No hay vuelta atrás

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—Stefan —susurre despertando a mi hermano de su sueño—. Stefan —volví a susurrar.

—Mmh —fue el único sonido que emitió mi hermano aún adormilado.

—Ya me voy —mencione despacio.

—¿Que? —frunció el ceño—. Ana, son las 5 de la mañana.

—Lo sé —aseguré—, pero iré a ver a Tyler al hospital y después me pasaré a la escuela.

—Es muy temprano —mencionó de nuevo mi hermano—, pero está bien, cuídate —un intento de beso en mi cabeza y se volvió a quedar dormido.

—Adiós —reí y salí de su habitación.

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Golpeteaba los dedos contra mis muslos al ritmo de la música que escuchaba en mis audífonos mientras caminaba por los desiertos pasillos del hospital. Antes de pasar a ver a Tyler decidí hacer mi rutina de ejercicio por el bosque como una humana normal, tenía que aparentar ser una humana común, así que decidí hacer mi rutina de estudiante. Termine de hacer mis cosas y me dirigí al hospital a ver a Tyler y era donde aquí me encontraba. Al abrir las puertas que daban al pasillo de Ty mire como se encontraba en el suelo el cuerpo de un policía.

—Hey —golpe la mejilla del policía—. Despierta —guarde silencio y agudice mi oído para poder escuchar si su corazón seguía latiendo—. Al menos estás vivo —mordí muñeca y la coloqué en su boca—. Te recuperarás —me puse de pie y camine en busca de Tyler—. ¡Ty! —entre a la habitación de Tyler y lo encontré en el suelo inmóvil—. ¡Tyler! —me hinqué junto—. ¿Quien te hizo esto? —ayude a mi amigo a subirse a la camilla—. ¿Puedes hablar? —pregunte al no ver respuesta de mi amigo—. ¡Oh! —tome mi distancia al ver los colmillos de Tyler—. Trata de no morderme ¿esta bien? —avancé de nuevo hacía Tyler para acomodarlo en las almohadas—. Iré por algo de sangre para alimentarte —Tyler medio asintió con la cabeza y salí en busca de alimento.

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—Gracias —Tyler acabo la bolsa de sangre.

—De nada —sonreí—. ¿Quién te hizo eso? ¿Lo recuerdas?

—Claro. Estaba consiente —mencionó un obvio Tyler.

—Pues habla lobo —mencione aún más obvia—. O estás educado para no hacerlo —me burle.

—Ja ha —rio sarcástico—. Fue el cazador.

—¿El cazador? —No entendía el porqué Tyler estaba vivo aún—. Sin ofender pero ¿por qué sigues vivo aún?

—También te quiero —ironizó—. Sinceramente no lo sé, pero seguro que tiene un plan. Saco veneno de mi cuerpo y después de que ya no le sirva...

—Te matará —termine por él.

—Si —acordó—. Debemos irnos.

—No —negué—. Solo sería levantar sospechas —negué—. Nos quedaremos y tú estarás bien vigilado —observe mi reloj—. Debo irme, se hace tarde para ir a la escuela —me puse de pie y tome mi mochila.

—¿Irás a clases? —cuestionó un indignado y sorprendido Tyler.

—Soy una adolescente que debe ir a la escuela —deje un beso en su frente—. Bajo perfil recuerdas. Te veo Ty —salí de su habitación y marque un número telefónico.

—¿Si? —se escuchó del otro lado de la línea.

—Tenemos problemas —salí del hospital con rumbo a la escuela.

—Normalmente ellos viene contigo —burlo del otro lado.

—Está vez no. Hay un cazador en el pueblo y atacó a Tyler. Ahora Ty está en el hospital, pero lo darán de alta pronto —entre a la escuela aún vacía.

La Tercera Salvatore - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora