Narrador Omnisciente
-¡Silencio! - grito Jason ya cansado, por escuchar todas las cosas absurdas que mencionaban.
Percy solo se mantenía callado, con una mirada neutra. Aunque por dentro ya había dicho todo el mal vocabulario de los piratas.Poco a poco, cada persona guardo silencio, y se volvió a sentar. Unos bastante asustados ya que el alfa nunca le había gritado a alguien.
-bien. Si quieren hacer preguntas, uno por uno. Y si no queremos responder a unas no insistan. - se hizo el cabello hacia atrás, como intentando quitarse el estrés.
-¿Cuando se casarán? - una chica, con una gran sonrisa, pregunto. Se notaba que se veía feliz con esa nueva relación.
-una día después de mi coronación - su tono de voz también fue más tranquila.
Murmullos se hicieron sonar. Solo que esta vez fueron menos perceptibles.
- ¿Que paso con Reyna Avellano? - fue un señor. Con mucha curiosidad.
- ella ya lo sabe. Y bueno, no se lo tomó tan bien, así que ella no puede pisar este reino - sabía que esa chica había amenazado a su pareja. No pensaba dejar que entrara y le hiciera algo malo a su amado. El cual, por cierto, seguía callado. Jason le tomo una mano, como dándole apoyo. El pirata le apretó la mano, demostrando que estaba feliz por eso.
Se hicieron otras preguntas, para después terminar con la conferencia y cada quien regreso a su hogar o trabajo.
Jason caminaba a un lado de percy. Ambos callados. Agarrados de las manos. Mientras varios aldeanos los veían y cuchicheaban por lo bajo. La entrevista fue en vivo, así que todos ya estaban enterados. Tal vez hasta ya todo el mundo lo sabía.
Así paso la semana. El pirata no salió para nada del castillo, pero si de su cuarto. Está vez, al fin comenzando a comer de nuevo. El príncipe estaba feliz. Notaba un gran cambio en su preciada pareja.
Llegó el día de la coronación. Está se haría en la mañana, para poder descansar para al día siguiente casarse.
Jason se encontraba arreglándose en su cuarto. Se encontraba nervioso. No tanto como sentía, lo estaría el día siguiente.
De repente, se abrió la puerta. El todavía principe, creyó que era su Omega. Así que se volteó sonriente. Para luego, su sonrisa se descompuso
-¿Qué haces aquí Reyna? Tienes prohibido pisar este reino - siguió con lo suyo: arreglarse bien su corbata.
-pues quería venir a felicitar a mi ex prometido. ¿En serio no puedo? - su tono de voz estaba cargada de ironía.
- no. Ahora vete - uso su tono cortante. Al rubio le fastidiaba.
-vamos. Mira, no me iré de aquí hasta que te dé mi regalo y lo pruebes. En cuanto lo hagas yo no volveré a molestar jamás. ¿Que dices? - se le acercó, hasta rodear con sus brazos el cuello del alfa.
-esta bien. Pero no volverás - se encontraba irritado. Solo quería que esa mujer se fuera de una vez por todas. No la quería cerca del Omega.
La mujer, de su bolsa, saco, con sus manos tapadas con guantes, el signo Omega, hecho de metal. Desde donde el príncipe se encontraba podía sentir un olor extraño pero atrayente, de aquel artefacto.
-¿Que esperas? Tómalo. No muerde - saco una risita tonta. El alfa lo tomó recelosamente. Para después verlo más de cerca.
Al hacer ese movimiento, el olor se intensificó, para después, el alfa perdiera el control de su cuerpo. Alcanzo a ver cómo la alfa sonreía triunfante.
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Un amor especial
Fanfic-En una época, donde cada reino era diferente, y con tanta tecnología como para poder comunicarnos y transportarnos a otros lados. Dónde, aún con toda la tecnología, había miedo por los piratas. Dónde las personas estaban divididas en Alfas, Betas...