Capítulo 24

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Todo está en silencio.

No vuela ni una mosca, supongo que están durmiendo.

Por la ventana de mi habitación puedo ver que está lloviendo. Las gotitas de lluvia se azotan con bastante fuerza contra el vidrio de esta.

El ambiente se encuentra cargado con tristeza, enojo e impotencia, pero estando solo yo en la habitación. Sin nadie más.

Toda mi familia está durmiendo, menos yo. Sé que es tarde, pero no puedo dormir. Mañana tengo que ir a la universidad temprano y el sueño no me acompaña, ni me quiere ayudar. Me cambio de posición repetidas veces, he lado vuelta la cabecera para sentir la parte fría de esta, pero ni eso me ayuda a dormir.

Insomnio, uno de mis peores enemigos en aquellos años en los que estaba hundida en un hoyo sin salida, que solo sentía que destruía todo mi alrededor y nada sobrevivía a su paso.

Esta noche es de esas donde solo se piensa de todo y en todos. En las noches de insomnio es cuando uno se le ocurre las mayores locuras o las cosas más tristes de la vida.

Ya no me tranquiliza la lluvia, ya no me emociona acurrucarme en la cama bien abrigada en un día de invierno. Sé que todos aman esto, pero a mi ya no, ya no soy como antes, he cambiado, ya no soy una niña inocente. Ahora soy una mujer que está estudiando psicología para poder ayudar aquel que no pueda hacerlo solo, espero poder lograrlo.

En este momento me atrae una persona peligrosa, que me puede hacer daño fácilmente, pero quiero correr ese riesgo. Quiero construir mi propia historia y si en esa participa un asesino, será así ya que por algo está en mi camino. Aunque suene masoquista.

Esta es mi historia y quiero vivirla.

Volviendo a la realidad: mi habitación se ilumina completamente gracias a un relámpago.

Me gustan las noches de tormenta porque me hace pensar que el cielo también sufre a veces. Este clima se matiza con mi estado de ánimo, no es el más triste, pero si el más melancólico.

Todo sigue en silencio.

Solo se escucha la lluvia, quizás en unos minutos habrán truenos. Ya no me dan miedos, soy valiente, ya me puedo defender sola, ya puedo decir No y eso es lo mejor de todo.

Siempre he sido buena para dormir, pero durante el día. De hecho hubo un tiempo donde se me cambió el sueño como les pasa a los bebés. Dormía mucho de día y las noches la pasaba despierta.

Cuando asistía a clases (cuando podía asistir), me quedaba dormida encima de mi pupitre, por lo mismo tenía que dar exámenes libres o trabajos extras.

Luego cambié el insomnio por la hipersomnia*. Ahora menos mal tengo el sueño regulado, pero de igual manera no es agradable sufrir de estos padecimientos.

Siguen los truenos y relámpagos afuera, espero que no haya gente durmiendo en la calle y tampoco animales.

-Rosie, podemos hablar. -grito en manifiesto del susto, una voz me acaba de hablar o es mi idea, espero que no sea la segunda opción.

Me acurruco en mi cama tapando hasta la coronilla, rezando de que no me pase nada malo, que esa voz que me habló no me haga daño.

Mientras estoy rezando Ángel de mi guarda siento una mano tocarme la cabeza.

Estoy soñando.

Esto no es verdad.

Déjenme en paz.

Sé que estoy siendo fantasiosa, pero es que en serio me dan miedo estas cosas sobrenaturales.

-Rosie. -la voz grave me sigue hablando y tocando la cabeza. SABE MI NOMBRE.

Él tiene un pasado oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora