Capítulo 8

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Me muevo para dejar pasar Austin para que pueda lavarse las manos.

Aún estoy dolida por lo que acaba de suceder, casi abusan de mi... De nuevo... No creía que esto podía volver a suceder, pero las vueltas de la vida... Y aquí estamos.

Austin procede a hacer la acción a la que venía al baño. Me duele que me trate así, me duele que sea tan frío, me duele que ande por el mundo con el aspecto que no le importa nada, sé que lo que le ocurrió, que lo hizo caer, esta es su forma de levantarse y volver a protegerse de todo daños, ser frío, como si nada importase.

-¿Me dejas pasar? Estás estorbando la salida. -me habla el recién nombrado.

Me giro hacia él y lo encaro.

-¿Por qué eres tan antipático con todo el mundo? -trato de hablar de la forma más firme que puedo.

-Es cosa mía y si te molesta, la puerta es bien ancha para que te vayas.

Okey, ya no sé que responder, así que me hago aún lado y lo dejo pasar. Me acerco al espejo para ver que aspecto tengo después de haber llorado.

Tengo los ojos algo irritados y rojos, la nariz un poco colorada. Esa es la conclusión de que sí, se nota que he llorado.

Me lavo la cara para ver si se me pasa algo, vuelvo mi vista al espejo, me está haciendo efecto así que procedo a repetir el procedimiento, además que me refresca.

Salgo del baño algo aturdida, pero a la vez, me siento orgullosa de mi, me he mantenido firme.

Al llegar al comedor. Ya han ordenado las mesas y las sillas para que podamos almorzar. Veo desde la entrada donde está Axel, camino hacia él.

-Llegué. -es lo primero que digo cuando me ubico al lado de mi amigo, aún de pie y con mis manos afirmadas en el respaldo de una silla vacía.

Axel se gira para verme mejor, me sonríe como siempre lo hace, pero creo que ha notado que he estado llorando porque se levanta de golpe y me empieza a examinar.

-¿Qué te ocurrió?, ¿Estás bien? -habla rápidamente.

A ver, que mentira digo ahora. Que se ha hecho costumbre hacerlo últimamente.

-Me ha dado alergia, por eso estoy algo roja. -me encojo de hombros para darle más énfasis.

-Pero, ¿Estás bien? -me vuelve a preguntar.

-Si, por supuesto. -le sonrió.

Mi mochila y abrigo están en el respaldo de la silla en la cual estoy sentada, mi amigo los habrá puesto ahí. Gracias a él tengo mis objetos porque ni siquiera me había acordado de ellos.

Al rato empiezan a repartir nuestros almuerzo, todos tratamos de cooperar para avanzar más rápido y podamos comer.

Tenemos hasta las dos para terminar de comer. Los que van terminando, van saliendo al patio del recinto o simplemente se quedan sentados en el comedor conversando de temas triviales. Los estudiantes que son amantes del fútbol, les informan a los reos sobre las novedades de este, otros hablan de películas que están en cartelera o las que están por estrenarse.

Nuestro pequeño grupo que está conformado por Axel, Iván, Joaquin, Austin y otro reo, que se llama, Nicolás. Es un chico joven, no más de veintidós años, es de cabello castaño oscuro y ojos negros como aceitunas, es muy simpático a simple vista, él es el que habló sobre la frase del pasado que te azota de forma violenta o algo así.

Estoy al lado de mi amigo, él tiene al frente a Iván, al lado de este está Joaquín, frente mío, Austin está al lado izquierdo de Axel y Nicolás a mi derecha. Ellos hablan de las carreras universitarias con menos rentabilidad.

Él tiene un pasado oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora