Santiago de Chile a 24 de diciembre de 2009.
Papá,
En esta noche tan especial de Nochebuena, en la víspera de Navidad, siento la necesidad de expresar lo que experimenté cuando nos reunimos para cenar en familia. Me duele decirlo, pero debo preguntarte si aún puedo llamarte "papá".
Mientras todos estábamos reunidos en la mesa, te observé llegar y, en lugar de saludarte como de costumbre, decidí ignorarte, pensando que tal vez sería la oportunidad para que tú tomaras la iniciativa de hablar conmigo. Sin embargo, me llevé la desilusión de ver que no te importó mi silencio, e incluso parecías feliz de que yo no te dirigiera la palabra.
Me sentí tan sola y desplazada en medio de esa supuesta reunión familiar. No pude evitar sentir que algo anda mal, y me dolió ver que no te importaba lo suficiente como para tratar de entender lo que me pasaba.
Ya no espero nada de ti, pues el cariño paternal que anhelaba recibir de ti parece ser solo un sueño lejano.
Con tristeza,
Anastasia.
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Cartas para la Sombra de un Padre
Short StoryTodo comenzó cuando apenas tenía 10 años y esperaba con ilusión tu presencia en mi fiesta de cumpleaños. Pero el día transcurrió sin tu llegada, y el vacío que dejaste se convirtió en una herida en mi corazón infantil. Recuerdo con nitidez el torren...