, que la comen así.- dijo sin mas a la mirada atenta de todos.

 El ambiente se torno incómodo, nada ni nadie podría corroborar lo que salía de su boca.

***

 En su mente solo había una pregunta, ¿Quién era?, pararse a pensar un poco en lo que decía, no era tan descabellado, pero era suficiente por una noche, incluso escuchar eso lo sacó el apetito, luego vería si lo implementaba o no, pero por ahora, solo se retiraría a dormir.

 Se levanto de su asiento, mostrando toda su altura y camino a la puerta hasta desaparecer por un oscuro pasillo.

***

 Un poco después de la escena del comedor, Nuria estuvo media hora tratando de decir o escribir ciertas palabras.

 Tatuaje, parásito, avión, cámara, auto.

 Su lengua y mano se trababan al tratar, rendida se tiro al respaldo de la silla.

-carajo.- susurró.-claro, eso si lo puedo decir, ¿no?.- dijo para si misma con una pequeña sonrisa. 

 No tardo mucho en descubrir el porqué le pasaba eso, eran palabras muy posteriores a donde estaba, así que probablemente no las podía decir o escribir, porque no existían.

 Fijo su mirada en el escritorio y vio el mapa, estiro la mano y lo tomo.

 Desató la cuerda que lo mantenía enrollado, luego lentamente lo abrió, a medida que el papel se estiraba, sentía como le dolía la cabeza y se le nublaba la vista, se enderezó y se paró de la silla mirando el mapa fijamente.

 No lo podía creer, lo cerro, lo volvió a abrir, como si eso cambiara lo que veía,

 Lo arrojo sobre la mesa y retrocedió, toco la silla y siguió caminando para atrás, con pasos torpes hasta tocar la cama, parecía que su cabeza palpitaba, sentía una fuerte presión en el pecho e imágenes de la vida como la conocía comenzaron a pasar como una película.

 Sentía como si algo en ella moría, llevo su mano derecha a su sien, y cerro los ojos, sintió el peso de su cuerpo más pesado de lo normal, tanto que sus rodillas no soportaron y cayó, con la vista nublada, solo sintió el rebote de su cabeza contra el suelo, nada más.

Atemporal: encuentro con el pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora