Emboscada

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(FULI)

– ¡JANJA! – Grita furiosa.

(JANJA)

– ¿Qué pensaste kion? ¿Creíste que te librarías de nosotros con tanta facilidad?... adivina quién quiere verte... – ríe.

(KION)

– no te tengo miedo Janja... ¡ya deberías saberlo!..

(DEJHARI)

– ¡hola cachorro!... parece que hemos interrumpido tu lindo discurso... bueno... ¡Parece que la celebración no será tan linda!...

(NALA)

– ¡Atrévanse! – Dice con fuerza y seguridad –, tan solo atrévanse a hacerlo... y aténganse a las consecuencias.

(DEJHARI)

– oh... Nala. Siguen siendo insolente, como cuando eras más joven – ríe –, eso me agrada – dice de forma burlona y amenazante –, pero adivina mi... reina – dice en sorna –, no nos iremos con Nattu, hasta que kion venga con nosotros..., su vida a camino de la cachorra... además... – mira a Abijeth –, Nattu considera que lo han tratado muy mal... mis altezas reales. Me comento que se siente sumamente humillado, considera que la vida de uno de sus enemigos, le es suficiente.

(SIMBA)

– no querrás ponernos a prueba... vete ahora que puedes. Abijeth no se ira de aquí... y mucho menos, mi hijo.

(JANJA)

– ¿de verdad? – Se burla –, tenemos a la cachorra.

Y entonces sale una una hiena detrás de ellos, y en su hocico a la pequeña cachorra sur. Pataleaba y gritaba con fuerzas, pero no era oponente para una hiena con sus pocas fuerzas.

(DEJHARI)

– tú decides kion... tu... o ella cae desde aquí...

Kion mira con preocupación hacia el león. No deseaba esto, y mucho menos lo había pensado. Nattu deseaba muerte, cada vez, era más evidente.

Abijeth asiente con la cabeza hacia kion. Sabía que debía hacerlo. De cualquier manera, dejarían morir a la cachorra de no hacerlo.

(FULI)

– ¡Kion!... por favor...

(DEJHARI)

– oh... vamos kion... no me dirás que prefieres que ella muera...

(JANJA)

– tienes unos minutos, cachorro de león.

Kion sabía exactamente lo que ocurría. Pero de ninguna manera aceptaría dejar morir a sur. Por un momento kion se queda en silencio. Mira con profundidad a sus seres amados, y todos aquellos que se congregaban junto a él, en el gran cañón. Primero visualizo a su familia... a Kiara, Nala, y simba y jasiri, quien se había mostrado como alguien parte de la familia. De inmediato recorrió a su amada guardia del león. Uno a uno... como el regalo más preciado que tenía, cada uno era diferente entre sí. Pero cada uno formaba parte de él, Bunga, su mejor amigo... un fiel y valiente colega, que podría dar la vida de ser necesario. Fuli, su mejor amiga. La chica que le había demostrado que su aspecto duro, era parte de su fortaleza, y decisión. A Beshte, una gran muestra de compasión y sacrificio hacia los demás. Demostrando que un poco de amabilidad podía hacer la diferencia. Y por supuesto, el gran Ono, que le había, postrado que ser pequeño, no era un impedimento para tener un gran corazón. De inmediato ve a Tiifu, la cachorra que lo había sensibilizado en muchos aspectos, alguien que había aparecido en su vida sin aviso previo. Era la estrella que siempre lograba iluminarlo..., Abijeth y todas aquellas victimas de Nattu, le habían demostrado que la raza jamás debía dividirlos. Que parecer, o ser diferentes nos hacía fuertes, que el simple hecho de ser más grande, pequeño, o incluso el privilegio de ser hijo de un rey, no proclamaba ningún tipo de inferioridad. Que ser uno, no significaba ser iguales, sino ser lo suficientemente valientes para aceptar sus diferencias, y usarlas como ventaja. Todos ellos se Habían unido por una verdad. Por una conquista, por justicia hacia su misma integridad.

EL SECRETO DE LAS PRADERASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora