Capítulo 19: Gatita.

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La dejaron en observación toda la mañana, por precaución, pero de tarde nos dijeron que el médico hablaría con nosotros y, después, podríamos irnos a casa tranquilamente. Yo me quedé con ella todo el tiempo que estuvo en la cama, acariciándole la mano y dejando que ella me la acariciara a mí, los dos mirando el ajetreo de las enfermeras, que iban de acá para allá.

Casi no abrí la boca, pero, cuando lo hice, fue para hacerla reír. Lo necesitaba, y yo necesitaba escucharla.

-Qué serio estás-comentó después de casi 10 minutos mirándome sin que yo le prestara mucha atención. Me parecía más importante comprobar que el latido de su corazón se mantenía estable y su respiración seguía regular.

-Estoy enfadado contigo.

-¿Por qué?

-Hoy iban a hablarnos de la influencia de los guiones de la época dorada de Hollywood en la literatura contemporánea.

Conseguí que se riera.

Sólo la abandoné un momento para ir a buscarle ropa limpia y, de paso, cambiarme yo también. Cuando nos sentamos en la consulta del ginecólogo, parecía que viniéramos por una visita rutinaria, en lugar de haber pasado la noche en urgencias.

Empezó a explicarnos lo que le habían hecho: se habían preocupado un poco por el estado en el que habíamos llegado, creyendo que había sangrado más de lo que había hecho finalmente. Cuando pasaron a examinarla, se dieron cuenta de que la situación era menos grave (menos mal) de lo que habían pensado en un momento.

-De acuerdo-dijo por fin, cerrando la carpeta con el historial médico de Sherezade y entrelazando los dedos sobre ella. Clavó los ojos en mi chica-, un poco de sangre es normal en estas etapas del embarazo; lo que sí debería preocuparnos es un sangrado a principios del último trimestre. Puedes llegar a notar ligeros pinchazos; es importante que estés muy tranquila en estos casos, al fin y al cabo, le transmites todo el estrés al bebé. Mi recomendación es que sigas como hasta ahora, haciendo vida normal, eso sí, con las precauciones propias de las mujeres en tu estado. Nada de alcohol, drogas... esas cosas de las que seguramente te hayas informado-el médico sonrió, Sherezade asintió-. Podéis mantener relaciones sexuales perfectamente-añadió, mirándonos a los dos, y yo la miré a ella y ella me miró a mí un segundo, asentimos despacio, como si fuéramos novios de verdad, o algo por el estilo, y eso fuera una parte fundamental de nuestra relación, y esperamos a que continuara-. No obstante, en este caso y con tu situación, Sherezade, no estaría de más que vinieras a revisar qué sucede en cuanto veas que empiezas a sangrar otra vez.

Me crucé de brazos y fruncí el ceño, mirando a Sher, que sólo asintió.

-En parte me preocupé por eso; había leído que un poco de sangre es algo normal, no tiene por qué suceder siempre, pero... no sabía nada del dolor. Y me pareció que no era poco.

-No lo era-aseguré yo.

-El motivo es una nimiedad, ya os lo he dicho, y es comprensible que te pusieras nerviosa, pero fue precisamente por los nervios por lo que te pusiste peor. Con una subida del a frecuencia cardíaca, estas cosas empeoran. Por eso es muy importante que te mantengas calmada si notas un poco de dolor. Pero, repito: si sangras de nuevo, pásate por aquí.

Sherezade asintió con la cabeza, y no medió palabra hasta que yo no rompí el silencio, ya en el coche, de camino a casa, con las palabras del médico martilleándome en la cabeza.

Moonlight [Chasing the Stars #2]Where stories live. Discover now