Capítulo 3.

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BILL

Choco mi copa de vino con la de Alex.

-¿Por qué brindamos?

Me lo pienso un momento y después le respondo, sonriente:

-Por la libertad. Y por el cumpleaños de Sophie, obvio.

Alex sonríe, aunque no muy convencido.

-Hoy te acompaño porque beber de vez en cuando no es malo, pero deberías parar ya. No puedes seguir con este ritmo de vida, Bill.

Resoplo.

-No me aburras otra vez con tus sermones. Estoy muy bien, ¿ok?

-Me preocupas hermano.

-Estoy bien, en serio.

Sophie llama a Alex y él se levanta de mi lado para caminar hacia donde ella se encuentra, está hablando con un grupo de personas. Tuve la necesidad de ir al baño, así que me pare y me metí dentro de la casa. Al salir del baño fui hacia la cocina para buscar una cerveza, de repente suena el teléfono y como no había nadie alli, contesté. Después de preguntar quien era dos veces y nadie respondiera decidí colgar, cuando una voz que me hizo temblar responde a mi pregunta:

-¿Alex? soy Emma, no te escucho bien.

Me sobrecoge escucharla. Permanezco en silencio, incapaz de articular palabra. Alexander aparece por la puerta y sin decir nada, le paso el aparato. Él me mira con el ceño fruncido a lo que respondo un simple.

- Emma.

Comienzo a caminar hacia la puerta de salida, necesitaba tomar aire. Camino a pasos lentos y siento cómo todo lo que hay a mi alrededor da vueltas, llego a la vereda y me siento sobre el cordón, me llevo las manos a la cabeza.

-¿Estás bien, hermano? -Aparece por atrás Alex.

En otros momentos le habría dicho que sí, que no hay drama, que era una tontería, pero la pared que tenía armada alrededor de mi corazón se ha derrumbado hace tiempo. La ha roto ella.

-No... No estoy bien. Estoy un poco perdido -confieso.

-Tienes que ser fuerte -me aconseja al tiempo que se sienta a mi lado, en el borde de la calle.

-Lo sé y lo intento, pero con esto... no se.

Alex permanece en silencio y fija sus ojos en mí. En ellos puedo ver la pena que siente al ver a su hermano en estas circunstancias.

- Tienes que darle tiempo...

No respondo porque no me siento capaz de hacerlo. Me incorporo levemente y lo abrazo. Nos quedamos un rato en silencio y luego volvimos a entrar, no quería arruinarle la noche a Sophie. Al entrar me excuso con Alex diciendo que iría al baño, él asintió y respondió que me esperaba fuera; asi que espere a que saliera para meterme en la cocina. Busque rápidamente el número de Emma en una lista de teléfonos que tenían pegada sobre la pared y le tome una foto con mi celular, busque una cerveza en el refrigerador y camine hacia el patio.

********

3 meses antes.

Pasé los siguientes tres días después de su partida sin salir de mi casa, su ausencia era palpable, no podía soportar estar donde había compartido tantos momentos con ella, ella estaba en todo... en mi cama, en mi cocina, en cada ventana, en cada objeto. Durante los siguientes días, Sophie y Alex vinieron a verme, pero no me molestaban. Eran los únicos que sabían lo que había pasado y aunque yo no hablara, ellos estaban ahí. Eso me hacía sentir algo mejor, pero luego cuando su olor volvía a azotarme, mi poca tranquilidad volvía a hundirse. La echaba tanto de menos...

No sé cuántas veces rogué encontrarme con Emma. Pasé un par de días sentado en aquel parque frente a su edificio, solo por si volvía de visita, pero nunca lo hizo. Sabía que una parte de mí había muerto con su partida y que jamás volvería a estar completo.

********

Actualidad.

Después de ese inesperada llamada de Emma mi mundo una vez más quedó patas para arriba. Había agendado su número en mi teléfono y aunque siempre se me cruzaba por la cabeza, nunca tuve el valor de llamarla.

Había decidido volver un tiempo a Suecia, necesitaba pasar tiempo con mi familia, mis amigos y por sobre todo, necesitaba de una vez por todas sacarla de mi cabeza.

Una vez instalado en Estocolmo empecé a salir a cenar, a pasar el rato en bares con mis amigos y con mis hermanos. Esta noche había quedado en ir a un club con Valter, Eija y un par de amigos que teníamos en común. Hacía mucho tiempo que no pisaba uno, así que esperaba pasarla bien.

Estabamos ubicados en el sector vip, tomando champagne entre risas y charlas, cuando de una mesa cercana puedo notar la mirada fija de una chica. Era bastante bonita, cabello largo y rubio, llevaba un vestido rojo que se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Rápidamente mi vista se dirige a sus piernas, largas y bien tonificadas. Estuvimos un rato en un juego de miradas. En un momento ella se levanta y se acerca a la barra, justo a nuestro lado.

-Hola, chicos. ¿Qué tal? -saluda.

-Hola

Al principio me siento un poco cortado, ya que hace mucho tiempo que no me encuentro en una situación parecida, coqueteando con una chica con la única intención de llevármela a la cama. Pronto se me pasa la inseguridad gracias al comportamiento de Lena, así era su nombre, que no cesa de hablar tranquilamente y actúa de una manera muy natural.

-¿Quieres tomar algo? -ofrezco después de una breve charla.

-No, gracias. Estoy con unas amigas-Señala hacia la mesa, donde la esperan pacientes un par de chicas-. Ya nos vamos. Se ha hecho tarde, sólo he venido a pagar

Asiento comprendiendo y de pronto se me ocurre una idea.

-¿Por qué no te quedas con nosotros? -mi tono de voz deja claro que la propuesta viene con segundas intenciones.

Lena pone cara dubitativa y luego sonríe.

-Está bien. Será divertido. Espera un momento.

Da media vuelta y se dirige de nuevo hacia sus amigas. Les comenta algo y ellas asienten y salen del bar, no sin antes dirigirme una mirada curiosa. Quién sabe qué les ha dicho.... Antes de que regrese a nuestro lado, Eija se apresura a hablar en voz baja.

-¿Qué estás haciendo?

Finjo no entender y señalo mi vaso, ya medio vacío.

-Nada. Bebo.

-Bill, te conozco, para algo soy tu hermana. Tú quieres algo esa chica.

Esbozo una sonrisa traviesa.

-Sí. ¿Por qué no? No tiene nada de malo pasármelo bien de vez en cuando.

-Bueno, tienes razón. Al fin y al cabo, ahora estás solo y no tienes que darle explicaciones a nadie.

Mi gesto se tuerce mostrando fastidio. Otra vez me ha recordado que estoy solo, sin ella... No quiero pensar más en eso, así que decido fijar toda mi atención en Lena, que ya se encuentra a mi lado. Le sonrío y disimuladamente paso mi brazo por su cintura. Ella fingió no haber apreciado mi gesto y sigue conversando como si nada. Después de un par de copas más y muchas risas, me encuentro un poco borracho. Entonces, decidimos salir del bar e ir a su casa.

Nos detenemos ante la puerta. No añadimos nada más, entramos en silencio y nos limitamos a subir las escaleras, la sigo directamente a su dormitorio. Se quita la ropa sin timidez ni pudores y se queda solo en ropa interior, con un conjunto blanco casi transparente que me deja sin aliento. Era muy sexy, no había visto mujer tan atractiva... bueno mentía, no había visto mujer tan atractiva hasta que me encontré con Emma en aquella sesión fotográfica, no quería acordarme de ella en ese momento, así que moví mi cabeza e intenté concentrarme en la ya desnudez de Lena. Decidida se acerca a mí y me ayuda a quitarme la camiseta o, mejor dicho, me la saca ella, ya que yo no me muevo, solo la miro y sonrío. Debo de parecer idiota. Con mi pecho ya al descubierto, Lena desliza sus dedos y me acaricia con suavidad. Soy incapaz de hablar. Entonces las cosas suceden casi sin darme cuenta, como si no fuese yo el que estuviese viviendo este momento.

Blow Your Mind ♡  Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora