capitulo 8

3K 236 131
                                        

Narra Percy

Han pasado tres semanas, tres semanas desde que mi padre, junto con mi tripulación se marcharon, abandonandome en ese lugar desconocido.
     Me sentía muy triste, tanto, que no había salido todo este tiempo de aquel cuarto que me habían entregado. Mi hiperactividad ataca y provoca que me dé un ataque de pánico de repente. Pero después de desmayarme, al despertar, me siento más tranquilo.

     Sé que, tal vez, provoque preocupación a mi pareja destinada, sé que debería ir a verlo. Necesito un abrazo suyo. Es más, hasta un beso. Pero sinceramente mi orgullo es el culpable de que no quiera llorar en frente de un alfa. Me hace sentir indefenso. No pienso hacerlo.
     Mejor quedarme en este lugar, con las cortinas corridas provocando que ni un solo rayo de aquella luz solar pueda entrar, además que, gracias a ellas, no veía el mar, y no sentía aquellas ganas tan fuertes de correr hacia aquel líquido cristalino.

De repente, sonó unos pequeños golpes en mi puerta, como no queriendo. Solo me calle. Aún no estaba con ánimos como para hablar con alguien.

-oye, sé que estás ahí Percy.... Solo quería proponerte algo que podría hacerte sentir mejor. - era la voz de aquel rubio. Aquel que quería odiar, pero simplemente no podía. Sabía que no era culpa suya el que mi padre solo me dejara aquí, sin discutir o hacer alguno de sus tipicos berrinches.

     Con todo el cansancio que tenía, me levanté a pasos lentos para abrirle la puerta.

-¿Que propones? - mencioné en cuanto vislumbre aquellos dos cielos sin nubes.
     Mi voz sonó demasiado gruesa y ronca para mi gusto. Problemas de no hablar por bastante tiempo.

- bueno... ¿Que te parece una cita? -

-¿Una cita? - estaba incrédulo. No entendia como podía ayudarme una cita.

-si, mira. Haré todo lo posible para que sea muy entretenido, tanto, que hasta podrías olvidar el dolor - su voz tan rebosante de alegría me hacía sentir raro. Pero no un raro malo, uno que me hacía sentir querido, y hasta de cierta forma, quería contagiarse a mi.

-esta bien - suspiré rendido.

-
-
-
-

Narra Jason

No podía creer que al fin mi pequeño sirenito había querido dejar su "cueva" para venir a una cita conmigo. Estaba realmente feliz.

-¡JASON! - un fuerte grito me saco de mis cavilaciones.

-¿Que? No tenías que gritar - me lamente. Ni si quiera sería raro que mi oído sangrase, ya que la voz chillona de mi amado podía lograr llegar a una tonada no tan común.

-lo siento. Es que te estaba llamando desde hace rato y no me hacías caso - su rostro obtuvo un pequeño tono carmín. Se veía tan lindo que me daban ganas de estrujarle esos cachetes que tenía. Lamentablemente sabía que no le gustaría, ya que a veces se comporta como todo un alfa.... A veces.

-y bueno, ¿Que me estabas contando pequeño?

-que... ¡Oye!, No me digas pequeño - volteó su rostro, pero aún así logré notar que se había puesto como un tomate.
     Este niño en serio me enamoraba. - te estaba diciendo que para a donde vamos.

-pues primero a comer - me encogi de hombros. Ya habíamos estado caminando por varios minutos. Y notaba como todos los del reino inclinaban la cabeza al verme. Pero le lanzaban miradas raras a mi querido acompañante.

No podía esperar más para poder confesarle al mundo de que mi pareja destinada no es más ni menos que Percy Jackson. Aquel al que idolatran como también odian. Me encantaría ver sus caras, sabiendo que ahora se debían de comportar con el.

Un amor especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora