VI

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       Estaba amaneciendo, como era costumbre, la rara costumbre de Alexander, hizo que preparen su baño. 

 Había mandado a construir un cuarto de aseo, o podría decirse baño, estaba hecho de mármol, con una enorme tina y retretes, pues, los baños públicos eran famosos entre nobles, pero la idea de compartir el mismo agua que los nobles le hacía dar asco.

 Uno de sus siervos se acerco a él para lavar sus dientes con una tela y cenizas de romero, mientras otro preparaba hojas de menta con agua para que mastique.

-Noticias.- dijo seco mientras escupía la menta con agua en la palangana que le ofrecían exclusivamente para eso.

 -Hoy a la madrugada llego Sir Erik.- respondieron al mismo tiempo, sabían lo que implicaba la llegada de ese hombre tan desagradable. 

 La boca de Alexander se convirtió en un hilo fino, y las venas de sus brazos y manos se marcaron, solo con escuchar ese patético nombre, recordar la pedante persona que lo llevaba, lo hacía poner de esa manera.

-¿Ahora qué?- pensaba mientras se dirigía a su recamara para vestirse.  

***

Lo primero que escuchó fue un ruido y un susurro un poco extraño, los pasos retumbaban a ella -¿cuanto tiempo habrá estado así? ¿por qué nadie la despertó o trato?- la sorpresa no había pasado, claro, hasta que sintió que su vestido era subido, se revolvió un poco pero una mano le apretó fuerte la pierna, entreabrió los ojos y solo vio un hombre y un asqueroso olor a fragancia y suciedad emana de este, se retorció pero no se liberó, así que cerro fuerte la mano y la impacto lo más fuerte que su estado la dejaba, funcionó para alejarlo y poder levantarse a duras penas.

 Escucho un susurro, y una maldición, pero estaba muy confundida para entender de que se trataba. Termino de abrir los ojos para ver la figura más espantosa, el hombre no debía pasar el metro setenta, sus dientes eran amarillos, su olor tratado de ser camuflado por perfume inundaba todo su lugar, ¿que hacía ahí?, la respuesta estaba clara, pero cuando trató de salir de ahí, la mano de él la tomó del pelo y le dio un fuerte golpe contra la madera de la puerta.

 La confusión al despertar y el golpe casi la hacen desvanecerse de nuevo, pero el impulso de que esas manos no vayan más allá del vestido la hicieron quedar despierta.

 Trató de gritar, pero solo salió un susurro, comenzó a frustrarse, no quería llorar, pero sus ojos comenzaron a lagrimear, se sentía inútil cuando el pudo llegar hasta su cuerpo, el aliento a vino y falta de higiene bucal estaban tan cerca, tenía el aliento en la nuca.

 Eso le dio una idea, de un movimiento brusco hizo su cabeza para atrás golpeando la boca del hombre que se llevo una mano a ella, pero era obvio que eso no lo alejaría, al contrario, la tiro al suelo boca abajo.

 -Ahora si- se dijo a ella misma, no iba a dejar que la violen, aunque no estaba muy lejos, posó sus manos en el suelo y trató de levantarse, era tanto el peso, su cansancio, que sintió como si tendría que levantar una tonelada.

 Su cara volvió a estar pegada al suelo, y su mano derecha estaba atrapada en la de él, vio su mano izquierda y decidió usar el codo para pegarle, esta vez si la dejo libre para tomar su sien, ahora sangrando.

-Zorra inmunda, ya te daré tu merecido.- fue lo único que pudo escuchar antes de salir a buscar a alguien. 

 Llego al pasillo, ¿cómo podría estar segura de que la ayudarían? ella era una desconocida, él lo más probable es que no, ya no estaba dónde vivía, las cosas no eran como las conocía, no podía confiar en nadie, se quedó allí, parada, escuchó la puerta de la habitación, como se acercaba insultándola, inhalo cuatro segundos, exhalo otros cuatro, y así dos veces, su padre le decía que cuando estaba en la guerra, eso lo calmaba y le daba valor, lo mismo para tomar decisiones importantes, cuando lo sintió muy cerca giró posicionando su pie izquierdo adelante y el derecho atrás, levantó la rodilla derecha y estiro toda su pierna para emplear una patada frontal, dirigida a la cara, normalmente iba a la boca del estómago, pero había acumulado el suficiente odio como para hacer la pelea corta, cuando retrocedió por el golpe se abalanzó y tomó con sus manos los costados de la cabeza del hombre, para terminar de impulsarse con el salto e impactar primero la rodilla izquierda de costado en la sien ya dañada y dar el golpe final con la derecha en punta sobre su cara, fue un movimiento rápido, pero que ella vio pasar en cámara lenta, nunca había usado ese movimiento mas que en una bolsa, eso era un persona, no le gustaba llegar a ese punto, pero sintió tanto placer al verlo en el piso, desmayado, aunque luego le toco a ella desmayarse de vuelta, la falta de comida, confusión, el golpe contra la puerta y el piso, la presión física, la llevo de vuelta al piso. 

***

-¿Cómo demonios paso esto?.- se preguntaba Alexander viendo como Sir Mateo trataba de despertar a Nuria con sales, y el aprendiz del Sir trataba de detener el sangrado de la cabeza de Sir Erick, aunque, debía admitir que le daba risa que una mujer por fin le diera su merecido.

 Aunque cuando despierte, él también se encargaría de enseñarle algunas cosas.

 ***

 Nuria comenzó a abrir los ojos, pues el olor de algo fuerte bajo su nariz la estaba por matar, tosió un poco y cuando tuvo los ojos abiertos, un golpe de agua fría la hizo terminar de despertar.

-Agua.- susurró, antes de que le extendieran otra jarra llena de agua, solo que esta se la daban para beber. Le duró menos de cinco segundos, antes de dejarla vacía.

 Como si le hubiesen leído la mente también le ofrecieron frutas.

-¿Llegó a violarla?.- preguntó Sir Mateo.

  Su respuesta fue una negativa con la cabeza, su mente estaba en otro lado, aunque haya pasado por eso, no le hacía ningún efecto, lo único en su cabeza era ese bendito mapa, lo repasaba mentalmente a cada rato, no podía hablar, ni escuchar sin sentir un zumbido en su cabeza.

 Fue escoltada a su habitación, y solo caminó por esos pasillos, sintiendo un peso enorme, que serían sus emociones en ese momento, ahora si no había vuelta atrás, no soñaba, y tampoco deseaba hacerlo por alguna razón, pensó en sus padres, familiares, amigos, ya no existían, ahora era ella. Siempre fue una persona que extrañaba mucho, ahora era diferente, los únicos recuerdos que veía eran de resentimiento, todo lo malo de lo que conocía caía en ella, aunque siempre pensó que tendría que ser al revés, lo suyo era lo contrario, lo sentía.

Atemporal: encuentro con el pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora