Amante

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-Se-Seth, espera, aquí no- las súplicas fueron acalladas con un voraz beso por parte de su compañero quien lo sostenía por detrás mientras sus manos inquietas se colaban por debajo de sus escasas ropas acariciando cuanta piel bronceada podían.

El beso se cortó cuando un gemido salió de su garganta, su ansioso compañero había llegado a su entrepierna empezando una deliciosa fricción por sobre la ropa.

-Lo siento mi faraón, es solo que te he extrañado en demasía- susurró Seth a su oído -siempre es un deleite tocarle, Alteza-

Atem gimió con más fuerza cuando la otra mano de su amante tomó uno de sus pezones y lo pinchó con cierta fuerza, eso en conjunto con las caricias en su entrepierna inflamaban más su deseo, estaba completamente excitado a esas alturas y no quería más nada en el mundo que el que su amante lo tomara, sin embargo se encontraban de pie en la sala del trono, alguien podría entrar en cualquier momento y se armaría un escándalo.

-Seth... Mghh- gimió el joven Faraón sintiendo que sus rodillas fallaba cuando su amante metió la mano debajo de sus ropas tomando su erección en la mano -Aaahhh... mmhh- afortunadamente para él Seth dejó de atormentar sus pezoncitos y lo sostuvo de la cintura, no solo lo ayudaba a no caer de rodillas sino que también lo sujetaba en su lugar para poder seguir masturbándolo por delante -Ahh.. ahh-

Los gemidos del joven gobernante eran cada vez más frecuentes y más elevados haciendo sonreír a su amante quien también se estaba poniendo cada vez más excitado. Una idea llegó a su mente por lo que despacio empezó a desplazarse hasta llegar al trono donde hizo que el gobernante se inclinara.

-Sostente fuerte- dijo Seth en su oído antes de mover las manos de la cintura del Faraón para llevarlas a sus partes más íntimas apartando de un tirón la ropa, era una suerte que las vestimentas de su amante fueran más sencillas de quitar.

-N-No... Seth- se escandalizó un poco Atem pero siguió aferrado a los reposabrazos del trono dorado.

-Todo estará bien Alteza, nadie más entrará aquí- susurró Seth al oído de su amante antes de mordisquearlo, la lujuria guiaba sus acciones pero lo había planeado, los guardias estarían muertos antes de permitir a alguien el acceso a la sala del trono cuando ellos estaban ahí -se mío-

-Ahh S-soy tuyo- gimió el Faraón rindiéndose a su propia lujuria, de todas maneras nunca podía resistirse a la tentación de hacer el amor con Seth, el hombre lo llamaba de la manera más básica -Adelante Seth, tómame- pidió.

-Con placer mi Faraón- contestó Seth sacando una botellita de aceite de entre sus ropas antes de retirarlas bajo la atenta mirada de Atem que no pudo evitar lamerse los labios, siempre era un deleite para su vista aquel cuerpo grande, masculino, con músculos bronceados, ni que decir de sus maravillosos atributos.

Seth sonrió por la mirada lujuriosa de Atem antes de abrir la botellita y vaciar un poco de aceite en su mano, después de eso la puso a un lado para empezar a introducir sus dedos en el orificio apretado de su amante.

Despacio, primero un dedo que causó un fuerte estremecimiento en el cuerpo sensual del Faraón, luego otro que causó un gemido de dolor mezclado con placer, no se podía evitar, su querido Atem era sumamente estrecho, no importaba cuánto lo hicieran, su amante siempre estaba tan estrecho como la primera vez, no cabía duda de que ese cuerpo había sido hecho exclusivamente para su disfrute.

-Seth... por favor mmh- los gemidos necesitados de Atem hicieron que se apresurara en su tarea, así, cuando pudo introducir tres dedos estuvo seguro de que era el momento de entrar.

Despacio, centímetro a centímetro se hundió en esa vaina apretada recubierta de seda, la presión y la calidez dándole una sensación de placer sublime solo comparado con ver la expresión de éxtasis de su amante en la cúspide del placer.

-Mgmm Seth- lo llamó su Faraón por lo que no dudó en envolver sus brazos alrededor del torso del gobernante para pegar la espalda de éste a su pecho en una posición más íntima donde sus cuerpos pudieron frotarse y mezclar sus respectivas esencias cuando empezaron los empujes elevando lentamente el placer entre ellos.

Lo siguiente fue una serie de gemidos y jadeos llevados por el placer y acallados de vez en cuando por tórridos besos donde se mezclaban los gemidos y la saliva de ambos, no importaba, la lujuria por el otro necesitaba apagarse de cualquier manera posible.

Así pues Seth aceleró las embestidas en el cuerpo del Faraón tan acostumbrado a la fuerza de sus embistes y a su grosor que más que dolor lo único que sintió fue ardiente y avasallante placer que amenazaba con llevarlo a la locura.

-Pronto mi preciado Faraón- gruñó Seth con voz cargada de lujuria mientras tomaba el miembro del gobernante en su mano para masturbarlo al ritmo de las embestidas.

-S-Seth... aahh... m-mi nombre mmgh... llámame por mi nombre- pidió Atem en medio de sus gemidos.

El mencionado no pudo más que sonreír, siempre escuchaba esa petición y aunque lo habían discutido muchas veces era difícil para él llamarlo de otra manera, pues estaba educado para siempre servir a su gobernante, aún así, en el borde del abismo del placer siempre terminaba cediendo.

-A-Atem- esa sola palabra dicha con tal lujuria empujó al gobernante por el borde, su cuerpo entero se estremeció mientras el orgasmo lo golpeaba.

-¡¡Seth!!- gritó mientras su semilla se derramaba en la mano de su leal sacerdote, su compañero, su amante.

Seth gruñó cuando el cuerpo de su compañero lo apretó con tal fuerza que terminó siguiéndolo y derramándose en su interior llenándolo de su calidez.

Lo único que se escuchó entonces fueron las respiraciones aceleradas de ambos mientras bajaban de la cúspide del placer.

Atem volteó entonces recibiendo de inmediato un beso de parte de Seth.

-Insististe en hacerlo aquí- se quejó con un puchero.

-No te vi resistirte mucho- contestó Seth con una leve sonrisa antes de mostrarle al gobernante su mano llena de la semilla de su amante -pero descuida, tu trono está libre de manchas indecorosas-

Con esas palabras el rostro de Atem se sonrojó más de ser posible y se apartó de su amante, no había sido un buen movimiento cuando el miembro de su pareja seguía dentro suyo por lo que terminó gimiendo al sentirlo deslizarse fuera, eso aumentó su vergüenza.

-P-Pervertido sin remedio- murmuró Atem apartando la mirada, no quería ver esa sonrisa triunfadora en los labios de Seth, el hombre podía ser tan irritante como guapo.

Seth, por supuesto estaba sonriendo, pero también había un brillo diferente a la lujuria en sus ojos, pues cuando miraba a su pareja de esa manera no podía pensar en otra palabra para describirlo más que tierno, a pesar de que estaba prácticamente desnudo.

Ignorando eso último se inclinó sobre su pareja depositando un beso en esos labios que tanto adoraba -Te amo- dijo separándose tan solo un poco mientras veía a esos bonitos ojos color carmesí.

Atem sonrió entonces -Yo también te amo-

Después de eso volvieron a sumergirse en un beso que estaba lleno de ternura, con un toque de deseo pero por sobre todo de amor.

My demonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora