Capítulo 20: Me gustas tú.

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Simón siguió besando a la chica como si no hubiera mañana, sus manos viajaron hasta su cintura y tras sentir de repente su piel fría contra sus manos, Emma soltó un suspiro.

Él se separó y la miró con una sonrisa, de repente la luz volvió y pudo observar por completo a Emma, su cabello estaba revuelto y una sonrisa pintada su cara, él se puso de pie y la ayudó a hacer lo mismo. Pensó en que quizá Emma le diría algo, pero nunca esperó que la tímida chica que conocía fuera quien lo volviera a besar y poco a poco lo orillará hasta la cama.

Em: Sabes que Monchi, creo que...

Simón sonrió y apegó más a sí a Emma, ambos cayeron en la cama y ellos se siguieron besando por un buen rato, hasta que Manchas subió a la cama y los interrumpió.

Emma se sentía dudosa, no sabía que era lo que seguía, si debía irse ya a su cuarto o debía seguir besando al chico o que, afortunadamente Simón actuó más rápido que sus pensamientos y distendió su cama, se metió en ella y le hizo una seña a Emma para que hiciera lo mismo, ella no dudó ni un segundo y se acostó con algo de pena al lado de Simón, este sonrió y la abrazó levemente mientras se perdía en sus ojos.

Em: Vamos a tener que hablar de esto.

Simón rio y unió sus labios con los de ella en un leve beso.

Si: Mañana, te prometo que mañana.

A la mañana siguiente fue Simón quien despertó primero abrazado por el cálido calor que el cuerpo de Emma le daba, por un momento se permitió pensar en lo que estaba pasando y en lo que quería hacer, esa chica le gustaba, pero no podía arriesgarse a que las cosas entre ellos terminaran mal, por el bien de la banda.

Sin embargo ahí estaba, rodeando con sus brazos a la chica que lo volvía loco, tanto que la noche anterior no había podido contenerse, estaban jugando con fuego y Simón se había quemado.

Ahora sabía lo que "tenía" que hacer, pero no quería, quería tener a Emma entre sus brazos un poco más y pensar que había alguna especie de futuro donde ellos pudieran estar juntos sin arriesgar mucho, pero Simón estaba consiente de que eso no existía.

Así que con mucho pesar se levantó de la cama y se fue a dar una pequeña ducha, pensó en quizá hacer el  desayuno pero se contuvo por dos cosas: La primera: Porque seguro terminarían él y Emma intoxicados con algo de lo que cocinara. Segundo: No quería confundir a Emma cuando no podía darle nada seguro, aunque ella le gustara mucho.

Así que solo se terminó de duchar y decidió usar la salida más fácil, aunque no quizá la más correcta.

Tomó una hoja de la libreta que estaba en su escritorio y una pluma, antes de escribir volvió a ver a Emma y soltó un suspiro al darse cuenta de cuánto le gustaba aquella chica, pero debía tener cuidado.

"Emma, lo siento por lo de anoche, me dejé llevar por el momento e hice una estupidez, te prometo que no volverá a pasar. Salí a ver a Villaco, espero podamos vernos esta noche para una maratón de películas, tú eliges.- Simón"

Simón dejó la hoja sobre la almohada en la que estaba recostado y luego vio una última vez a Emma, su respiración estaba tranquila y una extraña mueca estaba en sus labios, curiosamente Emma no sonreía mientras dormía, al contrario hacia todo tipo de gestos, eso a Simón le parecía tan adorable que más pronto que tarde quizo volver a besarla, lentamente se inclinó y dejó un suave beso sobre su mejilla. Quizo alejarse, pero su fuerza de voluntad no era tanta, no podía estar cerca de ella sin querer devorar sus labios, y sabía que no debía hacerlo, pero todo su cuerpo lo pedía a pulso, así que se inclinó más y posó sus labios sobre los de ella en un suave beso que causó que poco a poco Emma despertara.

Ella sonrió y besó a Simón con gusto, sus labios comenzaron a jugar entre sí y Simón posó sus manos en la cintura de ella, logrando que Emma sonriera y tratará de pasar sus manos al rededor del cuello de Simón, pero entonces su mano tomó con algo blando en la almohada y se distrajo del beso.

Simón notó esto y miró decepcionado a Emma, y se asustó aún más cuando vio que ella tenía la nota en sus manos, no supo cómo reaccionar y simplemente dijo lo primero que se le vino a la mente.

Si: ¡Emma no! No la leas, por favor.

Emma miró confundida a Simón, lo que hizo que él se pusiera más nervioso, esto causó que empezara a hablar más rápido y de más.

Si: Es para ti, pero no debía estar aquí cuando la leyeras y entonces yo...

Emma sonrió y puso su mano en el hombro de Simón.

Em: Entonces vete.

Si: No, pero no sé si quiero que lo leas.

Em: Si no lo quisieras no lo hubieras escrito.

Emma sonrió feliz y se levantó de la cama para dirigirse a su cuarto.

Em: La leeré luego, ahora me voy a cambiar.

Si: Yo... yo iré a ver a Villa.

Em: ¡Que te vaya bien!

Entonces Emma entró a su habitación y se echó feliz sobre su cama, mientras que Simón salía del apartamento sintiéndose la persona más horrible del planeta.

Emma suspiró feliz y abrió la nota, poco a poco su sonrisa fue desapareciendo y asimiló lo que estaba pasando. Primero Simón la besaba en la noche y le prometía hablar por la mañana, luego en la mañana escribía una nota diciéndole que había sido un error, pero después de escribirlo la volvía a besar, ¿Quién entendía a ese chico? Emma se dejó llevar por la primera emoción que la domino: Enojo, y se comenzó a cambiar para ir a unas clases que tenía.

Em: Sí, fue un error.

Gracias por su tiempo, voto y/o comentario.
Carol.

Enamórate - Simón VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora