{EN EDICIÓN}❝Róbame la juventud❞ [JinSu]🠔[SuJin]ܟ

Prefacio.

''Agitación, irritabilidad, aislamiento social, comportamiento auto-destructivo, hipervigilancia u hostilidad hacia el entorno. Pérdida de interés o placer en hacer actividades; culpa o soledad. Desapego emocional o pensamientos no deseados; insomnio o pesadillas.''

Seokjin sabía que estar en la pubertad lo dejaba en una situación de desventaja impresionante. Sabía también que dicha fase debería alcanzar su tope a los quince, ¡hasta dieciséis! Pero actualmente, estando en su mierda de diecisiete..., realmente se sentía como si estuviera jodido. Estos no eran sus años, principalmente porque no podía comportarse sin actuar como un idiota total. A veces era demasiado indiferente y otras veces era excesivamente sensitivo. A veces se lo adjudicaba a las pastillas que lo mantenían bajo control, otras veces simplemente a su humor de mierda. Como la vez en que le dijo a su madre que si su abuela no quería recibirla en su casa era porque: ''directamente no la quería''; o la ocasión en la que rompió el libro favorito de Jimin y este le miró con tanto odio que se sintió derretir en llanto, gritando que lo lamentaba y que nunca volvería a ocurrir.

Él tenía ansiedad generalizada, o ansiedad post-traumática, o social, o alguna. Creyó escuchar a la psiquiatra hablar discretamente sobre un cuadro depresivo, también. No sabía qué mierda tenía, pero lo tenía por la forma en que su madre se decepcionaba luego de cada consulta con la psiquiatra o el psicólogo. Siempre era lo mismo. ''Ansiedad, depresión, fobia, alteración emocional'' ¿de qué?, ¿qué era lo que iba tan mal con él? Se sentía común. O tal vez más de cinco años conviviendo con un diagnóstico que ya había olvidado le habían enseñado que no podía ser de otro modo. Realmente no le hacía gracia escuchar a los adultos hablar de lo ''distinto'' que era su modo de funcionar.

Aun así, sigue creyendo que él está bien.

Le gusta el chico más guapo en el instituto, es un ñoño de primera y también un friki por los juegos; tiene un maldito amigo regordete y de cachetitos rellenos y..., es todo. ¿No es eso lo común?, ¿no es eso algo del montón, trivial y aburrido? ¿Entonces por qué debía ir a terapias, por qué el mundo debía mirarlo como si fuera un enfermizo patán, el idiota más grande en el universo entero?

—¿Te han dicho que eres un cabrón insensible?

Ahí estaba. La maldita duda que siempre los corroía a todos.

Sus ojos se iluminaron por instinto.

Frente a él estaba el chico más honesto, más duro y más bastardo que habría de conocer en la vida. Era como él. Era él. ¡Se veía reflejado en él! Iguales, idénticos; tanto que podrían compatibilizar el día entero sin aburrirse.

Y, tal vez, se trataba del prototipo de cretino que lo sacaría de su pozo negro, de su basura colosal antes de hundirlos a ambos en la propia.

—Algo así.