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"AQUÍ"

—Lo conozco.

Las palabras solo salieron de mi boca, porque en realidad no podía identificarlo del todo, pero era algo que simplemente sabía: lo conocía.

—¿Qué? ¿Y quién es? —inquirió Nolan, intrigado y desconfiado al mismo tiempo.

—No lo sé —admití en un tono más bajo y pensativo—. Pero lo he visto antes.

Él se acercó más como para ver si también lo reconocía. Deslizó el círculo de luz de la linterna desde las puntas de los pies del extraño hasta la cara mientras le echaba un vistazo pesado, analítico y suspicaz.

—¿Lo conoces pero no sabes quién es? —replicó como si fuera estúpido—. Yo no lo he visto antes, y ambos conocemos a la misma gente.

Sonaba estúpido, sí.

Quise decirle que ese muchacho era alguien a quien conocía más que por una sensación de familiaridad. Quise darle un apellido y una respuesta concreta, pero no pude.

Mi cabeza era un lío.

—¿Llamo a la ambulancia o lo llevamos directo al hospital? —decidí preguntar.

Nolan abrió la boca para responder, pero Ax emitió un gruñido bastante claro que lo interrumpió:

—¡No!

Ni siquiera reconocía el tono de su voz...

—¿No? —soltó Nolan, mirándolo como si estuviera loco—. ¡Estás sangrando! —enfatizó—. No te morirás en este patio. Podrían culparnos o qué se yo. He visto muchos casos así. —Me señaló con el dedo en modo de advertencia—. ¡Ni lo toques, Mack! Que tus huellas no aparezcan en él...

—¡Nolan! —le reproché para callarlo.

Pero él continuó, como siempre, porque así era Nolan: directo e incapaz de guardarse algo.

—¿Qué? —Lo señaló—. Es un desconocido, está sangrando, ¿y si viene de matar a alguien?

Gran punto.

No sabíamos qué había pasado con Ax ni por qué se encontraba en ese estado. De hecho, ahí parados en la oscuridad del jardín en el que la mayoría de las plantas estaban marchitas y contraídas en espirales macabros, no sabíamos nada.

Nada.

Desde alguna perspectiva éramos Mack y Nolan, dos muchachos asustados y curiosos que habían hallado a otro chico en condiciones alarmantes.

Loquísimo.

Pero había algo extraño en ese tal Ax además de la familiaridad que me inspiraba. No percibía peligro de su parte, ni siquiera una actitud amenazante. Parecía más bien confundido, nervioso...

—¿Qué fue lo que te pasó? —le pregunté a Ax.

Esperé a que respondiera, pero se limitó a mirarme de reojo, quizás estudiándome para tratar de identificar si iba a atacarlo o a ayudarlo.

Sentí pena de verdad.

Era un cuerpo jadeante y tembloroso en esa posición, y sí, la sangre le daba una mala pinta a la situación, pero sus ojos... podía jurar que aquellos ojos que proyectaban una sombra bajo sus parpados estaban cargados de temor.

—Hay que llevarlo adentro —dictaminé, irguiéndome.

Nolan me puso una mano en el hombro, como si así pudiera detener hasta mis pensamientos.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora