Santiago de Chile a 25 de septiembre de 2008.
Papá,
Hoy es el aniversario de bodas de los abuelos, me sentí muy triste y confundida por cómo me trataste. Cuando llegamos, vi cómo abrazaste a mi hermano y reíste con él, pero cuando me acerqué, de pronto te pusiste serio y me saludaste en un tono seco y frío.
No entiendo qué hice mal para merecer ese trato. Me dolió en el alma ver cómo compartes tu cariño y tu alegría con mi hermano, mientras que conmigo pareces distante y frío.
¿Soy yo la que está mal? ¿Hay algo en mí que te molesta o te disgusta?
Me siento muy herida por esta situación. Sentí un nudo en la garganta y un vacío en el estómago al ver cómo, una vez más, me sentí excluida y menospreciada.
¿Por qué no puedo tener el mismo trato que mi hermano? ¿Por qué no puedo sentirme amada y apreciada por ti de la misma manera?
Hoy, en un día que debería ser de celebración y amor, me encontré sintiéndome abandonada y herida.
Con tristeza y confusión,
Anastasia.
ESTÁS LEYENDO
Cartas para la Sombra de un Padre
Historia CortaTodo comenzó cuando apenas tenía 10 años y esperaba con ilusión tu presencia en mi fiesta de cumpleaños. Pero el día transcurrió sin tu llegada, y el vacío que dejaste se convirtió en una herida en mi corazón infantil. Recuerdo con nitidez el torren...