Él tiene un pasado oscuro

Capítulo 18

-Empieza contándome lo que más te dolió. -por algo debemos partir para tratar de comprender su estado de llanto sin minuto de término.

Toma un gran suspiro, trata de secarse las lágrimas, estamos en mi habitación y como siempre manejo papel higiénico en el mueblecito que tengo al lado de la cama, decido alcanzarlo para que lo use.

-Lo que más me dolió fue que hoy llevé una barra de mi chocolate favorito, entonces cuando ya nos encontrábamos tomando desayuno en el hospital, de hecho comemos en una sala diferente de donde están los abuelito ya que ellos tienen una dieta especial.

-Amiga, al grano por favor. -divaga mucho hasta llegar al tema principal.

-Justo me tocó sentarme con las cuatro Barbies de la universidad, a veces son simpáticas, el único problema es que hablan solo de ellas mismas. -Toma una pausa para limpiarse la nariz- Bueno, luego de unos minutos de yo estar en completo silencio y ellas hablar de lo que hablen, llega Eduardo...

Automanticamente sonrió por como lo ha llamado, como si fueran unos muy buenos amigos.

>>¿De qué te ríes? -me pregunta Julie con entre confusión y una pequeña sonrisa.

-Es que dices su nombre como si fueran mejores amigos, además suena raro llamarlo sin el "Señor" o "profesor".

-Ni si quiera me percaté de eso, en mi mente ya estoy acostumbrada a llamarlo Eduardo o Edu. -se encoge de hombre.

-Es que ya te inventaste historias con finales felices con él.

-Puede, pero ya no y sigamos hablando de lo que sucedió hoy, no nos desbiemos del tema. -su semblante vuelve a ser serio, volvió a recordar los acontecimientos de día.

-Sigue.

-Entonces se sentó al frente mio, al lado de unas de las señoritas perfectas. Todo campante y sonriente saludó a estás chicas de beso en la cara, pero a mi me ignoró completamente, ni si quiera me miró.

>>Teníamos que sacar nuestros desayunos, como mi mami no estaba en la casa ya que se fue a alojar con los gemelos a la casa de mi abuela, no alcancé a preparar mi desayuno en la mañana, por lo que, lo único que llevé fue mi barra de chocolate.

>>Mis compañeras sacando sus frascos con fruta picadas tipo Tutti frutti y el señor Collins solo andaba con un termo tapado que es para andar trayendo café que se mantiene caliente por bastante tiempo, entonces empecé a ofrecer de mi chocolate y ahí empezó mi mal momento...

Lentamente como si nadie la estuviera mirando, cae una lágrima en la mejilla de mi amiga.

-Por favor, continua. -a penas hablo, ya me imagino lo que pudo haber pasado.

-Le ofrecí a cada chica y todas decían algo tipo "¿Como puedes comer eso?, está lleno de grasa que directamente se te van a las piernas y abdomen" o "Cuantos granos pueden salir después de comer eso, podría parecer una frutilla o una pizza con tantos volcanes en mi rostro".

Este tema sé que le complica demasiado, la comida y el sobrepeso, la medida 90, 60, 90. O sea, en otras palabras, 90 centímetros de medida de cadera, otros 60 de cintura y finalmente 90 centímetros en busto.

Solo asiento para darle a entender que estoy escuchando todo lo que me ha ido diciendo.

>>Con mi ánimo ya por el suelo, le ofrecí a Collins y él sale con la peor de los comentarios... -más lágrimas recorren desde los pómulos hasta el mentón y ahí caer al vacío- ."¿Cómo puedes comer esa basura?, engordaras más de lo que estás, aunque ahí está la razón de tu figura deformada. ¿No te das cuenta que tienes un cuerpo horrible?, así como estás no le atraerás a nadie. Te doy un consejo, hace ejercicio y empieza a cerrar la boca a las cochinadas que engordan".