Primera parte.

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LET ME OUT.

LET ME OUT

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Fue tiempo después de que su padre los abandonara, la primera de tres veces que iría a terapia en grupo. Apenas tenía once y ya sabía que se iba a juntar con un montón de críos hiperactivos, ansiosos por jugar a los carritos en vez de prestarle atención al psicólogo a cargo de sus casos.



Sería mucho más relajante decir que él no sería la excepción. El problema es que sí lo era. Con una personalidad mas bien tranquila, prefería mil veces balancearse en una silla a la espera de indicaciones. Quizá el quedarse sin una figura paternal había afectado demasiado en su vida. Porque ahora era callado, lloraba todas las noches y se sentía abandonado. Siempre preguntaba que dónde estaba él y, su madre, con ojos sombríos, le decía que eso era un secreto. Seokjin se había rendido en su hazaña de recuperar al hombre. No estaba ahí, lo había dejado. Porque era un maricón.



Esa era la única memoria que tenía. Que su padre constantemente le llamaba maricón, afeminado, invertido, problemático sexual.



Pero, retomándose la conversación, estaba ahí en contra de su voluntad y los juguetes ni siquiera le gustaban. Nada le gustaba. Ni mirar el cielo, ni mirar la ciudad a través de la ventana, ni siquiera comer le agradaba. A veces pasaba días enteros durmiendo y después despertaba con más cansancio mental. ¿De qué? No lo sabía, pero no preguntaba porque tampoco le interesaba mucho. Es esa edad en la que los niños son demasiado ''me importa una mierda todo'' y la tristeza les entra por un oído y les sale por el otro.



Sin embargo y pese a su disgusto, cuando se encontró a la preciosa mujercita de piel blanquecina, se sintió derretir.



Me he quedado ciego, ¡ahora no me importa nada! —soltaba con extrema delicadeza. No cantaba ni muy bien ni muy mal, pero por la forma en que movía ágilmente los dedos sobre el piano, supo que acababa de encontrar al amor de su vida. O eso quería creer en su inocencia. Estaba haciendo arte. La chiquilla hacía arte y Jin estaba embobado. ¿Cómo era posible que hiciera música? Se le podría comparar a la que escuchaba en la radio o a los discos que su madre a menudo ponía al hacer el aseo. Pero esto era mejor. Esto era mil veces mejor.



Era la primera vez que se removía algo en su interior. La primera vez en años. La escuálida forma que tenía para derretir sus nudillos en el instrumento musical..., la manera en que el cabello le caía como cascada por la espalda y parte de sus ojos, impidiéndole apreciarla con apogeo. Pareciera como si enredara en un mundo donde no quisiese ser vista. Estaba metida en su ensoñación, pateando el suelo con desenfreno pese a que esa era la función de tomar tiempos y no de ralentizar su frustración. ¿De qué? Todos tenían frustraciones, hasta los niños; que tan descuidados y despreocupados eran. Jin no conocía el monstruo de la menor, pero la entendía. Y uno, dos, tres..., y volvía a la armonía. Tan melodioso, tan experimentado que Seokjin envidió el talento innato que ocupaba el menudo cuerpo de la muchacha.

{EN EDICIÓN}❝Róbame la juventud❞ [JinSu]🠔[SuJin]ܟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora