11. Invitación

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Tony abrió los ojos, se había quedado dormido en la mesa del taller, se enderezo y se sobo el dolorido cuello, debía dormir unas horas decentes en su cama. Había estado trabajando dos semanas enteras pegado a un Doctor Strange con el cual descubrió llevarse bastante bien, pero a consecuencia habían tenido que reducir sus horas de sueño y su alimentación.

Le gustaba coquetear con Strange era algo que le divertía porque el castaño se lo tomaba bastante bien, y a modo de venganza le trataba como una señorita lo cual si detestaba. Aunque extrañaba a Banner, esos momentos donde le gustaba ver si podía sacar a Hulk eran épicos, no podía decir que Strange no sabía divertirse, sobre todo cuando su celosa capa se le pegaba para que Tony no se acercara más de lo debido.

Miro la mesa de trabajo, frente a él había un aparato que desprendía una luz blanca y en el centro unas letras negras "objeto no encontrado", era el prototipo de lo que le ayudaría a buscar la gema, el problema es que no podía aun cargarlo en alguna de sus armaduras para mandarla a rastrear por todo el mundo si era necesario, pero las pruebas habían salido positivas.

Se bajo del banco donde estaba haciendo un estiramiento- viernes cierra el taller-se miró una última vez en el reflejo del cristal, tenía el cabello desordenado con mechones cayéndole por todos lados, una sonrisa cruzo sus labios, ahora ya no era tan extraño mirarse, le gustaba la apariencia que tenía.

Paso a la cocina donde se preparó un café y tomo unas donas, extrañaba desayunar con Steve, pero apartir de la misión parecía que su relación o lo poco que habían logrado avanzar se había ido al traste, y eso había dejado en Tony un hueco que no podía llenar.

No podría decir con exactitud cuándo de ser el fan número uno del gran Capítan américa, paso a ser un amor platónico, su padre le contaba historias de sus hazañas, le conto de los comandos aulladores, sabía todo sobre el capitán américa. Pero de adolescente, al sentirse confundido y desubicado podía imaginar como seria tocar el cabello del capitán o su rostro.

Con el tiempo esos sentimientos se apagaron, y no volvieron a mostrarse hasta hacia unos meses, justo cuando ese rubio con ojos que parecían pedazos de cielo, le había ayudado en muchos aspectos. Pero sólo era eso un amor de lejos, un amor que mostraba haciéndole bromas porque en el fondo era un niño pequeño asustado, demasiado asustado como para coquetearle ahora que de alguna manera tenía la posibilidad de acercarse a él. Porque estaba claro que como hombre y con los pensamientos retrogradas de ese ídolo americano en la vida le haría caso.

Había que ser honesto pensó Tony, aun con un lindo cuerpo, una cabellera larga y su voz, Steve Roger jamás lo vería de otra forma porque en el fondo él era Antony Stark y ese hecho le hacía desesperarse por sentir tantas cosas hacia ese grandulón super desarrollado.

Suspiro ante tales pensamientos, "tienes a Pepper, te ama y la amas ". Tony realmente amaba a Pepper podía apostar su vida por ella, pero no le hacía sentir ni la mitad de lo que el tonto fósil hacia cuando platicaban, o lo molestaba.

Porque comes con la luz apagada-Steve le miro confundido encendiendo la luz- me asustaste.

No creo que pudiera asustarte, aunque quisiera- el castaño se golpeó en su pecho- tengo una lucecita permanente atada a mi radioactivo corazón ¿Quién necesita luz?

Steve se sintió tonto por haber hecho esa pregunta, sonrío tímidamente- tienes razón, no lo había visto de esa manera.

Eso es porque eres del siglo pasado-Tony hizo una mueca de sonrisa- pero ya te vas adaptando mejor.

Puede ser- Steve saco un cartón de leche y se sirvió en un vaso, volviendo el momento silencioso, el ambiente no era tenso en sí, pero cada uno sentía que el otro estaba enfadado y eso les oprimía el corazón- como te ha ido con el Doctor Strange, ¿su magia ha avanzado en algo con lo de la gema?

Deseos de cosas imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora