Capítulo 22: Moonlight.

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Zayn se apoyó en el marco de la puerta y se cruzó de brazos. Levanté la mirada un segundo, haciéndole ver que no podría cogerme por sorpresa, volví la vista a la libreta que me habían proporcionado de Oxford para que me informara sobre los másteres que podía hacer...

... y volví a levantar la mirada y a clavarla en mi chico. Zayn sonrió cuando yo lo hice, mordisqueando un poco la tapa del bolígrafo, con el que había ido rodeando programas que me interesaban y posibles salidas profesionales.

-Gatita-dijo solamente. Le quedaba bien estar desnudo delante de mí, cubierto sólo por una toalla atada a la cintura. Me encantaban sus tatuajes, todos salvo el de la chica que llevaba en el antebrazo. Me había quedado acariciándolo distraída la primera vez que nos acostamos en nuestra casa, ya siendo padres, lejos de Ibiza y del mar.

-¿Puedes quitártelos?-le había preguntado, y él asintió.

-Pero me dejaría marca.

Torcí el gesto.

-Quieres que me quite a Perrie.

-No me mola verla cuando estoy contigo; especialmente cuando follamos.

-Al menos te queda el consuelo de que estuve con ella hace tiempo, pero ahora estoy contigo.

Me lo había quedado mirando, sonriendo. Le di un beso en los labios.

-¿Qué le vas a decir a Scott cuando crezca y te pregunte quién es?

-Que tenías el pelo rubio cuando yo te conocí.

Me había echado a reír.

-Amor-repliqué yo-. Me gusta lo que veo- y su sonrisa se amplió un poco más.

-Scott está durmiendo-informó con diligencia. Doniya iba a venir a cuidarlo aquella noche; su hermana mayor estaba en Londres por algo de sus estudios, y tenía la noche libre.

Era 28 de julio.

Hacía un año de nuestro primer encuentro, y habíamos hablado de salir por ahí a celebrarlo.

-Qué diligente eres.

-Y estaba a punto de meterme en la ducha, cuando he pensado... el planeta está muy jodido-reflexionó, yo asentí.

-Bastante, la verdad.

-Y, ¿qué podemos hacer tú y yo para cuidarlo?

-No mucho, pero algo se nos ocurrirá.

-¿Qué tal si... ahorramos agua?

Cerré la libreta.

-Te escucho.

-Tú y yo. Juntos. Solos.

-Tienes toda mi atención, Z.

-Ayudando a este planeta nuestro duchándonos juntos. ¿Qué te parece?-me guiñó un ojo, y me eché a reír, asentí y lo seguí hasta el baño.

Desde el día en que nos acostamos y empezamos a ser una pareja normal, me daba la sensación de que vivíamos en una luna de miel constante. Yo era su chica, él era mi chico; teníamos un hijo en común del que cuidábamos con todo el esmero que podíamos (y que, desde luego, no era poco) y aprovechábamos los ratos que teníamos a solas después de pasarnos la tarde tonteando, y besándonos y acariciándonos delante del pequeño.

Moonlight [Chasing the Stars #2]Where stories live. Discover now