Capitulo 17

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JESSIE

Mama, tenia razón, la experiencia no se improvisa y mientras Keith estaba devorando mi coño, con tanta comodidad un puñado de celos me invadió mientras mi primer orgasmo real, llegaba a través de mi cuerpo y salia con un grito, quería preguntarle a Keith con cuantas chicas había hecho esto, pero me sentiría pero de lo que hacia ahora.

- Jess, no estés celosa nena, lo he hecho únicamente con dos chicas en toda mi vida y desde ahora seras la única ¿vale? - dice acariciando mi rostro y besándome haciendo que pruebe mi sabor en sus labios y en ese momento decido que no hay mejor sabor que el que los nuestros unidos en uno solo.

- Bebe - digo una vez se detienen los besos desenfrenados, Keith aun esta sobre mi, y miro su rostro entornado por lo que acaba de pasar y solo puedo sonreír al pensar en que yo cause eso - Gracias, gracias por estar conmigo, gracias por este tiempo, por esta sensación - digo y el se ¿sonroja? 

<<Un momento, ¿realmente estoy viendo bien o es mi imaginación?, Keith esta ¿sonrojado?>>

Mi sonrisa se hace aun mas grande, ¿ como puede ser que un hombre tan grande y fuerte como el reaccione así con una mujer tan pequeña y poco atractiva como yo? Eso me hace sentir especial - No digas cosas tan cursis Jess, me avergüenzas - dice - Pues decidido otra faceta de ti que me encanta - digo y lo beso.

Este día, ha sido tan hermoso, tan especial y único, hoy el rancho ha sido solo para los dos, las dos abuelas se llevaron a Tommy al pueblo y nos dejaron a nosotros dos solos, hoy he conocido mas sobre Keith y eso me ha llegado mucho mas al corazón.

- Pues, yo también he decidido algo y es que me encanta cuando eres tan atrevida conmigo, Jess - dice - Cada vez que quieras algo de mi nena, recuerda que solo tienes que pedirlo - dice y besa mi cuello para dejar un chupeton mas.

Nos levantamos y volveos a poner los pantalones en su sitio y regresamos a la cabaña de Keith, decidimos preparar una nutritiva cena italiana para todos, anhelaba estar de nuevo con Tommy, me había encariñado demasiado con el, y tenia miedo, me encantaba pensar en que estaba formando una familia por mi cuenta y que parecía todo ir muy bien.

Estaba picando la cebolla para la salsa bechamel, cuando Keith me abrazo por la espalda sujetando mi cintura contra su cuerpo y mordía mi oreja - Ay, Keith, no me hagas eso, bebe, me haces cosquillas - digo  recostándome contra su pecho y disfrutando de su calor - ¿Te he dicho lo mucho que me encantas ? - pregunta - Si, ya me lo has dicho muchas veces, pero te juro que nunca me cansaría de escucharte decirlo - digo y me giro hacia el - Por que a mi también me encantas y creo que lo que siento me durara mucho tiempo, así que tienes que trabajar duro para que siga pensando igual - digo y trato de girarme de nuevo pero esos no son los planes de Keith, pues me levanta en sus brazos y me pone sobre la isleta o barra de la cocina, abre mis piernas y se mete entre ellas.

Su mirada se vuelve muy oscura, haciendo que sus ojos grises se vuelvan casi negros, mi respiración  se agita y mi corazón se vuelve loco, su boca se apodera de la mía como si estuviera hambriento de mi y se sacude entre mis piernas creando fricción entre nuestros sexos aun cubiertos por la ropa.  

NO puedo evitarlo, mi piel se siente en llamas ante la sensación de su cuerpo contra el mio, su boca va desesperada a la mía uniéndonos en un desesperado beso, este ha sido diferente de todos los demás, este ha sido un beso necesitado, duro y  a la vez lastimero enmascarando una promesa que sin mas puede ser lo mas cercano en este momento.

-Keith, por...por favor,- digo una vez se a separado de mi, estoy desesperada, no puedo mas - Shhh, tranquila Jess, aun no es el momento princesa, esto es lomas lejos que podemos ir por ahora - dice y termina con suaves toques en mis labios, me baja de la isleta de la cocina y me toma en sus brazos y yo solo sonrío sintiendo mis mejillas sonrojadas.

Continuo preparando la lasagna para la cena, mientras escucho la música country que sale de los parlantes del reproductor de música de Keith, finalmente la pongo en el horno y me siento en el sofá junto a Keith, quien pone su cabeza en mi regazo buscando que lo acaricie, yo sonrío ante su acción y le doy lo que quiere, me encanta cada vez que el hace esto me siento tan feliz de que yo sea la dueña de este lado suyo, ese lado vulnerable y tierno que tiene.



Ridding The Bull (Cowgirls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora