Sustituto

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-Lo hiciste bien Yuya- dijo Shun al chico de ojos carmesí una vez que todo el problema con Zarc terminó.

Yuya asintió, sin embargo no se veía muy feliz por haber logrado su objetivo de hacer felices a todos, sobretodo al bebé Reira.

-¿Sucede algo malo?- preguntó Shun un poco preocupado.

Yuya no lo miró, de hecho lucía como que el jovencito estaba evitándolo deliberadamente ¿por qué?

-Yuya- insistió Shun tranquilamente una vez más, ésta vez se inclinó un poco buscando la mirada del color carmesí.

-Lo siento mucho- dijo Yuya mientras su labio inferior temblaba -¡Lo siento mucho Kurosaki!-

El halcón se desconcertó cuando por fin esos rubíes lo enfrentaron, estaban cristalinos, con lágrimas contenidas y el labio del chico temblaba sin control.

-¿Que sucede? ¿por qué te estás disculpando?- preguntó Shun bastante desconcertado, ¿por qué Yuya estaba al borde del llanto? ¿No debería de ser feliz en ese momento en el que todo el mal había terminado?

-Yuto- se limitó a decir Yuya antes de que los primeros cristales salinos se derramaran por sus mejillas -Ya no puedo escucharlo-

Ante esas palabras Shun sintió como un nudo se le formaba en la garganta al tiempo que su corazón dolía, eso solo significaba…

-Ya no puedo escucharlo- repitió Yuya cerrando sus ojos, sus hombros temblando -¡Se ha ido!- rompió a llorar.

Shun sintió el frío recorrer su cuerpo mientras lágrimas empañaban sus ojos, lo había temido, que su mejor amigo jamás volvería. Cerró sus ojos mientras maldecía a Academia una vez más, a Akaba Leo y su séquito de destructores. Todo había terminado pero se habían llevado tanto, su dimensión había sido devastada, familias y niños estaban traumatizados de por vida y su familia… su mejor amigo… todo se había ido.

Aun así, mientras estaba ahí escuchando el llanto del chico de ojos carmesí fue capaz de mantener su compostura. Abrió los ojos mirando a Yuya, mirándolo a conciencia, incluso en su llanto era un hermoso chico, tan bello, tan noble, no era culpa suya lo que había sucedido.

Apretó los puños y respiró profundo, soltándolas antes de dejar ir el aire retenido, después de eso extendió su mano hacía Yuya alcanzando esos suaves mechones de su cabello para acariciar su cabeza.

-No es culpa tuya Yuya- esa era la verdad, no era justo que el chico llorara por eso -No es tu culpa-

Esas palabras hicieron que el chico abriera sus bellos rubíes y lo mirara, había tanta pena en su mirada mientras el chico tomaba la otra mano del halcón entre las suyas.

-Lo siento tanto… Shun- dijo una vez más Yuya sorprendiendo al mencionado, era la primera vez que el chico lo llamaba por su nombre -Sé que tu y Yuto eran... muy unidos- la mirada que le dio le hizo saber a Shun que Yuya sabía la verdad sobre su relación con su mejor amigo, no, su amante… eso solo hizo que el llanto descontrolado del chico cobrara sentido -Lo siento-

Shun tragó el nudo de emociones que se había acumulado en su garganta y sonrió lo mejor que pudo -Está bien Yuya- no, no lo estaba, pero no había nada que alguno de los dos pudiera hacer.

Yuya negó -¡No lo está!- gritó enfrentándolo mientras aferraba con más fuerza su mano -Yuto… ya no está- repitió antes de que su mirada llena de pesar se llenara con resolución -Pero no estarás solo nunca más, yo estaré contigo- prometió.

Shun estaba profundamente desconcertado por ello, sobretodo porque Yuya no había dejado ir su mano ¿porqué el chico prometería algo así?

La temerosa sonrisa que le dió Yuya lo desconcertó un poco más antes de que el chico volviera a hablar evitando de nuevo su mirada mientras sus mejillas se sonrojaban.

-Tú… me gustas Kurosaki- confesó el chico de ojos carmesí luciendo algo apenado -Sé que no es el momento para decirlo pero…- antes de que Yuya pudiera decir algo más fue sorprendido por los brazos de Shun envolviéndose alrededor suyo en un cálido abrazo.

-Muchas gracias, Yuya- se limitó a decir el halcón.

Ante esas palabras el chico sonrió suavemente, no sabía porque exactamente las estaba recibiendo pero le encantaba sentirse entre los brazos de la persona que quería.

“Gracias por no querer dejarme solo” pensó el halcón antes de separarse un poco del abrazo, se había sentido tan familiar, cálido... como un hogar.

Llevó de nuevo su mano a la cabeza del chico acariciando esos suaves mechones verdes, Yuya le sonreía suavemente disfrutando del contacto, sus ojitos carmesí aún llorosos, sus mejillas manchadas con las lágrimas derramadas aunque ya no lloraba. Con calma el halcón bajó la mano con la que estaba acariciando el suave cabello a la mejilla de Yuya limpiando las mejillas en un movimiento ascendente. Sus dedos enredándose con los mechones de cabello peinándolos sin querer hacia atrás.

Los ojos de Shun se abrieron con sorpresa mientras un jadeo se quedaba atrapado en su garganta, comprendió entonces de dónde venía la familiaridad que había sentido cuando había abrazado a Yuya, porque podía ver en él al que alguna vez había sido su amante, podía ver a Yuto.

Entonces no pudo soportarlo más, sus rodillas cedieron, Yuya apenas alcanzó a sostenerlo para ayudarlo a arrodillarse suavemente en el suelo, después de eso Shun envolvió al chico en un abrazo apretado que desconcertó al chico de ojos carmesí por completo, por lo menos hasta que sintió el temblor en el cuerpo del halcón y luego las cálidas lágrimas empaparon su cuello.

Yuya lo sostuvo acariciando su cabeza mientras lloraba, una suave sonrisa en sus labios pues sostenía a la persona de la que se había empezado a enamorar.

Por su parte Shun lloró, lloró porque había perdido a su amor, Yuto, también lloró porque Yuya lo quería mientras que él solo podía ver en el chico a su amor perdido y lloró un poco más, porque a pesar de saberlo aun así no estaba dispuesto a dejarlo ir, lloró por saberse un maldito egoísta.

My demonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora