Epílogo

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 Cuando Magda llegó al nuevo tiempo estaba sola, en un piso de baldosa blanco, muy luminoso, se levantó y miró su ropa, estaba desnuda, completamente, tuvo la suerte de encontrar un espejo, se giró, tenía su tatuaje, volvía a ser ella, así que se apreció un rato el reflejo hasta empezar a recorrer todo el lugar, parecía una casa, muy moderna, había tecnología que no conocía.

 Llegó hasta una habitación y la revisó hasta encontrar un armario, suspiró y entro.

 Un grito y una patada la dejó en el piso adolorida y confundida.

 -Magda.- dijo la voz de su amiga que estaba viva.

 Levantó la vista y era Nuria, con su brazo tatuado, su gesto de alivio, se giró y siguió vistiéndose.

 -No sabes lo extraño que se siente ser asesinada.- Magda estaba no horrorizada, lo que seguía.- sientes como tu cuerpo deja de funcionar de a poco, y eso de ver pasar la vida frente a tus ojos es mentira, digo, tal vez no, pero como era otro cuerpo.- pero dejó de hablar por el cachetazo en la nuca que recibió de la más grande.

 -Demente.- Magda se había pueso a buscar ropa, pero todo lo de mujer era muy chico para ella, así que buscó la ropa de hombre, que le quedaba bastante bien, debía admitir.

 Cuando ambas terminaron de vestirse escucharon la voz de una mujer horrorizada a sus espaldas que quiso correr a llamar a la policía, o a la seguridad, la verdad que gritaba cosas sin sentido.

 Magda la tomo de los brazos y quiso tranquilizarla hasta que se cansó y la noqueo, se sentía tan bien volver a ser ella misma.

 -Estúpida.- le dijo Nuria.

 -Ah si, ¿y que hubieses hecho? iluminame por favor.- se defendió la más alta.

 La dejaron en la cama y se pusieron a pensar que en tiempos anteriores podían hacer prácticamente cualquier cosa, las investigaciones y leyes no estaban tan avanzadas, en ese lugar no sería lo mismo, y ambas se dieron cuenta al ver lo que sería una patrulla de donde salían policías y querían entrar a la casa.

 Las dos se miraron y comenzaron a correr por toda la casa pensando en como salir, Nuria señaló el techo donde había una ventana mientras Magda toqueteaba todo a su paso, y  recordó que la mujer gritaba incoherencias, tal vez no lo eran, y era algún código de activación.

 Ya era muy tarde, los uniformados estaban detrás de ellas.

 Tuvieron la maravillosa idea de querer salir corriendo, pero comenzaron una batalla cuerpo a cuerpo, en terrible desventaja, eran cuatro contra dos, y digamos que estaban entrenados, y tenían armas, Magda pudo sacarse a uno de encima con una patada frontal y comenzó a esquivar los golpes que el otro le lanzaba.

 Nuria por su lado solo corría tirándoles cosas que encontraba, sillas, decoraciones, hasta encontrar un sartén, miro a los dos policías que la estaban rodeando por un desayunador así que se subió en el y rompió una lámpara con su cabeza, y pudo ver la risa de los hombres, y la de Magda, que recibió un golpe por eso.

 Por el otro lado Magdalena había encontrado un florete, no era muy buena con eso, pero algo era algo, así que comenzó a golpear al hombre y a la mujer hasta que uno sacó un arma y le dio una voz de alto, al ver la desobediencia disparó, la quiso electrocutar, pero su amiga al ver la escena y sabiendo que ella y cuatro personas no iba a terminar muy bien le tiró otro utensilio de cocina que encontró, Magda aprovechó para golpearle la mandíbula, uno menos, y tomo su arma.

 Ahora eran tres, bueno, dos, Nuria al ver que iban a tirarle a ella también con una pistola eléctrica se cubrió tirando la sartén y logrando que el hombre se electrocutara.

 Ahora estaban más prolijas, ambas amigas se acercaron, las dos personas uniformadas parecía que tenían un poco de miedo, bueno, dieron una gran batalla donde tenían desventaja.

 Entre ellos se susurraron algo y Nuria no quiso quedarse atrás, así que llamó a su amiga que la escuchó atentamente.- en realidad no se me ocurre nada, solo quería que piensen que somos interesantes.- Magda negó con la cabeza, la tomó del brazo y aprovechó que los otros se distrajeron un momento y salieron corriendo por la puerta.

 Ahora empezaba una persecución, es que parecía que no podían tener algo mínimamente normal, primero una guerra, luego un asesinato, ahora la corrían unos policías, no podían simplemente, no sé, enseñarle a leer a niños, ayudar un refugio de animales, algo que no ponga sus vidas en riesgo.

 Los desgraciados habían llamado refuerzos y la gente era muy samaritana, con los policías, así que las rodearon evitando su pasó, y era mucha gente, ya no tenían mucha habilidad, ni energía, ambas fueron electrocutadas y arrestadas.

 Parece que todo era avanzado menos las cárceles, solo eran de un tipo de vidrio blindado que no se rompía, ambas se miraban.

 -¿Qué nos toca ahora? ¿Corrupción? ¿Abuso policíaco?.- preguntó Magda sarcásticamente.

 -No lo sé.- y en ese momento algo explotó detrás de ellas dejándolas con los ojos como platos.

 Girándose lentamente vieron como habían volado una de las oficinas, las personas de ese lugar que no eran presos comenzaron a movilizarse, vieron entrar como en cámara lenta, estilo película de acción un grupo de hombres armados, con trajes negros, y vieron a la persona que los guiaba.

 -Ese desgraciado, ¿cómo descubre lo que tiene que hacer tan rápido?.- preguntó Magda masticando odio.

 -No lo sé, pero espero estar de su lado.- respondió Nuria que levantó ambos hombros al ver la mirada de desprecio de su amiga.

 Hermes las miró a las dos y las saludó con un una sonrisa soberbia antes de seguir en lo que tenía que hacer.

 -Yo lo mato.- susurró Magda mientras se levantaba y trataba de salir de allí, era inútil, alguien con alguna llave debía sacarlas.- oye, tú.- llamó a la persona más asustada, era un pobre guardia en posición fetal.- si me abres no dejaré que te maten.- y pareció suficiente para que el pobre chico tembloroso les abra la puerta.

Atemporal: encuentro con el pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora