Capítulo 20

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-Amiga, espero que no me mates, en realidad le tengo más miedo al profesor Collins que a ti enojada. -me repito mentalmente mientras voy camino a la cafetería de la facultad, para mi próxima clase queda aún, ya que Edu, como le dice mi amiga, "Tiene cosas que hacer", entonces nos dejó una hora libre más la que tenemos de intermedio con la siguiente clase.

Cuando voy llegando al comedor despego la vista del suelo, siempre que voy caminando me recuerdo que debo mirar al frente, pero involuntariamente vuelvo la vista hacia abajo, luego vuelvo a recordar que debo levantar la cabeza, pero al momento se me olvida.

Mi madre todo el tiempo me está repitiendo esta frase: "Rosie, levanta esa cabeza, caminas como los cerdos mirando al suelo". Lo sé, mi madre es tan amorosa dando consejos, aunque sigue siendo la mejor, no me podría haber tocado una mejor mamá.

Voy directo hacia el mostrador para pedir un Latte de Vainilla, mi amiga me terminó pegando el antojo de este café. Me siento feliz poder comprar lo que quiero o necesito, claro, no excediendo. Hoy al fin empezaré a trabajar, no es un horario extenso, tampoco es un gran sueldo, pero me sirve.

Le pago a la cajera devolviéndole una sonrisa, hay repartir amor por todos lados, nunca es malo regalar una sonrisa y dar las gracias.

Levantó mi vista para ver qué mesa está libre y poder sentarme tranquila, aunque hay mesas sin ocuparse, prefiero acompañar a mi buen amigo Axel, que se encuentra solo al medio de la cafetería.

Cuando estoy a centímetros de él, lo saludo:

-Buenas. -Axel estaba tan concentrado mirando su café que ni si quiera de dio cuenta de presencia, solo hasta que lo saludé y saltó del susto.

-Oh Rosie, eres tú. -a penas habla y tampoco me ha mirado a los ojos. Algo raro le pasa.

-¿Cómo vas? -me siento frente a él, bebiendo mi café, al primer sorbo me quemo la lengua, esto siempre me pasa.

-Bien. -dice estar bien, pero contesta cortante. Contradictorio.

-¿Qué sucede? -prefiero ir en seguida a la pregunta.

Levanta la vista por fin y contesta: -¿A mi?, nada.

-Si te pasa algo, vamos, puedes confiar en mi. -hacemos contacto visual un segundo porque luego él esquiva la mirada. Es raro, anteriormente era yo quien no miraba a los ojos, ahora sé cómo se siente la otra persona a quién esquivamos.

Suspira entrecortadamente, mira para todos los puntos de la cafetería, desde los letreros con precios, hasta las personas que van y vienen.

-¿Entonces? -vuelvo hablar para llamar su atención.

A propósito, Julie si que ha demorado.

Suspira por última vez y habla: -Me he enterado de algo que no puede ser cierto, lo niego rotundamente.

-¿Es algo muy malo?

-Si, es algo que no puede estar ocurriendo, que no me puede estar ocurriendo a mi. -Axel levanta el brazo y golpea su vaso de café haciendo que este se azote al suelo, vaciando todo su contenido, que deduzco estaba lleno.

Todos a nuestro alrededor miran boquiabierto, sorprendidos por su actuar. Yo estoy igual, ¿Dónde quedó mi amigo el pacífico?

-Tranquilo, inhala por la nariz -él repite mi acción- Mantén la respiración. -voy haciendo los procedimientos juntos con él- Exhala por la boca, vamos, otra vez. -volvemos hacer el ejercicio, me encanta esto, relaja y a la vez estás haciendo algo que le ayuda mucho a tu cuerpo y es muy simple.

>>¿Ya mejor? -hablo ya que Axel se ha quedado pegado como un sticker mirando el horizonte.

-Si, mucho mejor. -por fin me mira a los ojos, ha vuelto el brillo en ellos, ha vuelto mi amigo.

Él tiene un pasado oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora