ERES TÚ...

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-Lo tengo...

-¿Está bien?

-Sí. Se está estabilizando.

Lo oigo todo de fondo. Voces y figuras borrosas moviéndose a mi alrededor. Inmediatamente me acuerdo de todo. De dónde estoy, de qué ha pasado. De ella.

-¡Rachel! - grito haciéndolos a todos pegar un salto incorporándome de golpe y abriendo los ojos.

Miro a mi alrededor desesperado. Dick, mi padre, Zattana, Alfred... Nada. Solo había sido una ilusión.

Mi padre inmediatamente se acerca a mí serio.

-¿Estás bien?

-¿Qué diablos importa eso? ¿Qué has descubierto? - me giro para ver a Zattana y saco la piernas de la camilla masajeandome las sienes.

-Tengo una dirección.

Empiezo a levantarme de la camilla,  pero una mano me detiene.

-No tan rápido, demonio. Aún no estás bien.

Aparto la mano de Grayson y ahora es mi padre quién se pone en medio.

"Perfecto... "

-De aquí no se va nadie. Aún no tenemos la suficiente información.

Lo miro desafiante apretando los puños y decido no levantarme de la camilla. Sé por experiencia que es mejor no llevarle la contraria a Batman.

-¿Está viva?

Soy consciente de lo quebrada que suena mi voz.

-Aún.

"¿Aún...? "

Aparto la mirada de la maga y la concentro en el suelo.

-¿Sabes quién la tiene?

-...no.

Suelto un bufido y me levanto. Al principio siento como si en algún momento las piernas se fueran a doblar y partir, pero aprendo rápidamente a ignorarlo y empiezo a salir de la habitación, seguido de la maga, mi hermanastro y la mirada molesta de mi padre.


Me siento en la silla de la batcomputadora.

-¿Cuál es la dirección?

-Avenida 24, calle 7, a las afueras de Gotham.

Introduzco la información a la misma vez que la escucho y termino observando la imagen del lugar.

"Bingo... "


-Empezemos, Rachel.

-¿Empezar? - escupo las palabras.

Como respuesta recibo una aguja en mi antebrazo que se empieza a llenar de líquido rojo.

-La necesito.

Lo miro con desprecio e intento moverme, pero las cadenas de mis manos y pies me lo impiden. Deben de tener un sello contra mi magia.

-¿Seguro que no me recuerdas? - suelta de repente. Me pregunto si seguirá pensando que podemos ser amigos y que no lo odio por secuestrarme, drogarme y utilizarme.

-Recuerdo a alguien aprecido a ti... - murmuro pensando en voz alta. Lo cierto es que tenía un gran parecido con...

-¡Ah, por supuesto! ¡Charles!

Saca la aguja de mi brazo y no se molesta en limpiarla ni taparla. Un camino de sangre recorre mi brazo hasta llegar al suelo. A este paso moriré desangrada.
Espera. ¿Lo conoce...?

-Por su puesto. Mi Charles.

"¿Su qué...?"

-Vaya. No me recuerdas en absuluto. Pues claro. He rejuvenecido unos años sabes...-sonríe orgulloso dejando unis botes con más sangre mía en una mesilla de metal.

-¿Eres...? no. No puede ser... -aparto la cabeza.

-Sí. ¿He cambiado mucho, cierto? He venido a hacer lo que mi hijo no ha conseguido... atraparte y llevarte hasta él...

OBSESIÓN DOLOROSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora