Capitulo 20/2

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BILL

—No. —No titubea mientras lo dice, ni me aparta la mirada. Lo dice segura y consciente de lo que esa simple palabra significa para nosotros. Para nuestra relación—. Me arrepiento de cómo lo hicimos, pero nunca me he arrepentido de estar contigo. Eso es lo único que he tenido claro todo este tiempo.

— Tienes la habilidad de hacerme sentir el hombre más fuerte del mundo, y al mismo tiempo el mas débil, si tuviera que pasar por mil infiernos por tenerte, créeme que lo haría Emma...— le digo, y ahora sí, la abrazo. Muy fuerte.

Pasan unos minutos mientras seguimos abrazados. De repente, el viento comienza a soplar cada vez más fuerte, y es cuando nos damos cuenta que se avecina una tormenta. Miramos al rededor y ya no queda casi nadie en la playa. Nos ponemos de pie y comenzamos a volver. En un abrir y cerrar de ojos la lluvia helada comienza a caer fuertemente, tanto, que podía sentir el frío calandome los huesos. Miro a Emma y me sonríe, tomo su mano y la agarro con fuerza para comenzar a correr. 

— ¿Estas bien?— pregunto, prendiendo la calefacción, una vez que estamos dentro del auto. 

La miro, no habla, solo asiente. Está completamente mojada y temblando por el frió. Pongo el auto en marcha y manejo con cuidado debido a la lluvia, por lo tanto, el viaje de vuelta se hace un poco mas lento. Emma permanece en silencio mirando por la ventana, perdida en sus pensamientos. No la molesto, ambos somos conscientes de lo que esta charla ha supuesto para los dos y de que aún quedan muchas cosas por decirnos, pero creo que necesitamos una tregua, un pequeño paréntesis. Este ha sido un gran paso en nuestra relación y, para seguir avanzando, debemos aprender a manejarlo. Por mí parte, voy a tratar de hacer las cosas bien, sin ninguna prisa. 

Cuando estaciono frente al edificio de Emma, ella me mira mordiéndose el labio inferior. Me acerco un poco, le rozo el labio con el pulgar para que lo suelte y, después, me acerco hasta que nuestros rostros quedan casi pegados. Nuestros alientos se mezclan. Cierra los párpados y yo me acerco para besarlos. Después le sigue una mejilla, la otra, la punta de la nariz y, por último, la frente. Una vez que he terminado de torturarme y provocarme la mayor erección de la historia, me separo de ella. Abre los ojos y me mira un poco desconcertada.

—Gra- gracias por traerme, nos vemos luego... —dice mientras abre la puerta, le guiño un ojo y espero a que entre al edificio.   

Aunque debería darme palmadas en la espalda por mi autocontrol, en verdad me gustaría partirme la cara contra el volante. Quería que la besara, ¿verdad? Es la sensación que me ha dado. Es decir, cuando nos hemos despedido ahora, cuando la he mirado a la cara, se ha humedecido los labios, los ha abierto ligeramente. Eso debe de significar algo. ¿Y si ahora la cago por querer ir despacio? ¿Y si me estoy perdiendo cosas? Me maldigo y salgo del auto. Espero a que un par de vehículos pasen y cruzo la calle corriendo al ver que alguien está saliendo del edificio. Le agradezco una vez que me deja pasar y corro hacia el ascensor. Al ver que el aparato está ocupado, corro a las escaleras y subo de dos en dos, así que termino con la lengua fuera.

Cuando llego hasta su puerta, me abre al primer toque. Eso significa que recién acababa de entrar. 

—Quiero besarte, Emma. Me muero por hacerlo desde que has puesto un pie en mi casa hoy. Quiero  besarte bien, en condiciones. Como nos meceremos. Pero no quiero hacerlo si eso te molesta o no es lo que quieres. Iremos paso a paso. El ritmo que tú marques me parece perfecto. Pero me muero por besarte.

No dice nada. Escucha cada una de mis palabras y las analiza. A mi está a punto de darme un infarto. Estoy a punto de pedir perdón y dar media vuelta cuando alarga el brazo, me agarra por el sweater empapado y estampa su boca en la mía. Es solamente un nanosegundo lo que tardo en reaccionar. Cierro la puerta como puedo con un pie y la sujeto fuerte, encajando su cuerpo contra el mío. Me pasa las manos por el cuello y yo la abrazo por la cintura. Un jadeo sale de su garganta cuando le pego un pequeño mordisco en el labio inferior. Nos hemos ido moviendo hasta terminar en el sofá, donde me siento con ella sobre mi regazo, pone cada pierna a un lado de mi cuerpo. Sé que nota lo duro que estoy. Como para no hacerlo. Paseo mis manos por su espalda hasta que las cuelo por dentro de la camiseta. Estaba fría y húmeda, podía sentir el frió desprenderse de su piel. La sentí temblar pero sabía que esta vez no era de frío. Emma tiene sus manos sobre mi pecho, notando como mi corazón esta descontrolado. Se mueve, meneando las caderas, rozándose más contra mí. Los dos jadeamos. Quiero seguir. Quiero desnudarla y hacerla mía. Pero no lo voy a hacer, hoy no.

Poco a poco vamos bajando la intensidad, acompasando nuestras respiraciones. Cuando nos apartamos, nos miramos y nos sonreímos. Tiene las mejillas un poco encendidas, y se las acaricio con los pulgares. Agacha la cabeza hasta apoyarla en mi hombro. Me dice algo, pero tan bajito que apenas la escucho, así que pido que me lo repita.

 —Quédate a dormir esta noche. Solo dormir. 

—Con una condición —le digo mientras la sujeto por la barbilla para alzarle la cabeza y que me mire—: que tengas una cita conmigo. 

—Creí que lo de hoy había sido una cita.

 —Ni de lejos. Quiero venir a recogerte, bien vestido. Traerte flores, bombones o lo que quieras. Quiero sacarte de aquí, llevarte a cenar, pasear contigo de la mano y ser la envidia de todo el restaurante. ¿Qué me dices? ¿Aceptas? 

 —Hecho. —Le tomo la cara por las mejillas y rozo su nariz con la mía.

—Deberíamos tomar una ducha, si no queremos agarrar una neumonía...—dice y la miro levantando la ceja. — hay dos baños aquí por si no lo recuerdas.

Nos reímos, nos besamos un poco más o mucho más, según se mire. Para mí, poco. Pero es que creo que nunca será suficiente. Nos levantamos para ir a buscar ropa de Noah que yo pudiera usar. Luego me deja en el baño de abajo y ella sube al de su habitación. Cuando terminó de ducharme me pongo el pijama que Emma me ha prestado y me dirijo a poner mí ropa a secar, luego voy a la cocina y me siento en la isla para esperarla, pero no hace falta, justo viene bajando y me regala una sonrisa. Hacemos macarrones con queso  y nos sentamos a comer, mientras ella me cuenta sobre sus nuevos proyectos y yo le hablo de los míos. Cuando terminamos de comer, juntamos todo y decidimos subir a su habitación.

Me siento sobre la cama a responder un par de mensajes a mis amigos, mientras la espero. En el momento que dejo el teléfono sobre la mesita, Emma sale del baño con el pelo suelto y una camiseta que apenas le tapa los muslos. Nos quedamos quietos por unos segundos, sin saber cómo accionar. Ella se acerca a su lado de la cama, y yo me acomodo bien donde estoy.

—Gracias por haberte quedado.— dice, una vez que se acomoda a mí lado.

—Gracias por dejarme hacerlo.

Respondo con los ojos cerrados, sintiéndome completo, pleno. Sabiendo que daría lo que sea por poder estar como estoy ahora: con la espalda de Emma pegada a mi pecho, sus piernas enredadas con las mías, su pelo haciéndome cosquillas, mi nariz enterrada en su pelo, con un brazo bajo su cabeza y el otro rodeando su cintura...

♥️

¡Holaaa!

Cuelgo porque estoy estudiando, prometo que cuando termine con los exámenes me voy a poner las pilas con esto.

Espero que les guste este capítulo 🙏

Blow Your Mind ♡  Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora