Bad Boy |KookMin| +18 (Adaptación)

34. Por la mañana

Cuando Jimin se despertó de su sueño maravilloso, con un príncipe pelinegro, salvándolo de un dragón, mientras veía todo desde la habitación más alta de la torre, abrió los ojos, con un poco de dolor por la luz entrándole fuerte en sus parpados, para darse cuenta que no había nadie a su lado, tocando la sábana blanca y pudiendo sentir ese olor por sus fosas nasales, ese aroma que lo hacía volverse loco cada vez que lo sentía. Al pasar sus dedos por el lugar donde Kook debía estar, notó que estaba totalmente frío, lo que le hizo pensar al castaño que este se había ido hace bastante tiempo de su cálida cama. Pero al recordar su noche, no hizo nada más que sonreír como idiota al pensar en todas esas miradas, besos y caricias que el pelinegro le había proporcionado a él y solo a él, le encantaba pensar que Jung Kook fuera así, aunque sea por unas pequeñas horas, como se dejaba llevar por completo por el fuego de sus ardientes cuerpos. Con sus mejillas sonrosadas, y una sonrisa en su rostro, Jimin tomó las prendas que el chico malo siempre le prestaba después de esas noches de pasión. Con los sweatpants grises y un sweater de color oscuro.

Al pasar sus ojos marrones por toda la habitación del muchacho, se dio cuenta de que ésta tenía un marco, con una sola foto, al mirarla de cerca, vio esa sonrisa que tanto le encantaba al castaño, con una muchacha a su lado, pero esta vez, Jung Kook era un niño pequeño, con su cabello negro flotando en el aire junto con el de su hermana, mirando la cámara como buenos hijos, aunque sea una foto, para Jimin no pasó desapercibido como el pelinegro había cambiado y como ya, casi nunca, sonreía de esa forma, algo que entristeció un poco al castaño.

Pero, este pensó que antes Jung Kook era más frío y ahora, este había dejado a Jimin acurrucarse en él después de hacer el amor, y eso hizo que su corazón se revolcara por todos esos sentimientos de alegría y satisfacción que sentía en esos momentos, pensar en que Kook se estaba volviendo más cálido con respecto a su forma de interactuar con el, hacía que el corazón de este palpitara un poco más rápido con el mero pensamiento. ¿Podía ser más feliz?, ¿Cómo era posible que se conformara con tan poco?

Pero para él, no era poco, eran barreras que Jimin estaba destruyendo tiempo a tiempo, con Jung Kook, haciendo que este se abriera cada vez más al castaño. Estaba feliz, más que feliz, estaba enamoradísimo, hasta los pies y podía tirarse de ese mismo edificio si Jung Kook se lo pedía. Lo amaba con todo su ser y jamás pensó en su vida que pudiera existir un sentimiento tan extremadamente grande como el que sentía con Jung Kook, Kook, Kookie, Gukkie… Con su amor.

-Acá estas. –Le dijo a Jung Kook, que estaba mirando una comedia mientras comía de un plato de cereal.

-¿Qué acaso no duermes en la noches? –Le preguntó el pelinegro algo inquieto. -¿Cómo puedes dormir tanto?, fuiste el primero en dormir y según mis cálculos, ya han pasado 12 horas desde que te quedaste dormido. –Le comentó, sin mirarlo, comiendo de su cereal y Jimin notó como la mandíbula del pelinegro estaba algo tensa, no era un buen signo.

-¿Pasó algo? –Le preguntó el más bajo, algo incrédulo por como Kook se estaba comportando.

-¿Qué? –Le preguntó, con un falso tono de duda. -¿Qué… Por qué piensas eso? –Le increpó, alto, fuerte y… Torpe con las palabras.

-Nada, sólo que es raro verte tan… Hablador en la mañana. –Le comentó con una sonrisa angelical, notando como Jung Kook lo miraba y tragaba con dificultad su comida. –Generalmente siempre eres el que está dormido y sólo… Te despides con un ronquido de mi.

-Lo primero es porque alguien no me dejó dormir muy bien con sus ronquidos. –Le comentó, algo que hizo que Jimin sólo hizo que se riera y se sentara al lado del pelinegro. –Y lo segundo, es porque me gusta dormir, pero no pude por la primera causa.