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 Mientras se anunciaba la llegada del nuevo rey, un peligro mayor crecía.

 -La estratega ya no es un problema grave.- hablaba un hombre barbudo y desaliñado frente a muchos con características similares.-hay una nueva, con una increíble habilidad para la batalla cuerpo a cuerpo.- terminó de informar.

 -Bien.- dijo el líder mirando fijamente la fogata en medio de donde estaban los presentes. Era un hombre con una mirada oscura, fría, y una presencia imponente.-encárgate de seguirla de cerca, aunque no creo que tengan tiempo de aprender algo antes de nuestra llegada.-

 ***

 Mateo había llamado a Magda para mostrarle algo.

 La joven lo seguía guiada por la curiosidad con una impaciencia notoria. 

 Éste la había guiado por una serie de pasillos de algo así como un sótano, depende del lugar, alguno apestaba menos que el otro. Se dio cuenta que habían llegado cuando el hombre saco una pesada y enorme llave, y se pararon junto a una puerta de madera reforzada con metal.

 -Nunca supimos que era ni para que servía lo que vera en este momento.- comenzó, pero no la miraba a ella, miraba detrás, por lo que hizo lo mismo y una figura masculina se hizo ver, Luciano, solo cuando se mostró, Mateo volvió a dirigir su mirada a Magda.-pero tengo la impresión que usted sí.- y sin más, volteo para abrir la pesada puerta.

 Al abrirla un aire frío entró por los poros de los tres, y el anciano comenzó a prender las antorchas, Magda tardó un poco en acostumbrar su vista, hasta que por cada haz de luz que alumbraba el lugar, más se sorprendía, incluso pensó que se le caería un ojo si seguía abriéndolos así.

 Al prender la última, el lugar quedo completamente iluminado, la expresión de Luciano era de confusión, pero la de la única mujer en el lugar, tenía una mezcla de sorpresa y admiración. 

 Lo que le habían contado del antiguo rey y su gasto para artefactos raros, ya le terminaba de cerrar, y también la parte en la que se volvió loco, ese hombre estaba adelantando más de cinco siglos.

 -Por su cara deduzco que sabe que son.- dijo Mateo y ella dio un paso adelante para tomar una en sus manos.

 -Es un arcabuz.- sorprendida por poder nombrar el nombre del arma en su mano siguió con su explicación.-es un arma de fuego, tiene una distancia de tiro efectiva de aproximadamente veinte metros, y es capaz de perforar armaduras y matar al instante, agregando que no se requiere mucha destreza para usarla.- los hombres miraban sorprendidos y ella dirigió su mirada a Luciano.- no sé cual sea tu opinión sobre tu padre, pero era un genio, y afirmare, que por esta razón se volvió loco.- al ver la confusión, siguió.- crear este tipo de armas en esta época, es algo casi inimaginable, por más que no sea seguro el comienzo de la fabricación de armas de fuego, estas fueron de las primeras en crearse, y si mal no recuerdo, falta mucho.- 

 Ambos quedaron en un estado de confusión impresionante, Mateo tenía razón en una de sus teorías, ellos no pertenecían a ese tiempo. Y en cierto punto le sorprendía que ella no fuera solo fuerza bruta.

 -¿Pueden servir contra los vikingos?.- preguntó incrédulo Luciano.

  Magda no estaba segura de que anden, pero ella podría arreglarlas.

 -Si.- respondió cortante y con sus ojos más oscuros de lo normal, con un brillo de victoria y una sed de sangre difícil de disimular.- me encargaré de ellas, me encargaré de que cada hombre las sepa usar, pero tengo una condición.- 

 Ambos la miraron esperando que diga cual era.

 -Quiero a Nuria lejos de esto.- la condición los dejo en shock, más que nada por el tono y semblante serio con el que lo dijo.

 -¿Puedo saber por qué?.- preguntó Mateo.

 -No estoy completamente segura de lo que vi, pero es algo que la afectará muchísimo, quiero que se mantenga al margen, pero no más de lo normal, podrá hacer estrategias y lo que quiera, pero no quiero que le lleguen noticias a ella sin antes notificarme.-

  El tono proteccionista que tenía era similar al de una madre, y no querían desafiarla, al fin y al cabo, era ella quien la conocía, así que no negaron la condición.

 ***

  Nuria había notado una presencia extraña en la pelea de Magda, al principio no le dio importancia pero al ver que tenía una vista fija en su amiga, decidió seguirlo.

 Al principio parecía un soldado normal, pero más al anochecer, noto que se dirigía a la parte trasera del castillo, hasta llegar a un punto y quedarse parado, como esperando a alguien.

 Se quedo entre las sombras, sabía que no la vería, pues, en eso de escabullirse y espiar era experta, no lo había aprendido por buenas causas, pero de algo le iba a servir en la vida, espero paciente, hasta que otro hombre llegó, cruzaron palabras que no entendió pero si que supo de que se trataba.

 Estaba informando sobre lo que sucedía allí, era un espía, y muchas cosas se juntaron en su mente, creando una sola deducción, perdieron por culpa de él, mataron a Alexander por culpa de él.

 Una furia incontrolable comenzó a crecer dentro de ella, quería aparecer y matarlo, lentamente, verlo sufrir, pero tenía que calmarse si no quería ser ella la asesinada.

 Cuando el otro se fue una figura apareció, una que conocía muy bien, con un punto fijo, un arma en las manos, una postura firme, y sin más, un disparo resonó en todo el lugar, llamando la atención del otro.

 -Como funcionar, funcionan.- dijo Magda mirando el cañón del arma.- tendremos algunos problemas en el tiro y la recarga, pero nada mal, debo admitir.- 

 El hombre estaba rígido en su lugar, Nuria también, nunca había visto a Magda en esa posición tan fría, en cierto punto sintió pena por ella, sabía que su amiga podía matar a sangre fría debido a un pasado horrible, pero se concentró en el vikingo, porque eso era. Parecía asustado, no, no parecía, lo estaba.

 Magda alzo la vista, que hasta ahora había aprovechado el trance del hombre para recargar y preparar para disparar, y fijo la vista en su pierna. Si bien la bala no lo atravesó, la pólvora se encargó de herirlo lo suficiente para que quede en el piso y sea fácil de transportar.

 Detrás de ella aparecieron Luciano y Erik, junto con otros hombres que miraron un poco horrorizados la escena, pues, al primero que le disparo le voló la cabeza, sin más.

 -¿Por qué no lo mataste?.- Pregunto Erik mirando con desprecio al hombre en el piso.

 -Porque necesitamos saber que saben los otros.- respondió con una calma casi aterradora.

  Todos se fueron sin notar su presencia, lo que la relajo un poco.

  ***

  -Mañana les enseñare como usarlas y recargarlas, pero no creo que queden suficiente municiones para otro ataque, éste tiene que ser el definitivo.- explicaba Magda a Erik, que se encontraba relajado en un sillón junto a una chimenea.- mi idea es que los que las lleven, se encuentren en grupos de cuatro y uno con el arma, para que los otros lo protejan mientras cargue.- Magda se acercó donde estaba sentado, y colocó su mano en el hombro de él.- sé que tienes la cabeza en otro lado y lo entiendo, ¿quieres que siga mañana y te deje solo?.- su tono era dulce, algo no muy característico de ella, o tal vez sí, pero él no lo sabía.

 Él negó con la cabeza y susurro un -quédate.-

 

Atemporal: encuentro con el pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora