Miércoles, 31 de enero del año 2018.Y digo que lo odio, por que, sencillamente es así. Odio no poder verlo sonreír, odio no poder ver sus ojos clavados en mí, odio no poder verlo cada día, odio que para él yo sea simplemente una persona común del
montón, otra chica del resto. Lo odio por no poder tenerlo. Me frustra tanto el hecho de recordar frecuentemente que, en otras cirncunstancias y tal vez, solo tal vez, si al destino le hubiese plácido, él me pudo haber querido tanto como yo lo quise.
Aveces, el amor suele disfrazarse de odio. Otras veces, ocurre algo un tanto diferente. No es un disfraz, si no que, por el contrario, el sentimiento da un giro de 180 grados y se convierte en uno totalmente distinto. Se convierte en odio real, genuino, palpable. Y todo ello radica, básicamente, en que estamos duramente conscientes de que, por más que anhelemos con el fervor de nuestro ser tener a esa persona, nunca, nunca más, la vamos a poder tener. Es ahí donde el sentimiento más puro que te alegra el alma, se convierte en uno tan amargo y tóxico que te deteriora la existencia.
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Anotaciones de una niña pendeja.
Historia CortaEscribiré cuando me sienta asfixiada, así que no se asusten si encuentran notas o frases corta venas. Mi corazón dicta a mi cerebro, que manda la orden a mis manos para teclear en la pantalla así que, mi estado de animo influirá de gran manera en la...