CAPITULO 7.
Desperté cuando el ruido del despertador se esparció por toda la habitación y en cada rincón de ella, tallé mis ojos con pereza, tomé mi celular para apagar la alarma. Me quedé en mi lugar por unos minutos más, hasta que me fue posible terminar con la pereza que había en mi cuerpo aún.
Como cada mañana; me di una ducha que se terminó después de cuatro canciones, esta vez sí tuve el tiempo suficiente para escoger que ropa usaría este día, así que; una vez arreglada salí de mi habitación bajando por un poco de sangre y alimento humano.
Primero baje hasta el sótano para poder beber una bolsa de sangre y comenzar el día con toda la actitud vampirica, me debatí entre tomar otra bolsa o no, pero una dosis más no era lo adecuado para mi exactamente, por lo tanto, la deje en el mismo lugar, bebería la mitad ahora y la otra la llevaría conmigo.
Subí al primer piso para ir a la cocina por lo necesario, pero antes de llegar a dicho lugar; el grito de Damon llamo mi completa atención desviándome de mi destino para ir en busca de mi hermano mayor. Damon se encontraba atado de pies y manos a una de las sillas de la casa frente a el gran ventanal de la mansión mientras las cortinas se encontraban a cada lado dejando entrar completamente los rayos del sol sin objeción alguna. De su cuerpo comenzaba a salir ese humo con yagas y ese olor a carne rostizada inundo mis fosas nasales.
—Gracias —menciono mi hermano una vez que cerré las cortinas frente a él terminando un poco con su sufrimiento.
—¿Intentabas suicidarte y te amarraste a esa silla para no arrepentirte al final o qué? —cuestioné a mi hermano mirándolo cruzada de brazos. Damon se observó a si mismo atado en aquel lugar con un rostro totalmente confundido.
—No —aseguró—. Stefan hizo esto —respondió seguro de sus palabras. Le mire dudosa de ello—. ¿En serio no me crees?
—Puede que Stefan tenga la humanidad apagada, pero ¿matarte? Ni en un millón de años.
—¿Quieres quitarme esto? —hablo molesto, caminé hacía mi hermano y rompí las cadenas que lo sujetaban—. Gracias —su sarcasmo a flor de piel.
—¿Dónde está Stefan? —cuestione a mi hermano que recogía su anillo del suelo.
—Yo que sé —mencionó con fastidio.
Le di una mirada a la escena en la sala de mi casa con atención, no creía que Stefan estuviera tras de todo esto, tampoco creía que Damon hubiera montado eso solo, era imposible y no tenía ni la más mínima idea de quién podía odiar tanto a Damon para asesinarlo, aunque bueno la lista era sumamente larga, pero la mayoría eran unos cobardes.
—Damon —llame a mi hermano.
—¿Qué? —respondió de mala manera, mientras tanto yo tome el objeto del suelo.
—Yo no creo que esto haya sido idea de Stefan —me gire con la vara en mano mirando a mi hermano—. ¿Crees que los fantasmas?
—Mason —pronuncio mi hermano mirándome a los ojos.
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—¿Qué no iras a la escuela? —cuestionó Bekah llegando a la cocina.
—Sí, sólo preparaba algo para mi desayuno —vertí sangre en un vaso y se la di—. Toma.
—Gracias —Rebekah bebió de ella—. Sabe mejor de la vena —sonreí.
—¿Quieres que te ponga una porción a ti? —ella asintió—. Nos iremos juntas supongo.
—Supones bien —ella tomó asiento en la barra de la cocina—. ¿Qué haces para no aburrirte aquí?
—Bueno aquí no hay mucho tiempo libre— Bekah bajo de la barra surgiéndome de cerca —Si un día puedo descansar es mucha maravilla, siempre pasa algo emocionante —las dos salimos de casa y nos subimos al auto—. Empezando por el amor triángulo amoroso de mis hermanos y Elena.
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La Tercera Salvatore - Libro II
FanfictionPero las familias no siempre están unidas por un lazo de sangre. Yo creo que una familia se crea también a partir de un sentimiento. Son las personas que en tu vida te quieren en la suya, aquellos que harían cualquier cosa por verte sonreír y aquell...