Capítulo 16: Costumbres.

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Emma despertó como a eso de las 6:00 de la mañana y se preparó para la universidad, se estaba ya acostumbrando a la rutina que llevaba con Simón en las mañanas, primero ella usaba el baño de 6:00 a 6:30 y salía de la casa como a eso de las 6:45, cuando Simón recién despertaba y se metía al baño.

Pero esa mañana sabía que algo extraño pasaba, el sol estaba más radiante que de costumbre y Emma se sentía extraña, al tomar su celular se dio cuenta del problema y soltó un grito demasiado alto, tanto así que Simón llegó en menos de dos minutos con una mirada asustada.

Si: ¿Emma, qué sucede?

Em: ¡Son las 7:30! ¿Por qué no gritaste o algo?

Emma se levantó de la cama y comenzó a tomar sus cosas para bañarse, mientras Simón solo la veía divertido desde la puerta, luego de un segundo se recostó sobre la cama de Emma riendo ligeramente.

Em: ¿De qué crees que te ríes, Vargas?

Si: Pues de que hoy es sábado.

Emma se paralizó y tras reaccionar se acercó hasta Simón con los ojos entrecerrados.

Em: ¿Y me lo dices ahora?

Ella tomó una de sus almohadas y subiendo también a la cama, comenzó a dejar pequeños golpes en el abdomen de Simón mientras este no paraba de reír.

Em: Entonces muévete, me quedan algunas horas de sueño.

Si: Sabes que no, le dijiste a los chicos que hoy irías con nosotros a ver a Villamil al hospital.

Em: ¿Qué? ¿En la mañana? ¿Cuándo dije eso?

Si: El jueves que vinieron a ensayar.

Em: ¿Hablas de jugar FIFA y hacerme comer papas y hamburguesa?

Simón rio y se sentó frente a ella.

Si: Yo no vi que nadie te obligara, además, es difícil ensayar sin Villa.

Em: Si sigo comiendo así tendré que vivir en el gimnasio o iré rodando a la universidad.

Simon tuvo el impulso, por un momento, de decirle a Emma que estaba más que perfecta gorda o flaca, mas solo giró los ojos y soltó algo menos lindo para calmar su conciencia.

Si: Nadie se resiste a las hamburguesas.

Em: ¿Y cuándo sale?

Si: Una semana más y es libre.

Em: Wow ¿Tanto?

Si: Sí, es que parece que algo dentro de él fue más grave de lo que los doctores creían, pero ya está en tratamiento.

Em: Bueno, iré a verlo, pero lo haré más tarde. Quiero dormir.

Simon giró los ojos y justo vio a Manchas en el piso intentando subir a la cama, con una sonrisa maliciosa tomó al gato entre sus manos y se lo puso en el abdomen a Emma.

Em: ¡Simón! Manchas, no te muevas tanto.

Si: Jajajaja, creo que los planes de alguien de dormir se arruinaron ¿Eh?

Emma vio a Simón con los ojos entrecerrados y le dio otro almohadazo.

Si: Cuanta agresividad. Los chicos llegan en 20 minutos.

Emma soltó una queja y Simón rio mientras se disponía a salir del cuarto.

Si: Por cierto, ¿noche de películas?

Emma se quitó a Manchas de encima y miró a Simón con una sonrisa y un inconsciente brillo en los ojos.

Em: Hecho.

Martín se levantó de la cama y comenzó a buscar su ropa alrededor del departamento que ahora Isaza estaba rentando.

Había decidido vivir solo, aunque la mayoría del tiempo Martín estaba ahí, esos dos no habían aclarado la gran cosa, sabían que se querían de una forma romántica, les encantaba besarse y hacer todo tipo de cosas en aquel departamento, sin embargo ninguno se animaba a dar algún otro paso, y es que todo era tan reciente que aún les daba pena hacer ciertas cosas, como amanecer desnudos al lado del otro, por eso Martín buscaba con tanta urgencia su ropa antes de que Isaza despertara.

Una vez que la encontró, sonrió y se metió a la ducha. Dejó que poco a poco el agua se llevara todo el rastro de la noche anterior, recordó como Isaza lo había besado, como lo había tocado y como le había susurrado al oído cuánto lo quería, recordó cómo se durmió sobre su pecho y como amaneció viendo su rostro favorito.

Había sido la primera vez que hacían el amor en aquel lugar, todo había sido tan esporádico y a la vez tan perfecto que Martín no podía borrar la sonrisa de su cara, incluso cuando el trasero le dolía en extremo.

Sin querer comenzó a tararear una de sus canciones mientras el jabón terminaba de dejar su cuerpo. De repente, un sonido raro se oyó y un minuto después Martín tenía a Isaza delante de él con una sonrisa.

Martín se asustó por un corto momento y con la pena encima trató de esconderse tras la cortina, mas Isaza rio y entró a la ducha con él, lo tomó de la cintura y muriendo de ternura por las mejillas sonrojadas de su chico plantó sus labios encima de los de él con un dulce beso.

Martín se despojó de la pena y puso su brazos en los hombros de Isaza, aunque eso seguía siendo algo extraño para ambos, se sentía tan bien y tan correcto que ninguno podía ni quería parar.

Isa: Buenos días, Bachi.

Martin giró los ojos divertido.

Mar: Me besas cuando quieres y ayer rompiste mi trasero, ¿me seguirás diciendo Bachi?

Isaza rio y volvió a unir sus labios con los de él en un dulce beso.

Isa: Claro que sí. Anoche fue increíble.

Martin sintió como algo se movía dentro de él y de nuevo se sonrojó.

Isa: Que penoso salió usted.

Mar: Ah ya, discúlpeme por no estar acostumbrado a esto.

Isaza rio nuevamente y volvió a pegar a Martín hacia sí.

Isa: Me encanta que no estés acostumbrado, Marto.

Martin sonrió y acortó la distancia que los separaba.

Mar: Ya es un avance.

Isaza rio y tras besarlo nuevamente, se comenzó a bañar, pero antes de eso, justo cuando Martín iba a salir de la ducha, Isaza dejó un pequeño golpe en su trasero que le dolió como el demonio, Martín soltó un par de majaderías mientras salía del baño e Isaza reía feliz y divertido, ese chico lo volvía loco y a pesar de que las cosas parecían extrañas, no se arrepentía de ninguna de las decisiones que había tomado.

Gracias por su tiempo, voto y/o comentario.
Carol.

Enamórate - Simón VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora