Carta 5

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Santiago de Chile a 25 de septiembre de 2008.

Papá,

Hoy es el aniversario de bodas de los abuelos, me sentí muy triste y confundida por cómo me trataste. Cuando llegamos, vi cómo abrazaste a mi hermano y reíste con él, pero cuando me acerqué, de pronto te pusiste serio y me saludaste en un tono seco y frío.

No entiendo qué hice mal para merecer ese trato. Me dolió en el alma ver cómo compartes tu cariño y tu alegría con mi hermano, mientras que conmigo pareces distante y frío.

¿Soy yo la que está mal? ¿Hay algo en mí que te molesta o te disgusta?

Me siento muy herida por esta situación. Sentí un nudo en la garganta y un vacío en el estómago al ver cómo, una vez más, me sentí excluida y menospreciada.

¿Por qué no puedo tener el mismo trato que mi hermano? ¿Por qué no puedo sentirme amada y apreciada por ti de la misma manera?

Hoy, en un día que debería ser de celebración y amor, me encontré sintiéndome abandonada y herida.

Con tristeza y confusión,

Anastasia.

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