Enamorada Del Novio De Mi Hermana (Christopher Velez) [Terminada]

capitulo 31

*Narra Christopher*

  Me despierto sintiendo el peso de Ariadna sobre mi pecho y le acaricio la espalda. Su cercanía me reconforta. Pero sé que aquí debería estar otra persona, y no lo está. Tal vez he necesitado de la enfermedad de Emily para darme cuenta que Alexa nunca sería la madre que debería tener Emily. Si, puede que necesite cariño, que ella por su experiencia comprenda mejor a Emily. Pero en el tiempo que estamos juntos nunca he sentido la necesidad de darle cariño, nunca he sentido que de verdad lo necesite tanto como prodigaba, conozco a su padre George lo suficiente y ahora a Ariadna, para saber que Alexa no ha sido infeliz en su familia. En cambio Ariadna nunca lo ha pedido, siempre ha dado lo que tiene y sé, que ella necesita tanto cariño como el que más. Su inseguridad y su miedo a molestar lo demuestran y yo pese a saber que no puedo, no puedo negar que ansío dárselo.

La acerco más a mí y apoyo una vez más mi cabeza sobre la suya, al menos por esta noche la tengo solo para mí.

Cuando llega el día Ariadna se despierta y le sonrío.

—Emily debe de estar reclamándonos, estoy deseando tenerla en casa.

—Y yo—Me contesta.

Me sonríe y se levanta deprisa, como si se avergonzara de haberse quedado dormida en mi pecho. Tiene marcada mi camisa en su cara y aun está más dormida que despierta. Va hacia donde está la máquina de café.

—¿Quieres?

—Sí.

Cuando vuelve se sienta a mi lado y lo tomamos en silencio.

—¿Ella sabía que la niña estaba mal?

Sé a quién se refiere y se tensa mi mandíbula.

—Sí. Pero supuso que no era nada.

—Lo siento—Ariadna ha notado mi malestar en la voz.

—Yo no—Pues ahora ya no me cabe duda de lo que debo hacer.

Al poco sale el médico para decirnos que la pequeña está bien y que podemos pasar a recogerla, nos la llevamos de vuelta a casa, Ariadna se sienta detrás con ella y no deja de acariciar su cabecita. 

Cuando llegamos le damos el desayuno con los medicamentos que le han mando y la volvemos a acostar.

—¿Quieres que me quede?

—No quiero robarte más tiempo, muchas gracias por todo.

Tocan a la puerta y Arianda abre, es Johann.

—¿Va todo bien? Anoche te vi salir algo azorado— Comenta refiriéndose a mi—. No he podido venir hasta ahora.

—Va todo bien. Emily se puso enferma y la llevamos a urgencias.

—Me alegra que este mejor.

Asiento agradecido por su gesto. Lo miro serio, pues aunque me gustaría ver en él algo malo, sé que no es mal tío y eso me enfurece más.

—¿Te llevo a casa?

—Sí, ¿necesitas algo?

—Que descanses.

Ariadna asiente.

—Si pasa algo...

—Te llamaré.

—Gracias.

****

Paso el fin de semana con Emily, mis amigos vienen a ver qué tal esta, el domingo por la tarde también se ha pasado Ariadna, con un regalo para la pequeña, un babero pintado por ella. Yo llevo de desde ayer tratando de localizar a Alexa, sin éxito.

—Ariadna —La llamo y le digo que venga, tras dejar a Emily con Maia viene hacia la cocina donde estoy.

—¿Sabes algo de tu hermana?

—No, no he ido por casa este fin de semana. ¿Por?

—No la localizo.

—Voy a llamar a mi padre—Ariadna va a por su móvil para llamar a su padre. Al poco vuelve y por su cara sé que algo no va bien—. Mi hermana se ha ido de viaje. ¿No lo sabías?

—No.

—¿Qué tipo de relación lleváis?

—Ninguna.

Nos quedamos mirándonos hasta que somos interrumpidos por Zabdiel.

—Nosotros nos vamos.

—Yo también—Comenta Ariadna —. He quedado con Johann, debe de estar esperándome. Si sé algo de Alexa te lo comunico mañana.

Asiento y veo como se van todos, cuando me quedo solo con Emily juego con ella un poco hasta que llega la hora de cena.

Una vez solo en el salón otra vez, llamo a Alexa y viendo que no me lo coge le mando un mensaje para que me llame cuanto antes. La pregunta de Ariadna me acude a la mente y sé que esto no es de ahora, que esto ha sido siempre así, pero en esta vida, es más ciego que el que no quiere ver, y yo prefería esto... ¿Por qué? Lo desconozco. Pero esto debe acabar.