Cuarta Temporada.

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"Mi sufrimiento eterno"

Había pasado un día desde la muerte de Klaus y yo seguía viva el ¿por qué? no lo sabía aún, pero estaba aquí y estaba con el hombre que amo. Decidimos resguardarnos en una casa a las afueras de Virginia, pero hoy nos moveríamos de nuevo, aunque con Alaric muerto no había necesidad de huir.

Por lo que Rebekah nos había dicho, ella había provocado un accidente en donde Elena murió, la vampiro Original no entro mucho en detalles, sólo menciono los hechos por la superficie.

Por otro lado, durante este tiempo Stefan y Damon no han hablado conmigo, no puedo reclamar nada esta vez, pues yo tampoco he tomado mi celular para llamarlos, pero siendo sincera esperaba una llamada preguntándome él como me encontraba, pero vamos, seamos razonables. No podía esperar algo, que no iba a pasar.

—¿Qué tanto pasa por esa cabecita? —pregunto Kol abrazándome.

—No muchas cosas —recosté mi cabeza en su pecho.

—Yo pienso que si —beso mi cabeza—. Tal vez piensa en organizar una boda —lo giré a mirar con una sonrisa.

—¡Quiero casarme en Mystic Falls! —sonreí emocionada.

—Darling, hay tantos lugares donde podríamos casarnos —hizo una mueca—. Paris; por ejemplo —negué—. Londres, España.

—No hablas español —le recordé hablando español.

—¿Que?

—Kol —tome asiento en la cama—. Nací en ese pueblo, que, aunque con problemas, pero es donde nací y tú también naciste en él, es nuestro origen, es de donde venimos ambos y que mejor que sea testigo de nuestra unión para siempre —sonreí emocionada.

—Con una condición —mencionó.

—La que tú quieras —acepte.

—Qué yo escoja el lugar para nuestra luna de miel —sonrió travieso.

—Donde tú quieras —salte a su cuerpo besándolo frenéticamente—. Te amo psicopata.

—También te amo darling.

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—Kol mi celular —mencione estando bajo el cuerpo de Kol, mientras él jugaba a su merced con mi cuello—. Kol —gemí antes sus caricias—. Mikaelson —lo empujé un poco y alcancé mi teléfono—. ¿Sí? —Kol entró en mí de una sola estocada—. Dios —cerré mis ojos y encajé mis uñas en su espalda.

—¿Ana? —la voz de Stefan se escuchó del otro lado de la línea.

—Stefan —lancé a Kol al otro lado de la cama haciendo que saliera de mi—. Hola —traté de sonar lo más relajada posible.

—¿Estabas ocupada? —su tono de incomodidad se hizo presente.

—No —tome la playera de Kol y me la coloque mientras el pequeño Original me miraba mal desde la cama—. ¿Qué pasó?

—Sólo llamaba para saber cómo estabas. Lamento no haber llamado antes, pero hubo unas complicaciones y asuntos que se presentaron.

—Yo estoy bien —aseguré—. Me siento bien. No sé por cuánto tiempo o porque estoy aquí, pero lo disfrutaré al máximo.

—Eso es lo correcto. Ahora que ya sé que estás bien puedo estar tranquilo. Le diré a Damon que hable contigo.

—Stefan...

—Adiós Ana —y mi hermano colgó. Suspiré pesadamente y dejé el celular en la cajonera.

—Debes entenderlo —giré a ver a Kol—. Perdió a la mujer que amaba.

La Tercera Salvatore - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora