prologo

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-En una época, donde cada reino era diferente, y con tanta tecnología como para poder comunicarnos y transportarnos a otros lados. Dónde, aún con toda la tecnología, había miedo por los piratas. Dónde las personas estaban divididas en Alfas, Betas, y Omegas. Dónde existían las parejas destinadas.

"Todos los reinos tenían una misma historia, una que nunca cambiaba aún con cada generación que pasaba, siempre se contaba tal cual estaba escrito.

    " Cuenta la leyenda, que un día, la diosa luna se enamoró del dios sol, lamentablemente ellos nunca se podían ver. Mientras ella salía de noche, el sol salía hasta el día, prácticamente nunca podían estar juntos o verse. Así que, con ayuda de las estrellas, lograron estar una noche juntos mientras sus amigas estrellas brillaban para que no fueran descubiertos por la diosa de la tierra. Poco tiempo después de aquella noche en la que lograron demostrarse su gran amor, nacieron sus hijos. Unos humanos de tres clases: a los más fuertes, líderes, y con todos sus sentidos desarrollados, los llamo Alfas. A los más débiles, que no podían ser independientes, y con una belleza descomunal, además de que eran muy fertiles, los llamo Omegas. Y por último, sus hijos que no tenían nada que los hiciera destacar, que no eran fuertes pero tampoco débiles, que podían ser independientes pero tampoco al grado de poder liderar a un gran grupo, los llamo Betas.

     "Así pasaron años, siglos, en los que ella aún no podía verse con su amado, pero, por lo menos si le era posible el ver a sus hijos crecer y reproducirse. Ella notaba todo su sufrimiento al igual que sus alegrías. Y ella ya no se sentía tan sola. Ni si quiera el dios sol volvió a sentirse tan mal por no poder estar siempre con su amada, ya que también podía estar al pendiente del fruto de su gran amor.

     "Una noche, la diosa luna ya se había cansado por ver a sus hijos siempre pasando de pareja a pareja. Solamente los alfas se iban con alguien, lo preñaban, y luego la dejaban botada para buscarse a alguien más y hacerle lo mismo, O  los veía romperse el corazón. Así, decidió que lo mejor era el darles una pareja destinada. Lamentablemente solo los alfas podían olerla. Ella sabia que ni los betas ni omegas podían, por no tener algún sentido desarrollado tan fuerte como los alfas. Así que, el dios sol, ayudaría a los restantes para por lo menos el sentirla.
     De esta forma, todos los humanos lograron estar un poco mas tranquilos, y al fin sentaban cabeza con aquella persona que les complementaba.

     "Un dia, los humanos se dieron cuenta que Omega con Omega no podían estar juntos, ya que el semen del Omega no podía dar vida. Cómo tambien notaron que alfa con alfa era muy difícil que naciera alguien, pero si lograba nacer algún bebé, entonces este era prácticamente invencible. Los humanos los llamaron Alfas prime.

     "Pocos años después, lograron también el saber que si los dos alfas no eran parejas destinadas era más seguro que nacería uno. Aunque esta información solo se la quedaron los de la realeza. Para ser los únicos que existieran en abundancia.
     Esta vez, los dioses decidieron no interferir. Aunque, eso sí, ellos crearon un Omega único, uno que no fuera tan débil, que pudiera defenderse a si mismo, pero aún así debía depender un poco de su alfa. Pero eso solo sucedería cuando se encuentren. Este Omega no era tan común, era tan raro como los alfas prime. Por lo tanto, que alguien tuviera de pareja a un Omega así, les daba mayor prestigio. Era una joya única.

    " Para poder diferenciar a un Omega normal, al Omega único, solo se necesitaba un buen olfato: el único, era simplemente irresistible para cualquier alfa, mientras que el normal, podría ser muy empalagoso para varios.
 
     "Por eso mismo, cuando los reyes, o los príncipes encontraban a uno, prácticamente lo raptaban y se quedaban con el. Porque, si un alfa normal, y un Omega único tenían relaciones, entonces nacía un alfa prime u otro Omega único. Era cien por ciento seguro que nacería un bebé de uno de los dos. - la mujer cerro un rato sus ojos cansados. Para luego abrirlos y ver a su pequeño hijo.

-mamá, ¿Porque siempre me cuentas esta historia? Si ya sé cómo es nuestro reino - le dijo un pequeño príncipe rubio a su madre, la reina, la cual ya se encontraba muy enferma y era muy poco probable que llegara a sobrevivir

-porque quiero que esperes a tu pareja destinada. No quiero que le hagas caso a tu padre de casarte con alguien que no sea aquella persona. Lo más seguro hasta te insistirá la próxima reina, así que tampoco le hagas caso - una fuerte tos la interrumpió a la mitad, aunque logro terminar de decírselo.

- ¿Aunque me presenten a alguien que valga la pena? - aún teniendo ocho años, el pequeño rubio entendía gran cosa de la vida. Su hermana mayor se había escapado hace tan solo dos años, con la excusa que quería vivir su vida, y no quedarse encerrada en un castillo.

-aun así pequeño. Mejor espera a tu persona destinada. Tal vez tarde algo de tiempo, pero valdrá la pena la espera - le acarició el cabello.

     Fue su último movimiento antes de dejarse llevar por la obscuridad absoluta, para no volver a abrir los ojos de nuevo.

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Este es una nueva historia que se me ocurrió. Y tengo otras historias con las que también estoy trabajando para poderlas publicar.

Espero que les guste.

Dejen estrellitas y comentarios. Eso me ayuda a seguir escribiendo más libros UuU

Se despide *la hija de Hades*

Un amor especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora