Capítulo 10: Accidentes premeditados.

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Scott no ponía el modo avión como yo en el móvil cuando se acostaba, porque le daba igual que el teléfono emitiera señales electromagnéticas que, a la fuerza, te tenían que terminar dejando tonto.

No estaba comprobado científicamente, pero entre arriesgarme a lesiones cerebrales y que encima la batería del teléfono me durase menos, o dormir tranquila, con el móvil descansando y gastando apenas un 1% de batería, elegía lo último.

Él, no.

Era un temerario, le gustaba vivir al límite.

Eso sí, no había día que no se fuera a dormir sin poner el modo "no molestar". La luna siempre terminaba apareciendo cuando se acostaba, igual que lo hacía la de verdad.

-Steve Jobs me ha dedicado esta mierda-le decía a Tommy cada vez que mi hermano le pedía que quitara los datos, las llamadas, en fin, toda conexión con el mundo exterior, en referencia al símbolo de su religión-, no lo voy a dejar en la estacada así como así.

-Steve Jobs murió antes de que apareciera ese modo-gruñía Tommy, y, si estaban compartiendo cama, tiraba de la manta hasta destapar a Scott y ganarse una patada.

-Que me comas los cojones, Thomas.

Pero su luna no bloqueaba las llamadas de los contactos que tenía en favoritos: su padre, su madre, y mi hermano. Es curioso cómo no guardaba a ninguna de sus hermanas con una estrella al lado de su nombre; probablemente no se fiaba de que no lo llamasen en medio de clase sólo para conseguir que lo echaran. Sí, tenía que ser eso.

Marcaba siempre el número de Tommy de memoria, casi sin mirar, y mi hermano hacía lo mismo, pero se mantenían el uno al otro con la estrellita precisamente para enterarse de si se necesitaban.

Es por eso que la pantalla del teléfono se encendió un segundo antes de que comenzara a sonar. Yo suspiré, me incorporé un poco mientras él bufaba, se daba la vuelta y cogía el teléfono sin mirar quién le llamaba. Sólo podían ser tres personas; las reconocería por la voz.

-¿Sí?-preguntó, y mi hermano empezó a chillar al otro lado de la línea-. Joder, Tommy, me cago en dios, son las tres de la madrugada, ¿qué cojones quieres?

Encendí la luz y me senté sobre las piernas cruzadas. Me dejó sin aliento verlo desnudo a mi lado, con el pelo alborotado, los ojos entrecerrados y el ceño fruncido intentando descifrar los gritos de Tommy.

-¡... TRAICIONAR MI CONFIANZA DE MANERA SEMEJANTE, DESPUÉS DE TODO LO QUE HE HECHO POR TI, DESPUÉS DE TODOS LOS RECURSOS QUE TE HE MANDADO, TENÍAMOS UNA RELACIÓN ESPECIAL Y TÚ LA HAS JODIDO POR CULPA DE TU AVARICIA! ¡CÓMO COJONES TE ATREVES A DECLARARME LA GUERRA E INVADIR MI ALDEA, ESTO ES LA PUTÍSIMA GUERRA, PREPÁRATE PARA SUFRIR, MALIK!

Y colgó sin darle tiempo a responder mientras el monstruo de mi interior, al que Scott alimentaba, pasaba sus zarpas por los barrotes de su jaula. Quería follármelo pero estaba demasiado cansada. Además, ya lo habíamos hecho de noche muchas más veces. Sabía cómo era.

En cambio, todavía tenía cosas que investigar del sexo de día.

Juraría que el sol nos espabilaba más.

Se tumbó sobre su vientre y su expresión concentrada brilló con luz propia cuando apagué la luz y me volví a tumbar. Le di la espalda, pero tiró de mí para tener nuestros cuerpos en continuo contacto. Le acaricié una pierna y lo visualicé sonriendo.

Moonlight [Chasing the Stars #2]Where stories live. Discover now