Capitulo 2

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Narra Jason

Decir que la fiesta era divertida y que nadie querría dormir, sería mentir descaradamente.
     Odiaba este tipo de fiestas, todos siendo hipócritas, hablando mal de las demás vestimentas de los demás o cualquier otra cosa absurda que se les ocurriera para criticar.

      Ahora mismo mi padre me había mandado a llamar con uno de los trabajadores con traje de pingüino me acerque lentamente para solo verlo a el junto con una chica más o menos de mi edad, con cara severa, y todo su cabello —largo por cierto— recogido en una trenza que caía con gracia por su hombro izquierdo.

-hijo, quiero presentarte a Reyna, será tu nueva prometida - los dos estrechamos manos, muy formales y sin sonreír. A ella tampoco parecía agradarle esta noticia.

-ahora vayan a caminar al patio trasero para conocerse - hablo Hera apareciendo de repente. Esa mujer algún día me matará de un susto.
     Después de asentir, caminamos, uno al lado del otro, saliendo por las puertas para llegar al patio lleno de rosas y con un árbol gigante en medio.

-asi que... ¿ Eres del reino vecino? - bien, sabía que está no era una forma muy correcta de comenzar una conversación con mi prometida. Pero vamos, que no la conozco de nada, así que, mejor comenzar desde ahí

-si - fue todo lo que dijo. Y yo que pensaba que yo hablaba poco.

-y... ¿Quisieras hablarme más de ti? - tuve que alargar bastante la "y"

-pues soy buena con la espada... Y cualquier arma que me pongan enfrente. Fui criada para la guerra - ahora si no sabía de qué más hablar.

    Lo bueno era que ella se alejó de repente, acercándose a una señora un poco grande, supongo, su madre. Por lo menos así no tenía que entablar una conversación con alguien con quien realmente no quería hablar.

Y así se pasó la fiesta: yo "intentando huir" de mi prometida y de mi padre. Me sentí aliviado cuando terminó y todos se fueron, o eso fue lo que pensé

-hijo, que bueno que te veo. Te quería decir que Reyna dormirá en la misma alcoba que tú - me guiño un ojo. Ya me imaginaba lo que habían tramado Zeus y Hera: si me acostaba con esa alfa y la preñaba, quedábamos unidos. Y aunque encuentre mi pareja no podré ir con esta porque ya hice un lazo con alguien más. A menos que los dos quieran romper ese mismo lazo.

-pero papa, tú me habías dicho que... - intenté replicar. Pero simplemente no me lo permitió

- pero nada. Desde hace ya un año debías de quedarte ya con el trono y además haberme dado aunque sea un nieto. Lo cual no has podido por estar esperando a alguien que puede que ni exista. Sabes que los alfas casi siempre encuentran su pareja jóvenes, y si no es así entonces nunca la encuentran.  - me encontraba enojado. Más que eso. Lo que sigue de enojado. Estaba que echaba chispas.

-¡Sabes que esperaré a esa persona. Aunque me tarde toda una vida! - sabía que no debí alzar la voz. Eso siempre me lo debía de repetir en la mente. Pero se me olvidó por la cólera, hasta que senti un fuerte golpe que hizo que volteara la cara.

- no me vuelvas a hablar así. Te daré un mes. En ese lapso debes encontrarla. Si no es así, entonces, cuando se cumpla ese mismo mes, te casarás con Reyna, esa misma noche se acostaran y así todo solucionado. ¡Un mes! - y con eso último se fue.

     Solo podía pensar en que en serio debía encontrar a mi pareja rápido.

Narra Percy

Me desperté de una cama que ni idea de quién era, con un gato y una serpiente a cada lado. Por el fuerte dolor de cabeza no quería ni pensar en el porqué carajos tenía a dos animales a mis lados. Solo esperaba que no me lo hayan metido porque aún era virgen. Y pensaba seguir así hasta que.... Ni sé cuándo. Solo siento que debo de estarlo. Siempre que me estoy a punto de acostar con alguien, me da demasiado asco esa persona, aún siendo la más apuesta de este jodido mundo.

Un amor especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora