Capítulo 33.

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EMMA

Llegue a mi departamento pasada las seis de la tarde, deje las valijas tiradas por ahí y me metí a la ducha. Cuando salí me dispuse a llamar a Bill; él me dijo que esta noche festejará su cumpleaños en uno de los bares de azotea de moda, en lo alto del hotel Row. También dijo que me extrañaba y que deseaba que estuviese allí; no pude evitar sonreír ante eso y tuve que aguantar las ganas de decirle que si estaría para no arruinar la sorpresa. Cuando terminé la conversación decidí tomar una siesta ya que como siempre no pude pegar un ojo en el avión.

Me desperté un poco perdida con una melodía resonando en mi cabeza. Restregué mis ojos mientras me desperezaba en la cama, me estiro para alcanzar mi teléfono, tenía una llamada perdida de Alexander; desvio la vista a el reloj y marcaba pasadas las diez y media de la noche. Pegué un salto que casi me caigo de la cama. «Mierda, me quede dormida».

Salte de la cama y enseguida empecé a cambiarme, me metí al baño, me puse algo de maquillaje y llame un taxi. En el transcurso del viaje devolví la llamada a Alexander, él y Sophie eran los únicos que sabían de mi visita.

Llegué al lugar y Alex estaba esperándome afuera, me acerqué a él y le di un abrazo. Me dijo que lo siguiera. Entramos al edificio y caminamos por una especie de lobby hasta los ascensores. Cuando las puertas de este se vuelven a abrir la música invade rápidamente mis oídos. Caminamos por un corto pasillo y cuando llegamos al final, el empujo una de las puertas que teníamos en frente; la imagen de la fiesta se hizo presente ante mi. Estaba muy emocionada, quería tirarme sobre Bill y abrazarlo con fuerza.

Caminé con Alex a mí lado por medio de la gente, cuando llegamos al lugar donde mi novio se encontraba, me quedé en shock. Estuve unos segundos quieta, sin moverme, pero con la sensación de estar cayendo en picada y sentí como en ese preciso momento el mundo se me derrumbaba. No podía creer lo que estaba viendo: Bill besando a Märta.

Me giré sobre mi misma y a pesar de que Alex trató de detenerme comencé a volver sobre mis pasos.

-Emma, espera, no es lo...- Bill tomándome por el brazo.

- ¡NO! He dado todo de mi para que esto funcione. Lo sabes... -Interrumpí con la cara pálida por la impresión- . ¿¡Me has estado engañando!?- la ira se apodera de mi y golpeo su pecho con fuerza- ¡Lo he dejado todo por ti!

- Emma, por favor, déjame hab... -no quería escucharlo, estaba demasiada alterada.

- ¿¡Has estado cogiendo con ella Bill!?

- ¡No! ¡Déjame explicarte por favor! - se lo notaba muy acongojado.

-No hace falta que me aclares nada. Te lo voy a hacer muy fácil e incluso te voy a dar hasta la solución. ¡Vete a la mierda! - cuando me estaba por dar vuelta sin darme cuenta se acercó a mí y me tomo por los brazos, peleé intentando zafarme de su agarre que cada vez era más firme, pero él era mucho más fuerte que yo, era inútil.

- Escúchame por favor Emma, mírame... te amo, nunca te haría algo así- Su voz me rogaba que le creyera. No podía volver a mirarlo, si lo hacía me echaría a llorar. Me sentía tan estúpida. Negué con la cabeza. No podía ni hablar. Lo último que haría sería llorar delante de él.

- No, no te quiero escuchar, no te quiero ver más... ¡suéltame! - grite y tire bruscamente de mis brazos para soltarme de su agarre. A veces la rabia te hace sacar fuerza de donde no tienes.

Me di la vuelta y comencé a caminar por el pasillo aprovechando que Alexander y Landon trataban de calmar a Bill. En cuanto me metí al ascensor y las puertas se cerraron dejé que fluyeran las lágrimas que había estado conteniendo, mientras gemía de forma angustiosa. Al salir del edificio me apoyé en un coche, tuve que sentarme al sentir que perdía la poca estabilidad que me quedaba. Tomé aire, me limpié las lágrimas y comencé a caminar sin sentido, no sabía que hacer ni a dónde ir. Lo único que sabía era que no quería volver a ver a Bill y que en cualquier momento él iba a aparecer por la enorme puerta del edificio. Entonces me acerqué al cordón de la calle y paré un taxi, quería irme lo más rápido posible. Al subir le dije al taxista que me llevara al centro de NY. La furia comenzó a adueñarse de mi. No comprendía cómo había podido ser tan estúpida. Me había jurado a mi misma que jamás caería otra vez por un hombre y ahí estaba de nuevo. Cuando el taxi llegó a destino, pague y me baje. Entre al primer club que vi, pagué la entrada y me dirigí hacia la barra del bar situada al lado extremo de la pista de baile y le pedí al barman lo más fuerte que tenía. Tome de un solo trago lo que el chico me había traído y le pedí otro más, el me miro sorprendido, pero no tardó mucho en traerme el siguiente, estaba por pagar cuando escuche una voz familiar detrás de mí:

- Yo invito.

Me giré y para mi sorpresa me encontré con la mirada azul de Jacob a unos centímetros de la mía, llevaba su pelo negro alborotado como a mí tanto me gustaba. No pude evitar mirarlo de arriba a abajo, no había cambiado en nada.

- Hola, Emma.

- Ja-Jacob - dije totalmente sorprendida, no lo veía hace mucho tiempo- . ¿Qué haces aquí?

- He venido con unos amigos... pero, ¿tú qué haces aquí? ¿Estás sola?

- Si, no lo ves. - conteste de mala forma y él sonrió mostrando su perfecta dentadura.

- ¿Cómo has estado?

- Jacob he tenido un día de mierda, solo vine aquí porque necesito olvidar todo por un momento. ¿Por qué mejor no te vas?

- Solo quería saludarte, no nos vemos desde... - Rodé los ojos - mira, te quieres olvidar de todo por un rato ¿no?. Entonces, te has encontrado a la persona indicada... tengo algo que te podría ayudar - dirigió la vista hacia abajo, mostrando una pequeña bolsa con varias pastillas de colores dentro y sonreí negando con mi cabeza.

- Ya no estoy en eso Jacob.

- Vamos Emma... ¿Dónde quedo la chica arriesgada y divertida que yo conocía?

Me reí ante su comentario, estaba por contestarle, pero siento mi teléfono vibrar en mi pantalón, ya me había olvidado que lo tenía, lo saco y miro la pantalla. Quinta llamada de Bill, decidí apagarlo. Estaba muy dolida. No recordaba haber estado tan dolida por alguien en toda mi vida. Ni siquiera por el imbécil de Jacob que lo tenía en este momento enfrente de mí.

- Esta bien.... pero, solo una. - Quería olvidarme de todo ese dolor por un rato, él sonrió y tomo una pequeña pastilla, la tiró dentro de mi bebida. Cuando vi que esta empezó a disolverse, sin dudarlo tomé de un solo trago lo que quedaba de mi bebida.

El tomo mi mano y tiro de ella llevándome al medio de la pista. Matadora de Sofi Tokker sonaba y comenzamos a bailar. Él se fue acercando a mi lentamente.

- No. ¿Qué haces? - dije apoyando mis manos en su pecho suavemente.

- Te extrañé Emma... - reí ante su comentario tirando mi cabeza hacia atrás.

- Jacob ¿Por qué mejor no te vas con alguna de tus chicas y me dejas en paz?

- Tu siempre has sido mi chica favorita Emma.

El efecto de lo que había ingerido no tardó mucho en hacerse presente. Me maree un poco con las luces y el sonido de la música comenzó a retumbar en mi cabeza y pecho, entonces cerré los ojos y me deje llevar. No sé por cuanto tiempo estuvimos besándonos, cuando nos separamos bailé como jamás soñé que podría, me sentía en la gloria, libre, suelta... luego de un rato comencé a sentir calor y empecé a perder el aire por toda esa gente alrededor que me empujaba. Le dije a Jacob que necesitaba salir. Caminamos de la mano hasta la puerta del lugar, el me guiaba abriéndose paso por medio de toda esa gente que se movía frenéticamente. Entonces, una vez afuera del club, me propuso ir a su casa. Lo dude, pero al final acepte. Si Bill era capaz de pensar en otra mujer, yo también podía hacerlo con otro hombre.

Blow Your Mind ♡  Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora