Lunes. Despierto sobresaltada al escuchar un trueno que resonó por todo el departamento. Miro a mi alrededor, la habitación se encuentra en penumbra, me dejo caer hacia atrás y tapo mi cara con una almohada. Cinco minutos después, largo un pequeño quejido cuando la alarma comienza a sonar, me remuevo por la cama perezosa y con las energías bajo cero me estiro para agarrar mi teléfono, el reloj indica que solo tengo media hora para prepararme y llegar a la oficina. «Genial» pienso, porque odio las tormentas y parece que allá fuera está cayendo un diluvio.En el momento en el que me incorporo en la cama siento un dolor punzante en la cabeza «Emma, no debiste haber tomado tanto anoche» pasa por mi mente mientras me levanto. Corro hacia el baño y torpemente me llevo puesto el marco de la puerta:
—¡Mierda! — digo entre dientes y me masajeo el hombro mientras busco una aspirina en el botiquín.
Me miro fijamente en el espejo y ante la imagen que este me devuelve frunzo el ceño frustrada; una chica de ojos azules con ojeras hasta el piso y un pelo castaño oscuro que cae hasta un poco más abajo de los hombros, que por cierto daba asco. No hay manera con él. Me desespero y pongo los ojos en blanco, pienso en darme una ducha, pero al ver la hora una vez más me di cuenta que no llegaba. Me rindo. Mi única opción es recogerme este pelo rebelde en un rodete, un poco de corrector de ojeras y confiar en estar medio presentable. Vuelvo a la habitación, busco un jean azul oscuro, una remera de tiritas negra y encima me pongo un blazer del mismo color, me pongo unas botas negras y bajó volando a la cocina, preparo un café fuerte, agarro mi bolso y salgo lo más rápido posible del departamento.
Las calles de New York estaban repletas de gente como todos los días, vi un taxi estacionado en la puerta de mi edificio, hoy no era un día como para manejar y menos en el estado en el que estaba, seguro terminaba matándome o peor a alguien más, le pregunte si estaba libre y al escuchar el "si" me subí rápidamente, le dije la dirección de mi trabajo y el tipo arranco hacia la sede principal de la revista en la cual toda modelo quiere aparecer, la revista en la que nace la fama y donde aparecen todos los magnates de la moda, Vogue.
Mi trabajo consta en ayudar a los editores en jefe a editar, revisar y redactar contenidos para su publicación, suelo trabajar directamente con los escritores, asesorándolos en su trabajo y muchas veces soy responsable del diseño e ilustraciones de una publicación.
Cuando ingreso en el inmenso y francamente intimidante vestíbulo desde el otro lado del mostrador me sonríe amablemente Kate, la recepcionista.
—Buenos días señorita Jones.
— Buenos días Kate, ya te dije mil veces, llámame Emma - le contesto mientras camino, casi corriendo, hacia los ascensores.
Unos cuantos empleados salen junto conmigo del ascensor y se dirigen a ocupar sus puestos de trabajo. Voy directamente hacia mi oficina; antes de entrar veo a Samantha, mi secretaria.
— Buenos días Emma.
—Buenos días Sam, ¿Tienes algo para mí? - respondo a lo que ella dice que Anna, mi jefa «la jefa de todos en realidad, ya que es la editora en jefe». Había dejado un par de papeles en mi oficina; necesitaba que me ocupe de algo mientras ella estaba de viaje hacia París. «¡Dios! olvidé por completo el viaje, va a matarme» pensé y antes de cruzar la puerta hacia mi oficina ella añadió:
— Jack llamó, dijo que apenas llegues vayas a su oficina.
— Gracias Sam.
Me metí en la oficina, dejé el bolso sobre el escritorio y salí en dirección a la oficina de Jack Germade. Jack un hombre de unos cuarenta y tantos, muy atractivo, aunque por desgracia para muchas mujeres, es gay; Jack es el del Director de Arte de la revista. Somos muy buenos amigos, justamente anoche había salido a cenar con él y su pareja, Nick.
Jack fue el único que me recibió con verdadera amabilidad cuando, hace unos cuantos años atrás, entre como pasante en la editorial. Desde el primer momento en que puse un pie en este edificio me hizo ver que la moda es una industria muy fuerte y poderosa, muy sacrificada y cruel, que no tiene piedad.
Y la realidad es, como fui descubriendo a lo largo de los años que llevo aquí, que en este mundo donde todos viven de su imagen, estar por encima del otro es lo único que importa. Todavía recuerdo las palabras de Anna el día en que me anuncio que me tomaría como su nueva co-editora: "Todo el mundo quiere esto Emma. Todas quieren ser como nosotras."
Al llegar a su oficina veo que la puerta está abierta, me quedo parada apoyada en el marco de esta. Lo vi muy entretenido leyendo unos papeles, golpee, el levanto la vista y me hizo una seña con las manos para que entre.
— Te ves horrible, te dije que esas 2 copas estaban de más — Me dijo recordando la noche anterior, a lo que respondí:
— Lo sé, siento que voy a morir.
El sonrió y respondió.
—Por suerte, hoy no hay mucho trabajo para ti. ¿Leíste lo que te dejo Anna? —niego con la cabeza— como esperaba... tienes que supervisar la sesión de fotos para la próxima portada.
Rodé los ojos, era algo que me resultaba sumamente aburrido. Antes de pararme pregunté.
— ¿Con quién es esta vez?
—Alexander Skarsgård — respondió.
— ¡Alex! —exclame un poco emocionada y agregue— genial, hace un tiempo que no lo veo.
El me miro pícaramente, a lo que digo:
—Somos solo amigos, estuvo saliendo un tiempo con una amiga...
Dicho eso salí de allí rumbo a mi oficina para llamar a Anna. Luego de estar un rato al teléfono con ella y que me diera algunas indicaciones, llame a Samantha para que me prepare un café, lo necesitaba para no dormirme en camino a la locación donde iban a realizar las fotos para la portada.
(Espero que les guste 😘)
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Blow Your Mind ♡ Bill Skarsgård.
FanficEmma Jones; una joven de 27 años que trabaja para una de las revistas más importantes en el mundo de la moda, conoce a Bill Skarsgård durante una sesión fotográfica y la atracción entre los dos se hace cada vez más fuerte. No pasará demasiado tiempo...