Miércoles, 07 de marzo del año 2018.Ella necesitaba ser escuchada.
Pero nadie la escuchó.
Ella necesitaba ser comprendida.
Nadie la comprendió.
Ella necesitaba correr, salir disparada y soltar sus emociones, lanzarlas a la intemperie para descargarse y alivianarse.
Nadie la dejó, la mantuvieron amarrada, aprisionada.
Ella quería reír.
Retuvieron sus carcajadas en un cofre con llave, de donde nunca pudo sacarlas.
Ella quería soñar.
Pisotearon sus sueños, los aplastaron sin compasión.
Ella quería brillar.
Pero antes de que su luz propia saliera a flote, su esplendor y su fulgor fueron apagados.
Ella quería volar.
Sus alas fueron cortadas violentamente.
Ella deseaba, realmente anhelaba ser feliz.
La felicidad fue arrebatada de sus manos. Solo pudo ver como aquello que prometía darle plenitud se alejaba, mientras en su interior la vida se apagaba.
Ella necesitaba ser salvada.
Pero nadie acudió a socorrerla.
Ella necesitaba amor.
Nadie se lo dio.
Ella se sentía sola.
Nadie la acompañó.
Y como todo tiene un limite, el suyo llegó.
En aquella madrugada fría de marzo, ella sonrió, por que sabía, que en solo segundos, al fin, después de tantas tormentas, la calma vendría.
Se paró a un lado de la barandilla, extendió sus brazos como si fueran alas, tomó un último suspiro y saltó, saltó al vacío, sintiéndose plena.
Su alma, su alma al fin se desprendía de su cuerpo.
Y entonces, solo entonces...
Su alma libre voló.
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Anotaciones de una niña pendeja.
Short StoryEscribiré cuando me sienta asfixiada, así que no se asusten si encuentran notas o frases corta venas. Mi corazón dicta a mi cerebro, que manda la orden a mis manos para teclear en la pantalla así que, mi estado de animo influirá de gran manera en la...