—¿Cuando viajabas estabas casi siempre sola?
—Sí y no,Johann siempre trataba de estar conmigo. Su padre tiene varias casas por ciudades que yo quería ver, y se ofrecía a llevarme. Aunque sé, que también mi padre se lo pedía, me lo dijo él. Pero pese a eso él me hubiera llevado...lo echo de menos.
Ariadna toma su leche casi negra por el cacao, y yo siento que se me ha instalado un malestar en el estomago, mientras me hablaba una vez más de ese Johann.
—¿Es tu novio?
¿A que viene esa pregunta? Me recrimino.
—No—Ariadna sonríe— Solo somos amigos, pero nos parecemos mucho, él siempre sabe que decirme cuando lo necesito.
—Llámalo—La digo, sintiéndome más calmado al saber que no es su novio.
—Lo haría...pero no quiero molestarle. Odio molestar. Es uno de mis defectos. Cuando creo que molesto...
—Te retraes.
—Sí o me voy.
Ariadna me mira y nos quedamos en silencio.
—Echaba de menos hablar contigo—Dice sin miedo a decir la verdad que yo también siento.
—Y yo.
Nos quedamos sin decir nada, hasta que me doy cuenta de que todo esto no tiene sentido. Miro mi reloj y compruebo que es casi la hora de irme, me levanto para recoger la mesa y Ariadna hace lo mismo, cuando ambos vamos al fregadero el perfume a frambuesa de Ariadna me llena las fosas nasales, y me doy cuenta que mis ojos han ido directos a su boca. Tengo que irme de aquí. Me siento ahora mismo como un maldito viejo verde.
—Tengo que irme. Se me hace tarde.
—Vete yo recojo esto, Emily aun tardará en despertarse.
Asiento y salgo de aquí, evitando mirar su boca una vez más, y evitando así, con esa simple mirada, sentirme aun peor por tener estos ton.tos deseos que no sé de dónde diablos han salido.
*Narra Ariadna*
Christopher me acaba de llamar para decirme que llegará más tarde por culpa del trabajo, que en la nevera hay comida para que comamos la niña y yo. Preparo la comida de la pequeña y se la doy, entre risas y mi insistencia para que se lo coma todo.
Cuando se la come y le doy el postre, veo que se le cierran los ojos y la subo a su cuarto. Al terminar de comer, me siento en el sofá y saco mi libreta de bocetos para pintar mientras espero que llegue Christopher, pero conforme voy dibujando me va entrando sueño y al final, pese a que intento por todos los medios tener los ojos abiertos, acabo sumiéndome en un profundo sueño.
Siento que alguien me pone una fina manta y me despierto desconcertada por no saber donde estoy. Al hacerlo, dejo caer el blog de bocetos al suelo y me encuentro a pocos centímetros de la cara de Christopher. Me quedo muda y más al perderme tan de cerca en sus ojos mieles, viendo la diversidad de tonos marrones que tienen. Mis ojos juguetones bajan a sus labios y mi respiración se agita, pero esto dura poco, pues Juan se aleja y agacha a coger mi blog de bocetos.
—¡No lo mires!—Me levanto y se lo quito de las manos, pero Christopher ya ha visto suficiente.
—¿Son retratos míos?
Lo miro sonrojada y angustiada por ser tan imprudente.
—Eres guapo, soy artista y pinto cosas bellas.
Aprieto el blog contra mi pecho y miro al suelo avergonzada.
—Ariadna...
Por su forma de decirlo se lo que viene a continuación, no sé por qué, pero intuyo que me va a decir que él no siente nada por mi. ¿Acaso yo no puedo dejar de pensar en él y de dibujarlo por que empiezo a sentir más de lo que creo? No lo sé, y sé que negar mi atracción por él es inútil, pero es humillante que me tenga que rechazar.
—Tranquilo, solo son dibujos. Solo te veo como mi jefe—Le sonrío y le miro fugazmente para que no note como mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas— Me voy tengo muchas cosas que hacer.
Sonrío una vez más, constándome un mundo, y tras decirle lo bien que ha comido la pequeña me voy, haciendo un gran esfuerzo por llegar a mi moto con normalidad. Pero cuando me pongo el casco y mis ojos se esconden de la mirada de los suyos, no pueden evitar derramar las lágrimas contenidas. No puedo evitar aceptar que pese a que parece un imposible, no solo lo pinto porque sea guapo, si no porque empiezo a sentir por él.
Siempre he sido pasional, y cuando algo me ha gustado no he necesitado mucho tiempo para saber lo que quería, y con Christopher me ha pasado. No he necesitado más que unas pocas semanas para sentirme atraída por él.
Este sentimiento solo es una triste desgracia, no hace falta que él me diga lo imposible que es, para yo saberlo. Nunca he llamado la atención de ningún joven, cuando creí estar enamorada de mi mejor amigo, este me rechazó, alegando que solo creía quererlo porque era una de las pocas personas que me conocían tal como era y me aceptaba, que solo le quería como amigo. Y ahora al comprobar su rechazo, y lo poco que me dolieron sus palabras, más allá de mi orgullo, con el casi rechazo de Christopher, sé que tenía razón. Esto no debería estar pasando.
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Enamorada Del Novio De Mi Hermana (Christopher Velez) [Terminada]
Ficção AdolescenteAriadna siempre se ha sentido diferente Con sus 19 años no aparenta mas de 15 y para eso no ayuda mucho que siempre lleve trenzas por que le molesta el pelo al pintar Hija de un Gran empresario y ademas marques nunca se a sentido a gusto en la soc...