Dolor (Sasusaku)

IX

La lluvia caía sin cesar sobre la pequeña casa donde estaban hospedados. Naruto gruño por ello, si era por él saldría de igual formas pero su compañero tenía razón, no debía precipitarse demasiado.

Odiaba aquello, sentía que esos minutos que pasaban esperando a que la lluvia pare Sakura se iba más y más, eso no le gustaba para nada. Odiaba esa sensación.

En su cabeza Sakura estaba parada entre toda una oscuridad que era alumbrada por su propia luz, luz que a cada minuto se iba apagando y junto con ella, Sakura.

Con ese negativo pensamiento golpeo la mesa donde estaban comiendo, Sasuke a su lado le miro de reojo.

«Sakura es fuerte, pero no lo será para siempre»

Estaba volviéndose loco, tenía que encontrar a su amiga.

—Calmate Naruto -habló Sasuke tan bajo que se oyó como un susurro.

Naruto solo negó.

—Siento que la estamos perdiendo Sasuke -susurro angustiado casi al borde de las lágrimas- La estamos perdiendo.

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Sakura contempló con sus ojos bien abiertos el cuerpo sin vida de Gen, su respiración se corto en ese segundo cuando Gen alzó con sus dos manos el kunai hacia arriba y apunto hacia su corazón.
En la otra esquina Itzuyu miraba todo neutral, ya acostumbrada a ese tipo de cosas, pero Sakura no.

Cuando volvió a respirar y ser consiente de lo que sucedía corrió al lado de la chica y trato de curarla con Ninjutsu, pero sabía que era imposible por más que cerrará su ojos y tratara de acumular el mayor chakra posible en sus manos.

Miro sus manos Temblorasas manchadas de sangre y entró en Shock, su respiración se hizo más pesada y las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, sintiendo como si algo dentro suyo fuera a explotar.

—Ven Sakura -la voz y el toque de Itzuyu en su espalda fue esa pequeña cosa que le hizo explotar y llorar amargamente queriendo tomar ese Kunai ensangrentado del suelo y tener el mismo final que Gen.

Pero Itzuyu no se lo permitió y la abrazo fuertemente por su cintura arrastrandola hacia atras.

—Se lo horrible que es todo esto Sakura -susurro en su oído- pero debes resistir, por favor.

Y eso fue lo último que escucho antes que sintiera un golpe seco en su nuca y cayera inconsciente.